16 de junio de 2009

16 de Junio

Segunda quincena de Junio, se acercan las vacaciones y los niños ya están soñando con los eternos días de asueto, sol y diversión sin fin. Esto no ha cambiado en los últimos “taytantos” , pero esa vez, con apenas seis años, yo tenía otra ilusión, algo distinto, un “no se qué”.

Amanecer del 16 de Junio:

“Papá nos ha despertado hoy. Es raro, porque siempre lo hace mamá. Nos explica que ella está en el hospital porque “el bebé” viene de camino.
En su afán por atendernos lo mejor posible, intenta preparar la leche en polvo para nuestro desayuno, pero algo sale mal y lo que debería ser leche reconstituida apenas es una mezcla grumosa. No hay solución, o esto o nada, se está haciendo tarde para llegar al colegio”.



Durante la mañana en el colegio:

“Me pregunto a cada rato si cuando regrese a casa sabré, por fin, si seré hermana de una niña o de un niño. Esas cosas no se saben hasta que nacen. Las horas se hacen eternas. No tengo reloj pero si tuviera no dejaría de mirarlo a cada rato. Estoy nerviosa. Mamá no está en casa y eso me preocupa.”


Salida del colegio:

“Mi hermana mayor se apresura a recogernos, a mis primos y a mi, a la salida del cole. Enfilamos camino a casa de mi abuela, pero antes debemos dejar a mis primos en el portal de su casa. Tras hacerlo y llegar casi al final de la calle, una señora nos avisa que alguien nos llama desde el otro extremo, desde una azotea. Mi tía grita a lo lejos “ya nació, ya nació, es una NIÑA” y mi hermana me decía “Nenita, es una niña, ya nació, es una niña”.

Voy a “conocer” a mi hermana:

“Me he puesto el mejor de mis vestidos, quiero que mi hermana y mi madre me vean guapa. Es muy bonito, blanco, con mangas azul marino y topitos blancos. Creo que les gustaré. No me dejan entrar, soy muy pequeña, tengo que esperar en la calle. Me siento triste porque quería verlas, a ella, “mi hermanita” y a mi madre. Espero un rato y se hace el milagro. Allí están, tras el cristal, allí arriba, las veo. Mi madre la lleva en brazos. Las veo. Puedo adivinar su carita menuda, aunque ella no puede verme. Acabo de conocer a mi hermana, la que había soñado e imaginado durante tantos meses. Ahí está y es MI HERMANA”.


Ese día, 16 de Junio a las 2 de la tarde, mi vida cambió para siempre. Dejé de ser la hermana pequeña para transformarme en la hermana del medio y ese verano fue uno de mis mejores veranos, porque mi hermanita se había convertido en lo MEJOR que nos había pasado.

Para la “niña de mis ojos” en su cumpleaños. Muchas felicidades, hermana. Sin ti mi vida sería otra; menos mal que estás en mí.
Somos agua del mismo cielo, tu dulce, yo salada... Por todas esas veces que has sido "mi puerto". Te quiero, hermana.




4 comentarios:

GLORIA dijo...

¡Tonta! que me has hecho llorar y todos los del curro se van a dar cuenta...........

GRACIAS

María Hernández dijo...

No llores, ¡boba! (por lo de tonta, jaja), que las lágrimas son saladas y eres de "agua dulce". Tú dedicate a "babear" por tu baby, que es lo más dulce del momento. Sin duda alguna, "mi peloto" es lo mejorcito que has colocado en tu puerto, donde yo, cada día, recalo para "descansar".Siento ser tan pesada, jajaja, pero mientras no quites el chiringuito (por la Ley de Costas) me vas a tener como clientela fija, jajaja.
Besitos, hermana y que cumplas muchos más y que yo los vea con "la niña de mis ojos".

ClaveDeSol dijo...

Jeje, qué monas...

ABUELAPEPA dijo...

HE VENIDO A BUSCARE EL POS QUE ME RECOMIENDAS Y NO LO LOCALIZO. MANDAME EL ENLACE. GRACIAS

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