3 de septiembre de 2009

Somos según comemos


El cardiólogo Valentí Fuster, dentro del marco del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología que se ha celebrado este martes en Barcelona, ha alertado que la enfermedad cardiovascular es una epidemia que seguirá progresando porque la obesidad infantil ha aumentado un 35% en la última década.

¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
El sedentarismo y los malos hábitos alimenticios, que en las últimas décadas hemos adoptado como “estilo de vida”, nos pueden acarrear, con mucha probabilidad, patologías como diabetes, hipertensión y tasas elevadas de colesterol, desde edades tempranas.

¿QUÉ COMEMOS?
Mariano Lozano, un español residente en EEUU, desde su blog , describe la “cultura del exceso” que afecta a la población estadounidense, pero que bien podría hacerse extensivo al conjunto de países que se han unido al carro de la “sobrealimentación”.


¿QUÉ NOS SOBRA?
El Dr. Jorge de Paula nos orienta sobre un término a tener en consideración: el síndrome metabólico (SM). Este concepto moderno permite identificar a personas con riesgo elevado de desarrollar diabetes, hipertensión, dislipemia y enfermedades vasculares, aún cuando se
“sienten sanas”.

¿QUÉ NOS FALTA?

Concienciación y prevención.

En España, afecta al 8-16% de los niños de entre seis y siete años. Entre la población adulta, un 20% padece obesidad, que mata a 18.000 personas al año en el país. Además, un 30% de los adultos tiene sobrepeso.

Según palabras de Dr. Fuster
“nunca es demasiado tarde para empezar a cuidarse, ... y nunca demasiado pronto”.

Pero sí podemos empezar pronto con nuestros hijos, desde su nacimiento, con la lactancia materna.

Según la AEPED (Asociación Española de Pediatría) “La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante los primeros meses de la vida. Protege al niño frente a muchas enfermedades tales como catarros, bronquiolitis, neumonía, diarreas, otitis, meningitis, infecciones de orina, enterocolitis necrotizante o síndrome de muerte súbita del lactante, mientras el bebé está siendo amamantado; pero también le protege de enfermedades futuras como asma, alergia, obesidad,
enfermedades inmunitarias como la diabetes, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa y arterioesclerosis o infarto de miocardio en la edad adulta y favorece el desarrollo intelectual”.

Además, según los últimos estudios realizados por Early Nutrition Academy (ENA), y dentro del Programa de Obesidad Infantil de la UE, los bebés alimentados con leche materna tienen menos probabilidades de ser obesos durante su infancia que aquellos alimentados con fórmulas maternizadas.

Si bien, como padres, debemos inculcar, desde casa, buenos hábitos alimenticios, el fomento de una alimentación saludable en los colegios y una buena práctica en los comedores escolares, en niños de entre 3 y 7 años, sería determinante para modelar una correcta conducta futura.

Existen programas como
Thao Salud Infantil cuyo objetivo es inculcar en los niños y sus familias las motivaciones positivas de los comportamientos saludables, para que éstos los asuman de forma permanente.

Los niveles de obesidad infantil son alarmantes y sus consecuencias en la salud de nuestros niños son “visibles” desde edades tempranas, Según un estudio presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología hasta 50% de esos niños podrían estar sufriendo ateroesclerosis -la acumulación de placas de grasa en las arterias.

La Organización Mundial de la Salud calcula que para el año 2015 habrá en el mundo 2.300 millones de adultos con sobrepeso y obesidad.

Para empezar a revertir los efectos de la obesidad en la población, tanto en niños como en adultos, es necesario adoptar hábitos saludables tanto en la dieta, como en la actividad física.

“Nunca es demasiado tarde para cuidarse”....

¿Cuándo empezamos?

9 comentarios:

victor canduela dijo...

Estupenda tu reflexión. Es FUNDAMENTAL, aprender a comer desde la infancia, desde que se nace. Si consiguieramos unas tasas de Lactancia materna adecuadas, seria magnifico, pero que poco hacen los políticos para apollar a las madres que lactan.

Saludos

María Hernández dijo...

Hola Víctor Canduela:

Gracias por visitar mi blog y por tu comentario.

Sin duda alguna, la lactancia materna es base fundamental para un buen desarrollo en cualquier recién nacido, no en vano es el único alimento "formulado naturalmente" para satisfacer correctamente todas las necesidades del bebé.
Desgraciadamente, el concepto de "comida rápida", "usar y tirar" también ha calado en la alimentación infantil y mucho tendrán que cambiar los hábitos, las costumbres y los conocimientos erróneos para que la lactancia materna vuelva a ser lo que era: el pilar básico y único de la alimentación del bebé.

Aunque el apoyo de los políticos en materia laboral puede ser fundamental para fomentar la lactancia, las apuestas en este sentido tienen que partir desde todos los ámbitos involucrados en la atención del niño: hospitales, médicos, enfermeras, empresarios, familia y sociedad.

El uso del biberón y las leches maternizadas no debería aparecer como alternativa natural, sino como solución en casos puntuales donde existan problemas REALES para lactar.

TODOS tenemos que "volver a aprender" que lactar es lo natural, lo que deberíamos hacer, lo que está correcto y no valen las excusas.

Un saludo,
María Hdez.

P.D. Para los interesados en la lactancia materna, desde los blogs que sigo, en MAMADAMETETA, hay información y otros enlaces interesantes sobre ello.

Pedro Bonache dijo...

