8 de julio de 2009

Que viene el asesor

Desde hace unas semanas, visito los blogs de dos de mis seguidores: Josep Julián con “La inteligencia de las emociones” y Pablo Rodríguez con “Economía sencilla” .
Son blogs dedicados a comentar sobre temas de empresa, pero sobre todo buscando las claves y fórmulas para que el trabajo en equipo adquiera las motivaciones suficientes y saludables que, a su vez, ayuden a proporcionar crecimiento laboral en todas sus expresiones.
Reconozco, abiertamente, que no tengo ningún tipo de formación al respecto, pero lo suplo con un poquito de sentido común y observando a mi alrededor. Aún así, me maravilla pensar que existen empresas que cuenten con los servicios estas personas, en calidad de asesores, para intentar que las relaciones verticales mejoren con el fin común de “hacer empresa”.
Si le preguntáramos a cualquiera si cree necesario cuidar de su hogar, de los miembros de su familia, del inmueble donde habitan, de las necesidades que surjan y de los proyectos que pretenden emprender, estoy segura que todo el mundo diría
“Claro, es nuestra casa, nuestra familia, es nuestro HOGAR”.
En cambio, si cambiara la pregunta e hiciera la propia con “tu empresa”, “el lugar donde trabajas”, “tus compañeros”, “de los proyectos que se realizan” no creo que todos dijeran:
“Claro, es nuestro trabajo, es nuestra gente, es nuestra EMPRESA”.

No me refiero a la “propiedad” de la empresa, que todos sabemos que no es nuestra, pero si estaremos de acuerdo en que tener trabajo nos permite mantener nuestras propias “propiedades”.

Pasamos gran parte de nuestra vida dentro de una empresa, muchas horas al día, incluso, muchas más que las que podemos compartir “activamente” con nuestras familias y amigos, pero pocas veces intentamos que el lugar donde ganamos nuestro pan se convierta en un lugar donde el ir no signifique un gran sacrificio.

Puede que muchos estén pensando “ ¿y qué culpa tengo yo, si ni pincho, ni corto, ni la casa es mía? Yo solo trabajo” y no le faltará razón, porque una empresa no sólo funciona con sus operarios. Para que esto ocurra tiene que existir el “sentimiento” de EMPRESA, como para que funcione un hogar tiene que existir el “sentimiento” de FAMILIA.

Es una cuestión delicada, porque para que los argumentos que exponen, tanto Joseph Julián como Pablo Rodríguez en sus blogs, puedan darse, tiene que existir verdadera voluntad por parte de todos, desde arriba hasta abajo, desde el “gran jefe” hasta el último de miembro de la plantilla y, desgraciadamente, esto no ocurre tan frecuentemente como debería, ni se dan las circunstancias para que se produzca.

Mientras se sigan administrando las empresas sólo en base a números y cuentas, olvidándose de las personas que logran que los balances cuadren, no se logrará el “sentimiento” de EMPRESA y sin él, seguiremos pensando que “es una lata el trabajar”, siempre que nos dejen, porque tal y como está el panorama, “quien tiene un trabajo, tiene un tesoro”
Seguiré aprendiendo cosas nuevas en estos blogs y en los de sus seguidores, porque “el saber no ocupa lugar” y puede ser que algún día suene una campana que diga “que viene el asesor”.

5 comentarios:

Germán Gijón dijo...

Bueno, María...
Me alegro de ser el primero que inserte un comentario en tu entrada, y sólo para decir que me sumo a tu recomendación de visitar los blogs de Josep Julián (Inteligencia de las Emociones) y Pablo Rodríguez (Economía Sencilla).
Un saludo.

Economía Sencilla dijo...

Hola, María, antes de nada, ¡gracias! por la parte que me toca.

Pues sí, ya hemos debatido unas cuantas veces sobre estos intersantes temas, y las que nos quedan :-)

Tú aplicas muy bien el sentido común -que como decía un profesor mío, es el menos común de los sentidos- y siempre aportas algo interesante en tus comentarios -además de un rinconcito zen si hace falta- así que siempre espero verte por "mi casa".

En cuanto al tema del sentimiento de empresa y las relaciones verticales que comentas en el post, tienes razón, por mucho que nos empeñemos tiene que haber verdadera voluntad, si no, no hay mucho que "rascar".

En lo que a mí respecta, siempre (o por lo menos, a un 99%) me han funcionado dos normas simples de decir, aunque por lo que parece, no tan fáciles de aplicar: tratar a las personas como personas, con todo el respeto y empatía que se merecen, y dar ejemplo a los demás.

Con esas dos pautas (aunque seguramente podemos extendernos más), he conseguido en ese 99% de las ocasiones la misma respuesta por parte de las otras personas, respeto y colaboración.

Lo de algunos (que se creen) superjefes, es difícil de cambiar. Por mucho que insistas en determinados aspectos que pueden favorecer la motivación, la productividad, y que en definitiva, "los trabajadores tengan sentimiento de empresa", algunos no se dan por aludidos, no creen en ese tipo de cosas, y piensan que el método del palo y la zanahoria es el único válido. Bueno, allá cada uno con sus teorías.

Un saludo
Pablo Rodríguez

Josep Julián dijo...

