21 de junio de 2010

¿Eres feliz?


La lectura de un post de Josep Julián titulado “La felicidad”, me hizo rescatar un libro casi olvidado que conservo desde mis tiempos de bachiller y que fue lectura recomendada de la clase de Filosofía.

“La conquista de la felicidad” fue escrito por Bertrand Russell en 1930 y, a pesar, de haber llovido durante 80 años, muchas de las reflexiones de este filósofo a cerca de esta búsqueda “universal” siguen estando vigentes.

Han pasado más de 20 años desde aquel mes de mayo, caluroso, en el que al salir de clase nos fuimos, directamente, a la playa a disfrutar del sol, la arena y el mar, pero también con la “sana” intención aprovechar parte de la tarde en la lectura, aunque fuera de forma “ligera” y con más ganas de darnos un chapuzón que de subrayar lo “importante”del libro.

He vuelto, lápiz en mano, a recorrer sus páginas y he encontrado otras líneas interesantes, pero me ha sorprendido gratamente que lo subrayado, en su momento, sigue pareciéndome importante veinte años después.


“Yo creo que esta infelicidad es debido en gran parte a ideas erróneas, a una ética y unos hábitos de vida equivocados, que conducen a la destrucción del impulso y del deseo natural de las cosas posibles”.

“La envidia es la más desafortunada de las peculiaridades de la naturaleza humana”.

“Quien quiera aumentar la felicidad humana debe querer aumentar la admiración y disminuir la envidia”.

“El hábito de pensar por comparaciones es fatal”.

“En realidad, la envidia es la manifestación de un vicio en parte moral y en parte intelectual, que consiste en no considerar nunca las cosas en sí mismas, sino en sus relaciones”.

“El tiempo empleado en concertar la armonía entre las diferentes partes de la propia personalidad, es tiempo útilmente empleado”.

“La felicidad que satisface completamente va acompañada del pleno ejercicio de nuestras facultades y de la total verificación del mundo en que vivimos”.

“Ten en cuenta que tus razones no son siempre tan altruistas como te parecen”.

“No sobreestimes tus propios méritos”.

“No creas que los demás van a interesarse por tu persona tanto como tú mismo”.

“No supongas que hay mucha gente que se preocupa por ti lo bastante como para tener especial interés en seguirte”.

“Al que se tiene en poco, le asombra constantemente su éxito, mientras que el que se estima en mucho le sorprende constantemente su fracaso”.

“Lo que contribuye a la felicidad es observar a la gente y encontrar placer en sus rasgos individuales, procurar ayudar a sus intereses a las personas con quienes nos ponemos en contacto, sin el deseo de influir en ellas ni de asegurarnos su entusiasta admiración”.

“El sentido del deber es útil en el trabajo, pero ofensivo en las relaciones personales”.

“El querer a muchas personas espontáneamente y sin esfuerzo es, tal vez, la mayor fuente de felicidad personal”.

“El secreto de la felicidad es éste: que tus intereses sean lo más amplios posibles y que tus reacciones hacia cosas y personas interesantes sean amistosas en vez de ser hostiles”.

“La vida es demasiado breve para interesarnos en todo, pero está bien que nos interesemos por todo cuanto puede hacernos pasar el tiempo”.

“(...) el que se interese por algo está mejor adaptado al mundo que aquel a quien no le preocupa nada”.

“El hombre normal conserva su interés por el mundo exterior y gracias a ello la vida le atrae, a menos que se le coarte su libertad”.

“(...) la naturaleza humana es de tal condición que da su simpatía con mayor facilidad precisamente a quienes con menos ahínco la demandan”.

“El mejor tipo de afecto es recíprocamente vital; recibe el cariño con alegría y lo da sin esfuerzo”.

“El hombre cuyo interés se extiende más allá de su vida personal, está capacitado para mayores desenvolvimientos”.

“Siempre que no sea excesivo, el trabajo más desagradable es menos penoso para la mayor parte de las gentes que la ociosidad”.

“El empleo inteligente del tiempo es una de las conquistas más recientes de la civilización”.

“Dos son los elementos que hacen el trabajo interesante: primero, el ejercicio de una aptitud; segundo, la construcción”.

“Todo trabajo puede ser agradable siempre que la habilidad requerida sea variada o susceptible de mejora indefinida”.

“Por muy importantes que sean nuestras preocupaciones, no deben inquietarnos durante todas las horas de vigilia”.

“Aún en las vidas más dichosas hay épocas en que las cosas no van bien”.

“(...) la felicidad para la mayor parte de los hombres y mujeres debe ser una conquista mas bien que un regalo de los dioses, y en esta conquista debe desempeñar papel muy importante el esfuerzo exterior e interior”.