Hola Maleni..., y te pregunto ¿como quieres que nos cuidemos cuando somos bombardeados continuamente por una publicidad cuyo mensaje universal es "no te prives de nada y disfruta de todo en exceso..."?. La tendencia en occidente, en el mundo moderno va a seguir siendo el exceso de todo, cada vez se fabrican vehiculos mas ostentosos y aparentes, los programas de cocina o los reportages sobre tascas, bares o locales gastronomicos ocupan muchas horas en la televisión. A parte de eso observo cierta angustia vital, cierto abatimiento, cierta fatiga mental que te hace volverte hacia la comida, hacia la brutal oferta que podemos ver en las grandes superficies. Veo como se llenan los carros de bebidas y productos lihgt, a tope de edulcorantes y aspartamo, de fritos industriales, de platos precocinados..., Maria, yo no veo una solución a corto plazo ni a largo, las personas somos como somos y hasta que no nos reiventa una vena en el cerebro o una placa ateromatosa bloquea alguna de nuestras arterias..., no tomamos medidas.
Con solo leer tu post, uno ya deberia replantearse la vida, pero..., ¿que es la vida sin los bocatas de calamares, sin las morcillas y los chorizos fritos, sin los bistecs rebosantes de grasas, sin las salsas industriales, sin los helados repletos de grasas hidrogenadas, sin el almuerzo diario..., sin las horas de cara al ordenador, sin nuestros cuerpos formando parte de la tela del sofá...?

María Hernández dijo...

Hola Pedro:

Tienes mucha razón en cuanto al bombardeo contínuo al que nos tiene sometida la publicidad...podríamos decir "engañosa" sin llegar a escandalizar a nadie.
Muchas veces ni siquiera vivimos como nos gustaría, sino como nos "indican" que debemos vivir.
Ayer, mi hermana Gloria, me mostró un texto llamado "Por qué todavía no me he comprado un dvd" en el que se muestra cómo vivieron otros antes que nosotros. Estas historias las recuerdo de las charlas con mis padres, que ellos achacaban al período en el que les tocó vivir, pero como se ve en este artículo, que nos llega desde Uruguay, era un "estilo de vida" que también se imponía en otras partes del mundo.
Este es el enlace:

http://www.marcianoduran.com.uy/?p=277

Tal vez deberíamos aprovechar este momento de "retroceso económico" para retomar ciertas costumbres, volver a usar la olla expres para hacer nuestras comidas, reciclar lo que aún puede tener vida útil, valorar lo que se tiene mientras sirva y no dejarse llevar por la vorágine consumista que no sólo ataca a nuestra economía, sino que afecta a nuestra salud.

El bocata de calamares está bien si lo acompañas de agua en lugar de un refresco azucarado o edulcorado, tomas una manzana como postre y das un largo paseo para "compensar" la ingesta de calorías.

Si nos planteamos el cambio como algo global, es muy probable que fracasemos en el intento, pero tu vida, la mía y la de los nuestros si están al alcance de nuestros cambios. Sería como una gotita de agua que forma parte de un charco que un día puede que alcance el océano.

Muchos saludos, Pedro...y no olvides, es mejor una lechuga de tu huerta que cualquier "comida basura". A ver si te animas, hombre...que no te compro el huerto porque me pilla muy lejos que si no verías, jajaja.

Besos

Josep Julián dijo...

Suscribo el comentario de Pedro. Vivimos en una sociedad nada orientada a los hábitos saludables y remar contra corriente se hace sumamente difícil. Por ejemplo, yo casi no como tomates no porque no me gusten sino porque todavía recuerdo el sabor de los de mi infancia; las hortalizas de temporada ya han desaparecido gracias al cultivo intensivo y el resultado es que todo el año están igual de insípidas y así sucesivamente. Si a eso le sumamos las aportaciones de las comidas rápidas, la verdad es que hay que hacer un sobreesfuerzo para cuidarse un poco. Si de bebés damos teta a nuestros hijos pero luego no seguimos con unos buenos hábitos alimenticios, lo más que conseguiremos es tener un niño saludable un par de años tirando muy largo.
Un saludo.

María Hernández dijo...

Bueno, Josep Julián, pero no vas a decirme ahora que los filetes de carne si que mantienen el mismo sabor que los de tu infancia, no?.

Todo ha cambiado y mucho, pero si nos hacemos conscientes que lo que debemos cuidar es "nuestro cuerpo", el nuestro, el que nos tiene que durar, el que nos mantiene, en lugar de querer salvar el mundo en un día...a lo mejor conseguimos vivir un poco mejor, no crees?...Un tomate aliñadito con ajo y aceite de oliva, un filete de pescado a la plancha, una pieza de fruta...y a olvidarse de la moto y caminar un poco más. No es tan complicado, pero somos muy vagos.

En cuanto a la lactancia materna, no hay excusa. Si estuviéramos en el Paleolítico y una madre tuviera un hijo.... ¿de dónde iba a sacar los biberones? Niño que no lactara, moriría.

La lactancia materna no se puede entender como un hábito alimenticio que se le inculca al bebé, él ya sabe que tiene que mamar...lo realmente dificil es hacerle comprender a las madres de hoy que deben dar el pecho, que se puede, que es barato, que es muy sano, siempre está disponible, pero sobre todo que es la mejor manera de cuidar de su bebé, para hoy y para el futuro.

Un saludo, Josep.

Josep Julián dijo...

Vale, vale, tomo nota. Cualquiera te lleva la contraria, ahora eso sí, lo de la moto ni tocarlo.
Un abrazo.

Josep Julián dijo...

María:
Te echamos de menos. ¿Estás bien?

María Hernández dijo...

Bien, Josep J., pero algo liada y enfrascada en un cambio de cara a la nueva estación, jeje.

Seguro que pronto me pongo al día, no te preocupes, gracias por ello.

Saludos.

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