22 de julio de 2009

María Magdalena y las aceitunas



El verano era cálido y los días largos eran propicios para que el juego con mis primos se prolongara hasta la hora de la cena.


Esa noche sería especial. Al día siguiente, 22 de Julio, estaba programada una comida familiar para celebrar la festividad de Santa María Magdalena y mi prima Gloria y yo pasaríamos la noche en casa de nuestra abuela.

La casa de nuestros abuelos era muy especial, un remanso rural dentro de una capital que se extendía por los cuatro costados. Entre altos edificios convivían la huerta, el corral con conejos o gallinas (según los tiempos) , los perros de caza de mi abuelo, los jardines, el tanque del agua. Allí aprendí muchas cosas sobre cultivos, viendo a mis abuelos hacer.


Aquella noche, como iba contando, mi prima y yo nos quedamos a dormir allí. Bueno, dormir, dormir es mucho decir, porque se nos complicó la noche.

A Gloria siempre le gustó la coquetería, peinar y maquillar desde que era una cría, aunque en esos momentos, ambas, teníamos alrededor de 9 años . Esa noche todo prometía para que nuestra estancia se convirtiera en un gran salón de belleza improvisado; nuestra cama compartida estaba en la habitación que daba al baño, por un lado, y a la cocina, por el otro.


Y empezó la sesión de "cambio de look". Ella se erigió como la profesional estética y del buen gusto y a mi me tocó ser la cobaya. Me peinó de mil formas distintas, usó el carmín de mi abuela para pintarme los labios, darme colorete y no me lo puso de rimmel porque aún no sabíamos que esos potingues existían.


Cuando nos cansamos de tanto maquillaje y tanta peluquería, recogimos todo y nos fuimos a la cama. Imposible dormir, las risas y las tonterías no nos dejaban conciliar el sueño. Entonces, empezamos a escuchar cadenas que se arrastraban; nuestra imaginación voló y nos arrimamos la una a la otra como si presintiéramos que seres de ultratumba iban a aparecer de pronto. Una media hora más tarde, tras permanecer en silencio aguantando la respiración, caímos en la cuenta de que los ruidos de las cadenas no procedían del más allá, sino de un poco más cerca: era la cadena de Yanky, un precioso pastor alemán que mis abuelos tenían junto al corral.


Tanto trabajo primero y tanto miedo después, nos abrió el apetito, así que nos dirigimos a la cocina a ver qué pillábamos. Habían varias cosas apetecibles, pero lo que acabó por atraernos fue un enorme bote de aceitunas, de unos 5 kgs, que nuestra abuela había dejado sobre la nevera, previsiblemente para la comida del día siguiente. "Entre tanta aceituna ¿quién va a notar que nos hemos comido algunas?" y dicho y hecho, cogimos el bote, llenamos un tazón grande de aceitunas y nos volvimos a la cama. Cuando dejamos de reírnos por la travesura, nos dimos cuenta que no habíamos cogido algún recipiente para meter los huesos. No era plan de volver a encender la luz de la cocina, sobre todo ahora que nos habíamos convertido en "roba-aceitunas". Y allí, sobre una estantería, estaba la solución: una pamela de rafia color rosa de mi abuela. Dimos, a oscuras, dos asaltos más al bote grande de las aceitunas y cuando la pamela no hacía más de huesecillos, el sueño terminó por atraparnos y caímos rendidas.


Cuando nos despertamos, al día siguiente, en la casa ya se advertía movimiento. Habían llegado mis padres y mis hermanas, mi tía estaba a punto de entrar con el resto de mis primos y mis abuelos hacía rato que cumplían con sus tareas habituales, antes de empezar con el festejo.


¡Gloriaaaa, que nos van a pillar! dije mientras le señalaba la pamela repleta de huesecillos. Y entre tanta gente, de un lado al otro de la casa, aprovechamos un momento y nos deshicimos de la "prueba del delito".