“El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que tiene afectos libres y se interesa en cosas de importancia, el que asegura su felicidad gracias a esos afectos e intereses...”

“Vida feliz es, en gran parte, lo mismo que vida buena”.

“El hombre feliz es el que no siente el fracaso de unidad alguna, aquel cuya personalidad no se escinde contra si mismo ni se alza contra el mundo. El que se siente ciudadano del universo y goza libremente del espectáculo que le ofrece y de las alegrías que le brinda, impávido ante la muerte, porque no se cree separado de los que vienen en pos de él. En esta unión profunda e instintiva con la corriente de la vida se halla la dicha verdadera”.


Me ha gustado repasar, otra vez, las mismas líneas; lápiz nuevo sobre marcas antiguas. Volver por placer” a lo que fue “obligación” y reencontrarme con otros ojos, pero con la misma mirada y poder “afirmar” lo que ayer empezaba a “intuir”:


La felicidad no es “algo” que se obtiene, es “algo” que se hace.

9 comentarios:

Katy dijo...

Yo también me leí el libro y saque mis enseñanzas que siguen vigentes y actuales. Gracias por trerlos y así poder rescatar algunos que quedaron en el olvido.
"“Lo que contribuye a la felicidad es observar a la gente y encontrar placer en sus rasgos individuales, procurar ayudar a sus intereses a las personas con quienes nos ponemos en contacto, sin el deseo de influir en ellas ni de asegurarnos su entusiasta admiración”".
Esta máxima forma parte de mi filosofia. Asi como todo lo relacionado con mis semejantes.
Y efectivamente soy todo lo feliz que se puede ser, porque no lo espero de fuera.
“El querer a muchas personas espontáneamente y sin esfuerzo es, tal vez, la mayor fuente de felicidad personal”.
Besos y gracias por el post. Que agradable es recordar.

Fernando López dijo...

Hola María:

Pue yo no lo he leido, pero me lo apunto. Para mi la felicidad, consiste en vivir, con sus momentos buenos y malos, con sus luces y sus sombras, aceptando que la felicidad no equivale a nuestros deseos, sino más bien a intentar estar satisfecho con lo que eres, lo que quieres ser o lo que puedes ser.
Magnífico post.
Un beso y feliz semana

María Hernández dijo...

Hola Katy:
Me alegro mucho que este post te haya gustado.
Es curioso que hayas señalado el párrafo de "observar". Ya lo hemos comentado alguna vez; esta manía nuestra de ir observando el mundo y su gente. Fíjate, lo que alguien puede tachar de "chafardeo", un gran filósofo lo apunta como camino hacia la felicidad, jeje.
Y de la segunda frase, lo mejor, es poder querer espontáneamente, sin esfuerzo.
Yo también he disfrutado mucho rescatando a Russell de la estantería de los "otros libros".
Muchos besos, Katy, gracias por tu visita.

María Hernández dijo...

Hola Fernando:

Si puedes, léelo. Hay algunas partes que ya están desfasadas dentro de los temas dedicados al pecado, la familia o la mujer, pero es que la sociedad también ha cambiado mucho en 80 años.
En cuanto a la búsqueda de la felicidad, no está fuera, está aquí, dentro de uno mismo, y solo tenemos una vida para aprender a disfrutarla.
Desde mi punto de vista hay un "veneno" especial "mata-felicidad" y que está creado a partir de "las falsas expectativas".
Tenerlas, si son factibles, pueden hacernos transitar por el buen camino, pero atesorarlas cuando están basadas en falsos argumentos, nos condenan a la desdicha perpetua.
"Intentar estar satisfecho con lo que eres", dices...yo añadiría "e intentando sacar el máximo partido a tus posibilidades reales", porque todos las tenemos, solo que, a veces, nos perdemos queriendo tener las de otros.
Un beso, Fernando y buena semana para tí. Gracias por tu visita.

Economía Sencilla dijo...

Y algo que se comparte, añadiría... :-)

Pues me ha resultado muy interesante, no sólo por la excelente muestra de reflexiones que nos ofreces, que ya nos dan para pensar y repensar, sino por cómo ha surgido: volver a leer algo que en su día se hizo por obligación, y que seguramente ahora sin esa "presión" y transcurridos algunos años y algunas experiencias, se percibe de otra manera.

Un abrazo
Pablo Rodríguez

María Hernández dijo...

Hola Pablo:

Muy buena aportación la tuya "y algo que se comparte", sí señor.

