28 de julio de 2009

Como suelas de zapatos


Hace unos meses, vi en la Tv a una abuelita, octogenaria, que mantenía una salud de hierro que, incluso, le permitía dedicar algunas horas de su vida a atender a otros que no tenían tanta suerte, algunos más jóvenes que ella.
Le preguntaron “¿Cuál es su secreto?” y ella, con una gran sonrisa, dijo “Poca cama, poco plato y mucha suela de zapato” y siguió su ruta hacia el hogar donde dispensaba sus cuidados a otros menos agraciados.

El estilo de vida actual, que no el ritmo, nos induce a un tipo de alimentación desordenada, sin horarios, ni programaciones. Caemos, con mucha facilidad, en el error de alimentarnos de manera rápida, de cualquier manera y sin controlar la ingesta de productos. No es extraño, por tanto, que la tasa elevada de colesterol, hipertensión, diabetes, obesidad y otros males, sean pan de cada día entre nosotros.

Nuestra tan manida, pero fantástica, dieta mediterránea se ha diluido entre platos combinados, que más que alimentarnos nos proporcionan verdaderas bombas gastronómicas. ¿Quién diría que ha almorzado mal tras meterse entre pecho y espalda un plato con ensaladilla rusa, croquetas de “lo que sea” y una ración de papas fritas, sin olvidar el pan, el refresco, el postre y el café? Casi nadie, porque confundimos alimentación con ingesta y damos por hecho que “barriguita llena, corazón contento”, lo cual es una barbaridad, porque nuestro corazón lo menos que se sentirá será contento y éso sin preguntarle al resto del organismo.

Por otro lado, nuestra capacidad de movimiento está limitada por la comodidad que nos supone ir en coche a todas partes y enojarnos cuando no conseguimos llegar a la puerta de donde vamos. Gastamos “mil palabras” y unos cuantos litros de gasolina cuando no encontramos aparcamiento, pero ni se nos ocurre ir a pie.

Pero lo peor de todo es que estamos “contagiando” a nuestros hijos de estos malos hábitos. Obsequiamos consolas, en lugar de pelotas. Organizamos rutas en coche, en vez de bicicletas. Premiamos con comidas rápidas, en lugar de ofrecerles un buen potaje de la huerta.

Hoy he visto una noticia que decía así: “Comer poco alarga la vida de los mamíferos”. No me extraña. Comer mucho y mal, la acorta. Hacer poco ejercicio, también.

¿Qué estamos haciendo? ¿Es éste el estilo de vida que queremos tener?

Si algo bueno nos ha traído la crisis es el aumento de los tuppers en los trabajos, de los potajes en los hogares y un poco más de ocio “gratuito” y sano, como jugar a la pelota o corretear por los parques.

A mí, aún me queda lo de dormir poco, porque ¿quién se resiste a dormir unas horitas de más cuando el fin de semana llega? Aunque con estos días de calor casi consigo cumplir el precepto:

“Poca cama, poco plato y mucha suela de zapato”

8 comentarios:

Josep Julián dijo...

María:

No nos saques los colores a los que incumplimos uno, dos o tres de los preceptos que mencionas. Lo de poca cama vale, porque no duermo nunca más de seis horas, lo de poco plato ya es otra cosa porque como fuera de casa y aunque sea más o menos siempre te pasas o te obligan a pasarte y lo mucho zapato eso ya es lo peor porque a todos lados me desplazo no en coche pero sí en moto.
A ver qué opinan los demás excepto Bicipalo que ese seguro que lo que se pase comiendo lo quema en la bici.
Un saludo veraniego, prevacacional y muy muy caluroso.

Economía Sencilla dijo...

Jeje, pues no conocía yo este dicho... me gusta, me gusta.

Y no me va mal del todo. En el trabajo que tenía antes iba de puerta a puerta, y apenas andaba. Ahora tengo la suerte de poder venir andando, así que me hago entre ocho y diez kilómetros diarios, que me sientan de maravilla (cuatro viajes). Por cierto que algún compañero que vive cerca de mi casa viene en coche, pero es porque quiere, son poco más de veinte minutitos...