¡Qué inocentes!, antes de abrir los ojos ya mi abuela había reparado en el "terrible bajón" que había dado el bote de las aceitunas. Lo malo de ésto, es tener "antecedentes penales" sobre el abuso de sustancias oleícas, como era mi caso. Mi abuela sabía, perfectamente, que me encantaban las aceitunas. Así que sumando dos más dos el resultado era evidente "Éstas en lugar de dormir se han pasado la noche "chascando" aceitunas". Pero no nos dijo nada, por lo cual, llegamos a pensar que saldríamos "sin cargos" de aquella travesura y así nos los hizo creer durante toda la mañana.


Cuando todos estábamos alrededor de la mesa en la terraza, preparados para degustar los manjares de aquella mesa humilde, pero festiva, mi abuela dijo señalando el pie de uno de los limoneros que estaban en el jardín "Anoche, alguien se comió un PAR de aceitunas" y todos se giraron hacia el limonero, tan cercano a la terraza que casi se podía tomar zumo de sus limones sin levantarse de la mesa. ¡Qué tontas! con las prisas por despejar la pamela de mi abuela, habíamos caído en el error de pensar que "aquel puñadito" de huesecillos no se iban a notar en el jardín.

Los ladrones no entran a comerse las aceitunas de la gente, así que no había nadie más, excepto nosotras, que pudieran haberse dado tal atracón con alevosía y nocturnidad. Las risas de los mayores contagiaron a los más pequeños y la mesa se convirtió en una sesión de risoterapia explosiva.


Nuestro "aceitucinio" ha sido recordado por toda la familia durante años y mi abuela, que en paz descanse, cada año, en el día de su santo, mientras su memoria se lo permitió, se reía muchísimo al imaginarnos comiendo aceitunas y metiendo los huesos en su pamela de rafia rosa.


Aunque ya no está con nosotros, mi abuela Nena, como la llamábamos sus nietos, nos dejó muchas cosas y hoy, me gustaría recordar algo que siempre decía de mi: "Es mi nieta, mi ahijada y se llama como yo".


Pues sí, mi nombre de pila es María Magdalena y hoy fue día de nuestro santo y sí, lo admito, me encantan las aceitunas ¿pasa algo?.


9 comentarios:

Ars Natura dijo...

Felicidades retrasadas Magda. Para la próxima que sean deshuesadas, jejejeje.

GLORIA dijo...

Ayyyyyyyy que cabeza hermana, ni me acordé de tu santo.
FELICIDADES ATRASADAS!!!!!!!

Muchos besitos

Josep Julián dijo...

Felicidades por tu santo. Y confidencia por confidencia, te diré que mi nombre es Josep y mi apellido Julián.
Un beso grande.

María Hernández dijo...

Ars Natura:
Gracias y si se volviera a repetir algo parecido, ya me encargaré de que las aceitunas estén rellenas de pimiento o anchoas, jajaja.

Gloria:
No te preocupes, yo me acordé anoche, después de salir de tu casa, y por recordarla así, como cuando era tu abuela "tirisquiqui" y mi abuela "Toyota", escribí el post.

Besos, hermana.


Josep Julián:
Jejeje, ya me parecía a mi. Oiga se agradece la confidencia, ya no dudaré entre llamarte Josep o Josep J. o Josep Julián, jajaja. Gracias por felicitarme.

Pedro Bonache dijo...

