14 de abril de 2009

La voz del Silencio


Se conocía lo suficiente como para saber que algo no funcionaba bien. Siempre ocurría de la misma forma, las mismas señales, los mismos síntomas.

Hacía varias noches que no podía conciliar el sueño; daba vueltas en la cama, tejiendo una red de pensamientos amorfos, sin fundamento, un ir y venir a ninguna parte. El tic-tac del despertador, la mayoría de las veces desapercibido, controlaba el aire y se convertía en el pulso de la noche, acompasado, fuerte, determinante, sin prisa, sin pausa. Otra vuelta a la almohada, cambio de postura, nada conseguía el milagro, continuaba despierta. Los minutos se iban fundiendo en horas; las horas en desesperación – Tengo que dormir, tengo que dormir- . Luego, durante el día, la falta del descanso nocturno, le pasaba factura haciendo, de su rutina diaria, un perfecto tormento.

Otra de esas señales inconfundibles era la aparición súbita de unas ganas irrefrenables de hacer algo con las manos, dedicarlas plenamente a la realización de tareas manuales, donde poder concentrar y focalizar su pensamiento; movimientos concretos, dirigidos, con principio y fin, con orden y concierto, con un propósito, una finalidad, con un plan trazado para poder seguirlo sin dudar.

Por encima de cualquier señal había algo que no dejaba duda alguna sobre su estado de ánimo: el SILENCIO.

Para alguien al que le gusta compartir su tiempo con los demás, pasar las horas charlando, disfrutar conversando de cualquier tema, quien, incluso, es consciente de su propia verbosidad, llegar a este momento mudo resulta llamativo, cuando no, clarificante.

Una voz interior, sin sonido pero con palabras, le decía:

- Silencio, necesitas silencio, dejar de oír lo externo para poder escuchar lo que tiene que decir tu interior. ¿Qué te está pasando? ¿Qué te perturba? ¿Cuál es tu temor?” - .

Silencio voluntario, necesario, deseado.
Silencio para meditar, escuchar, respirar.
Silencio, sólo silencio.
Sentarte en silencio,
Escuchar tu silencio,
Hablarle al silencio con el pensamiento.
Silencio, sólo silencio
.


El momento había llegado. ¿Por cuánto tiempo? ¡Quién lo sabía!. Cogió lo necesario; una manta para sentarse y taparse si tuviera frío y agua para beber, no precisaba nada más. Marchó hacia la playa, acompañada de su silencio, su eterno y fiel compañero, quien como nadie la conocía por dentro, quien adivinaba sus cuitas, quien mejor interpretaba el aire de sus suspiros, quien aparecía cuando algo comenzaba a tambalearse. Él…su silencio, le proporcionaría las claves para desenmarañar su interior.

Se conocía lo suficiente como para saber que entregando su voz al silencio, las palabras regresarían….algún día.

5 comentarios:

ClaveDeSol dijo...

¡¡Plas, plas, plas!! Grande María!!!

Espero que ya pasara lo que te perturbó. En cualquier caso, tienes mecanismos suficientes para controlarlo.

Besazo enormeeeeeeeee!!¡¡

María Hernández dijo...

Jejeje, Mar... (ClaveDeSol) ¿no leíste al principio que siempre ocurre lo mismo?.
De todas formas no te preocupes, esta vez no fue por nada, simplemente escribí lo que pasa otras veces, como otro tema cualquiera.

Besitos, niña y se me cuida, eh? que ya queda menos para tu "vuelo" y quiero saber todos los detalles. Viajaré contigo en la distancia. ;)

Pedro Bonache dijo...

Leyendote dejas de oir, esas lineas te hacen escuchar y percibir ese silencio, que a veces inquieta y deprime..., pero que realmente te permite escuchar, meditar, reflexionar...

Dr. Jorge de Paula dijo...

Hola María, he leído tu comentario en el blog de Eduard Punset, en el artículo sobre la genética y la epigenética. Veo tu interés sobre la importancia de saber que los genes no son determinantes sino predisponente, por lo que te envío este link donde leerás una brillante conferencia de la Dra. Marianela Castes sobre epigenética - ¿somos víctimas de nuestros genes? -
También verás en el artículo sobre síndrome metabólico, de la importancia de los hábitos saludables de vida y de alimentación en la prevención de la mayoría de las enfermedades prevalentes de la actualidad. Un concepto muy importante, muy moderno y revolucionario de la ciencia en la actualidad es que somos coautores de nuestra salud, o de nuestra enfermedad.
Un saludo desde Montevideo y felicitaciones por el blog
Jorge de Paula
http://drgeorgeyr.blogspot.com

Casa de Los Cuentos dijo...

Hola María

"Él…su silencio, le proporcionaría las claves para desenmarañar su interior.

Se conocía lo suficiente como para saber que entregando su voz al silencio, las palabras regresarían….algún día."

Cómo anda todo? Espero que las palabras regresen pronto.

Un saludo. Jabier.

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