También me da la impresión de que, como comentas, los niños de hoy en día juegan muy poco en la calle, como se hacía antes (quién dice en la calle, dice en una cancha o en un pabellón), y dedican mucho tiempo al ocio electrónico...

Saludos
Pablo Rodríguez

María Hernández dijo...

Un saludo a mis "queridos asesores":

Josep:

Pues no te hacía yo en moto, fíjate tú...aunque con eso de "dinamizar equipos" no me extraña que tengas el gusanillo de la versatilidad motera, jeje. En todo caso, no estaría de más que aprovecharas el veranito para dar largos paseos y unas buenas sesiones de natación; no te voy a pedir que sea "sincronizada" porque para gestionar el tiempo nos queda el resto del año.
Un saludo, Josep.

Pablo Rodríguez:

Haces muy bien en ir caminando a tu trabajo. Yo no tengo coche y mi vida se ha simplificado mucho desde que prescindí de él: menos gastos, menos preocupaciones, menos kilómetros. En cambio, gasto buena parte de mis suelas caminando por esos mundos y con los tiempos que corren gasto menos en zapatos que lo que gastaría "motorizada" y encima, mi salud se resiente menos.

En cuanto a lo que comentas de los niños y el juego. Ellos juegan siempre, aunque los tuvieras amarrados; se inventarían que son indios apresados por los vaqueros. Lo malo es que, tal y como están las cosas, ya no salen a la calle como salíamos nosotros, solos, y nuestro cansancio, falta de voluntad y escasa memoria infantil nos lleva a restringirles las horas de movimiento necesario para que sus cuerpecitos, mentes y espíritus se "realicen".
No hay niño quieto, hay padres cansados o desmemoriados.
Un saludo, Pablo y aprovecha las rebajas para cambiar de calzado, jejeje.

María Hernández dijo...

¡Qué casualidad! Con fecha de hoy, 29/07/2009, se ha publicado este artículo en el periódico La Vanguardia.es:

"Los españoles duermen poco, comen mal y hacen escaso deporte"

http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20090729/53754276420/los-espanoles-duermen-poco-comen-mal-y-hacen-escaso-deporte-bustamante-seguridad-alimentaria-consumi.html

ClaveDeSol dijo...

Qué razón tienes, María... No me imaginaba que iba a echar tanto de menos la comida mediterránea... Sin duda, no hay quien la mejore. Aquí abunda la comida basura cuando estás fuera de casa. Con la cantidad de vegetales que tienen, y los pocos restaurantes vegetarianos que te encuentras...

Cómete un buen cocidito a mi salud, anda!!! que yo me tomaré un kiwi...

María Hernández dijo...

Hey Mar...a ver si te va a gustar tanto Nueva Zelanda que te veo montando un supermegaguay restaurante "vegeta" y quedándote con los kiwis para siempre, jejeje.

¿Eres vegetariana?...casi, verdad?..si es que por algo nos hemos hecho amigas.

Besitos, mi Niña-kiwi

Unknown dijo...

Jeje, cómo lo sabes?? No me gusta demasiado la carnaza, la verdad... Prefiero verduras y pescado.

En casa, por suerte, la señora con la que vivo cocina con muchos vegetales. Pero en el momento que sales fuera... comida basura por todos lados (como en casi todos los países :P)

Pedro Bonache dijo...

Maria este post es genial y no se como se me ha pasado por alto. Hemos hablado muchas veces sobre la alimentacion y el estilo de vida actual, pero en este post lo sintetizas divinamente. Hoy he pasado he comprado en Carrefour (unico lugar en el que me aseguran las existencias de marcilla mezcla)y he vuelto a reflexionar sobre la salvaje oferta alimentaria que nos ofrecen, es tan facil llenar el carro, empujar..., es tal la tentación que es imposible resistirse. Y otra cosa es el estilo de vida que llevamos,mucha presión mental, mucha ansiedad que mitigamos comiendo..., pero encima comiendo muy mal. Nos salva que nuestro organismo es capaz de asimilarlo casi todo..., pero así nos va. Yo por si acaso he vuelto a la dieta del oso, que igual come salmón, manzanas o miel.

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