Yo tambien te felicito y te doy mil gracias por haber puesto mi blog, ahí a la derecha, entre los "grandes"..., lo malo es que no se actualizará, nunca jamás, por mucho que cuelgue post kilometricos.
Espero que me disculpes por haber tardado tanto a asomarme por tu "casa"..., cosas mías, ya sabes.
Me he leido los tres post de tirón..., travesuras infantiles, hombres en el espacio y de nuevo la gripe sintética H1N1. Ha pasado tiempo desde que os comisteis aquellas aceitunas, de aquella reunión familiar pero creo que conservas ese espiritu entusiasta y de clan, de grupo, de mujer con iniciativa, perspicaz y atenta a todo..., mira si no, ese informe tuyo sobre la gripe, le sacas los colores a la mismisima ministra..., por cierto, yo no me vacunaré, empezaré a tomar equinacea y otros potingues naturales para activar el sistema inmune y espero que eso sea suficiente..., hombres en el espacio, obviamente yo tampoco fuí consciente de aquello pero mi padre era muy dado a comprar enciclopedias y en una de ellas se relataba con todo lujo de detalles y fotos aquella primera odisea de homo fuera del planeta. Durante muchos años las estuve ojeando, me sabia sus nombres y recordaba sus caras, tambien la famosa foto de la huella, a lineas transversales sobre el paisaje lunar, ah y no podia comprender porque la bandera yanqui se mantenia erguida y plana, extendida..., coño, la gravedad, ¿no...?.
Muchos besos Maria, perdona mi tardanza y de nuevo te digo que me has hecho feliz colocando ahí ese lindo felino, que parece que llegó para quedarse. Besos, besos, besos....

Economía Sencilla dijo...

Antes de nada, felicidades, con un poquito de retraso :-)

Qué bonita historia, qué tiernas, jeje. Yo que tengo una niña pequeña, cada vez que hace una trastadilla y veo lo inocente que es, también tengo sesión de risoterapia... Y las que me quedan.

Estaría con Ars Natura, con las deshuesadas no habría "prueba del delito", pero prefiero las aceitunas con hueso, me saben mejor, aunque parezca una chorrada.

Un beso, María Magdalena! ;-)

Pablo Rodríguez

María Hernández dijo...

Hola Pedro (Bicipalo):

Dicen que "Nunca es tarde si la dicha es buena" y espero que tu lectura de mis posts atrasados haya sido de tu agrado.
Hacía tiempo que te debía colocar tu blog en mis preferidos, porque de hecho lo es, ya sabes que me gusta leer las cosas que cuentas de tus paseos por la sierra, sobre todo ahora, que con la aparición de Joa en ellos, se han puesto muy interesantes, jajaja...siempre espero que te coja la delantera y te espere al final del camino, que con ésto de "hacerte el machito" estás que rompes la bici, jeje. Tendré que hablar con Joa y explicarle que tu comportamiento se debe a tus instintos de hombre de las cavernas, o sea, que te estás luciendo como pavo real pero con pedales, jajaja. Espero que esas salidas se repitan y que las compartas con los que te leemos.
Un día tenemos que averiguar por qué tu blog no se actualiza en las páginas amigas, seguro que es una bobería que te falta configurar.

Y no te preocupes por venir con retraso a "mi casa"; este blog está abierto a todo el que entre, ya sea una vez o si repite.

Gracias por las felicitaciones, pero como ya sabes, tengo "mil nombres" y una sola esencia. Algún día, tal vez en vacaciones, escriba un post sobre ello. Te avisaré, jajaja.

Un saludo, Pedro y a cuidarse, eh?.

María Hdez.

María Hernández dijo...

Hola Pablo (Economía Sencilla):

Gracias por visitarme y por las felicitaciones.

Y es cierto lo que dices, los niños son "unas risas", sólo hay que mirar el mundo desde su perspectiva. Eso sí, si ahora que tu niña es pequeñita te hace gracia que un día coja el carmín de tu mujer y se "maquille", ya verás cuando llegue el día en que lo haga de verdad la poca gracia que te hace, jajaja. Es ley de vida.
El mío ya va para 16 años y la primera vez que se afeitó fue "un trauma" para mi, jajaja.

Que la vida nos permita verlos crecer, sanos y "derechitos" y se conviertan en hombres y mujeres "de bandera" (como diría mi madre). Mientras tanto, a practicar con la risoterapia familiar.

Por cierto, si las aceitunas hubieran sido sin hueso...me habría quedado sin historia, así que no hay mal que por bien no venga, jaja.

Un saludo, Pablo.

María Hdez.

Unknown dijo...

En una pamela??? jaaaaaajajajaja menuda ocurrencia...


Bueno, felicidades atrasadas de mi parte tambien!!

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