Ya sabes lo que se dice de los libros: "son amigos que esperan", aunque rara vez volvamos a su encuentro.
A veces, entre las páginas que leímos en el pasado, se queda un trocito de nosotros. Recuperar un "amigo del ayer" también es recuperar una "emoción".
No sé si aventurarme con un Astérix y Obélix o ¿por qué no? con las aventuras de "Los Cinco" de Enyd Blyton. También los guardo en la estantería de "los otros"; igual me lanzo este verano a recuperar las ganas de tomar "poción mágica" o "correr peligros inciertos" junto a un buen grupo de amigos.

Si te atreves a hacerlo, cuéntamos tu experiencia.

Un beso, Pablo, gracias por venir.

Economía Sencilla dijo...

Jaja, qué recuerdos me has traído, pues mira que no leí yo unos cuantos de esos (debe ser que porque somos de la misma quinta :-): Los cinco, los Hollister, y otros que ahora no me vienen a la cabeza, además de todas las de Agatha Christie...

Un abrazo
Pablo

Josep Julián dijo...

Hola María:
Como no me cabía ninguna duda has hecho lo que dijiste y has vuelto a sumergirte en el texto de Russell y además anuncias que te has reafirmado en lo que en su día subrayaste. Al margen de que ahora hayas resubrayado algunas de estas afirmaciones con mayor o menor intensidad, el caso es que esta reafirmación es interesante en sí misma porque, desde la alegre adolescencia hasta ahora, has vivido un cúmulo de experiencias. Ahora, cuando te indentificas, puedes compararlo con lo vivido (en el sentido de que adquiere una tercera dimensión) con lo orillado (lo que invita a una reinvención) o a lo que todavía no ha llegado (que alimenta la expectativa).
Mi profesor de filosofía no tenía demasiada simpatía por Russell al que consideraba como poco profundo, él era más Kantiano y amante del pensamiento ontológico. Por eso nunca sintonizamos demasiado, porque a mí me interesaba más este tipo que había sido coetáneo de Shaw, Orwell y Brecht. Todos ellos pasaron por mi vida dejando huella. Ahora, al releer los párrafos que nos acercas, he sentido algunas pulsiones contradictorias porque he tenido la sensación de compartir con él sus ideas dentro del contexto que vivió. Hoy, para mí, Russell no sería mencionado por obvio más que por superado.
Mi idea de la felicidad es otra, como ya dije, pero admito que si la felicidad es bienestar con uno mismo, como defiende Russell, no tengo objeción.
Un abrazo y gracias por dejarnos este testimonio.

María Hernández dijo...

Hola Josep:

Por supuesto que mi intención de volver sobre este libro era sincera, de no serlo ni lo hubiera propuesto.

De mi profesor de Filosofía, Felipe, no recuerdo muchas cosas "concretas", excepto su manera de hacernos pensar, de rebatirnos ideas, de crearnos dudas. No era tan importante conocer a fondo a los filósofos (un poquito sí) sino hacernos "filosofar", darle vueltas al coco, ponernos en distintas tesituras y darnos a conocer la Lógica.

En cuanto a lo de "reafirmarme sobre lo subrayado", no es así exactamente. Solo me reafirmo en la idea de "lo que ya intuía", para ser felices tenemos que ponernos en ese camino, nosotros mismos.

Lo que si es cierto es que, aún pasados estos años, si tuviera que volver a subrayar las frases y conceptos importantes de este libro, volvería a hacerlo como ayer, no tanto por estar de acuerdo completamente, sino por su grado de interés dentro del texto. Vamos que sigo resumiendo de igual forma que cuando tenía 17 años, es decir, mal, porque no resumo, escribo un libro nuevo, jajaja.

En cuanto a si Russell fue obvio o no, no lo sé Josep, en cambio superado del todo no creo que lo esté.

En su biografía, a los 98 años, escribió:
"He vivido en busca de una visión, tanto personal como social. Personal: cuidar lo que es noble, lo que es bello, lo que es amable; permitir momentos de intuición para entregar sabiduría en los tiempos más mundanos. Social: ver en la imaginación la sociedad que debe ser creada, donde los individuos crecen libremente, y donde el odio y la codicia y la envidia mueren porque no hay nada que los sustente. Estas cosas, y el mundo, con todos sus horrores, me han dado fortaleza."

¿Te parece que el odio, la codicia y la envidia están superadas?.

Imagino (y es una suposición atrevida desde el desconocimiento) que cuando se "filosofa" sobre temas corrientes, que nos afectan a todos y se argumenta desde el momento y situación que nos toca vivir, es lógico que te desfases.
Distinto sería si filosofáramos sobre la verdad, la existencia, sobre el sentido de la vida, su trascendencia, etc, porque estos son temas "universales y atemporales".

Yo, por si acaso, te voy a desear muy buen fin de semana, no vaya a ser que la suerte también tenga algo que ver con la felicidad, jeje.

Besos, Josep, gracias por venir.

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