21 de noviembre de 2008

Cuando el corazón llora...


El día 20 de Noviembre es, hasta hoy y durante muchos años más, una fecha recordada, aprendida o escuchada por millones de personas en este país y también fuera de sus fronteras. No creo que haga falta mencionar el motivo, pero..

¿Y A MÍ QUÉ?

A mi me recuerda otro 20 de Noviembre, otra muerte, otro final, otro dolor....del alma.

Ayer, nadie de mi alrededor notó que cada vez que escuchaba la fecha, o un comentario al respecto o una alusión a los años que habían pasado desde... mis ojos se empañaban y mi alma se encogía. Hace 11 años perdí un trocito de mi vida; sólo un trocito porque aún era pequeño, pero que de haber podido SER se hubiera transformado en una gran parte de mi existencia, como lo es mi primer hijo, como lo son TODOS los hijos.

A veces, cuando siento ese vacío, ese “nada”, pienso en aquello que nos enseñaron en el colegio: “La materia ni se crea, ni se destruye, solo se TRANSFORMA” y me dejo llevar hasta donde mi razón desrazona. “¿y si esa “materia” que fue mía pudiera aún guardar el recuerdo del ruido que producía mi corazón al latir?” ¿sería posible?”. Ese zumbido y una enorme tristeza son el único legado que pude darle.

Cada 20 de Noviembre, en algún momento del día o de la noche, hay lágrimas que se derraman de mis ojos, serenas, pausadas, como un arroyo apagado. Llora el corazón de una madre: por lo que no pudo ser, por lo que hubiera podido ser, por lo que compartimos en silencio, por aquellas esperanzas que se frustraron, por todas esas cosas que nunca más podrá tener, sentir, soñar, por todos los miedos, por tantas dudas, por MI.

Creo que siempre recordaré el 20 de Noviembre, pero no como el resto de los españoles, sino como una mujer que entre dolores perdió una esperanza. Solo durante unas horas me permito abatirme....un poquito.

Mañana será otro día y volverá a lucir el sol sobre mi cabeza (o tal vez no, porque está lloviendo) y volveré a sonreír. Tengo más esperanzas, más sueños y, sobre todo, tengo un hijo al que adoro, porque no es sólo un trocito de materia, ...es mi Trocito de Cielo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola María, vamos siguiendo la estela de tus escritos que siempre resultan interesantes. Dicen que lo que no se vive no se siente y desde la posición de varón no creo que sea facil entender (aunque se intente) lo que significa ese vacio, esa ausencia y lo que significa para la mujer renunciar a todas las expectativas que se habian depositado en ese ser. Supongo que cada cumpleaños se fantasea con su imagen y en el fondo es una forma de revivirlo. En fin, a través de tus sentimiento puede llegar a comprenderse.
un saludo. angelous

María Hernández dijo...

Gracias, Angelous, por seguir esta "estela", como dices, de mis cosas. Ya ves que son muchas y variadas, jajaja, pero, sobre todo, son mías, de lo que me ocurre, de lo que pienso, incluso, como en este caso, de lo que siento, aunque solo sea durante poquito tiempo.
Cada cual "viste" sus experiencias con los harapos o las galas que desee, y un acto puede significar nada para alguien y mucho para otro, siendo lo mismo.
Los recuerdos forman parte de ese libro nuestro, escrito a base de vivir, aunque, a veces, hay que volver atrás, volver a leer para entender la trama que se desenvuelve en capítulos posteriores. Pero sólo para leer. Para vivir, en cambio, hay que escribir al día, en el momento, en este instante.
Saludos, Angelous...y gracias por seguirme.

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