Hola María:
No sé si este post tuyo tendrá muchas visitas y comentarios pero ya ves que aquí estamos, para contestar por "alusiones" y por "ilusiones".
Coincido plenamente con lo que ha dicho Pablo en cuanto a la calidad, claridad, sinceridad y valor de todas y cada una de tus aportaciones a nuestros respectivos blogs y ello porque aportas un sentido común que es muy de agradecer (y se agracede) incuido tu ánimo por generar debate entre los comentaristas rebatiéndoles si hace falta (aunque ya ves que hay mucho tímido por ahí).
La segunda cosa que quería comentar es nuestro papel como asesores. Verás, cuando yo empecé en esto de la consultoría (ya era talludito) le dije a mi jefe (siempre hay uno por lo menos): no me interesa ser consultor en el sentido de que me consulten, quiero ser asesor en el sentido de poder asesorar y él me contestó "cuando consigas esto avísame que me apunto". Hoy, diez años después de aquello lo he logrado... pero no le he llamado porque para lograrlo he tenido que montar mi propia empresa y ya no tengo jefes. Luego, en efecto, era difícil.
No obstante, también quisiera hacer otra aportación. Las organizaciones no cambian radicalmente por la acción de los asesores, de hecho nunca cambian radicalmente a no ser que cambien de dueño y aveces ni incluso así. El secreto de un buen consultor o asesor es marcarse metas modestas. Yo siempre digo que me conformo con que mis clientes se comprometan a cambiar el 10%. A veces creen que es un objetivo modesto y cuando dicen eso les contesto que me paguen la mitad del incremento de beneficios que obtengan por la aplicación de las medidas que les propongo. No ha tragado ninguno, lo cual es lógico porque mejorar un 10% las capacidades o disminuir un 10% las ineficiencias (que no es lo mismo) implica una mejora espectacular en todos los frentes incluido el económico.
Los que nos dedicamos a esto no somos grandes lumbreras (si no seríamos los directores generales de nuestras empresas clientes) sino fontaneros. Esa mentalidad es sumamente útil y no llama a engaño, pero ¿quién no estaria dispuesto a pagar lo que hiciera falta porque su caldera de agua caliente volviera a funcionar?.
Un fuerte abrazo y muchas gracias por dedicarnos un post. Por cierto, a ver si lo leen tus jefes ¿verdad Pablo?

María Hernández dijo...

Germán, Pablo, Josep Julián:

En primer lugar, les agradezco los comentarios a este post porque con vuestras aportaciones queda más claro lo que quería "enseñar" sobre lo que hace un asesor como vosotros.
Me quedo con tres cosas de las comentadas: tratar a las personas como personas, dar ejemplo e intentar metas modestas, de al menos, un 10%.
En todo caso, no creo que mi jefe visite mi blog, aunque sería bienrecibido como cualquiera que toca en esta puerta.
Desgraciadamente, y lo digo de corazón, el ser representante de los trabajadores no es precisamente una buena "carta de presentación" para mostrarle a un jefe, aunque si conocieran de verdad lo que opino respecto al tema, sin establecer juicios previos, seguro que se llevarían una sorpresa. Los trabajadores quieren trabajar y para ello es necesario una empresa que funcione y bien y, por más que lo obvien, para que el resultado sea satisfactorio en esta película hace falta que todo el reparto trabaje al unísono y contentos.
Desconozco cuales son los métodos que utilizan ustedes en sus asesorías, pero como el mundo es grande y en cada lugar es distinto, me permito presentarles a Waldo Freire Reyes, un chileno que llegó a mi blog a través de un post sobre acortar entradas.
Su blog se llama FreireVox: Coaching con charlas motivacionales musicales.
Fue pura casualidad, pero cuando visité su espacio para contestarle a sus dudas, llamó mi atención la manera en que ofrece sus servicios y su contenido. Aunque en el fondo intente "motivar" a los trabajadores y a las empresas como ustedes, no pude imaginarme ni a Josep Julián, ni a Pablo, cantando acompañados de un órgano. Cierto es que Leila Navarro canta y hace espectáculo en sus intervenciones, pero de ahí a imaginarme que ustedes hacen algo parecido, como que no ¿o tal vez si?.
Aquí les dejo el enlace:
http://freirevox.blogspot.com/
(Nota: poner los altavoces porque desde el primer momento su "método musical" se hace presente, ya me contarán qué les parece).

De nuevo, gracias por venir a mi "rinconcito zen" y también por dejarme aportar mis puntos de vista en vuestros blogs.

Un abrazo para todos.

Pedro Bonache dijo...

Hola Maria y saludos a los asesores que ya han dejado sus improntas en los comentarios.
Ya he comentado otras veces que normalmente cuando aparece un consultor o un asesor lo primero que uno imagina es que lo van a despedir, realmente es la solución mas fácil y rapida. Creo que la gran masa de trabajadores de este pais son "mileriustas" que trabajan con uniformes de vendedores o con monos de trabajo. Creo que estas pèrsonas son meras fichas a los ojos de estas emrpesas de consultoria, creo que rara vez se cuestiona el propio jefe o dueño de la empresa, a sus practicas personales, a los saqueos sistematicos de la caja de caudales..., es curioso, cuando llega la crisis son los primeros en decir "es que estoy poniendo dinero de mi bolsillo en la empresa" y yo pregunto, ¿es que el dinero se fabrica en el bolsillo o en la empresa...?. Mira Maria, España es un pais de negociantes, empresarios hay muy pocos. Pero sigo manteniendo que antes de entrar a cortar cabeza de obreros, de reponedores o de repartidores hay que coger a los de traje chaqueta y pedirles cuentas, así, desde arriba hasta abajo de la empresa, solo así se puede saber que anda mal en un negocio.

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