7 de julio de 2010

Protégeme


Para más de uno (por no decir millones), este año, las cuentas no nos salen y lo de "ir de vacaciones" ha pasado a ser una utopía.

Muchos están sin trabajo; los que lo mantenemos por los pelos estamos "guardando" como hormigas, por si al final caemos, y los que están "seguros" también han visto que no sólo las barbas del vecino estaban de remojo, sino que las suyas propias empezaron a humedecerse.

Creo que todos sabemos que mientras el sistema económico se siga sustentando sobre las mismas bases que hasta ahora, no quedará más remedio que "consumir" si queremos que la economía despegue y con ella las previsiones de nuestro futuro.

Hay veces que plantear ideas, en esta sociedad "libre", parece que está "mal visto", fuera de tono, ¡cómo se te ocurre!, pero uno no deja de pensar por ello, aunque las conclusiones a las que llegue no sean "políticamente correctas", aunque sí sean "libremente pensadas". Está "feo" decir lo que uno piensa si con ello se puede creer que lesionas ciertas "susceptibilidades", aunque, en el fondo, sepas que no vas tan desencaminado.

Por éso, en estos momentos, no me averguenza decir: "Si hay que consumir, que sea producto nacional", porque cuanto antes salgamos a flote, antes podremos volver a divisar horizontes.

Acude al mercado municipal de tu pueblo o ciudad, compra productos de la huerta española, viaja por su geografía, pide consejo al ferretero de la esquina, lleva esos zapatos al zapatero del barrio o pide a la costurera que te arregle esa cremallera que no va. Todos sabemos que hay "fórmulas" más baratas, pero tampoco hay que ser muy listo para aplicar el "sentido común".

Se le atribuye a Abraham Lincoln esta frase: "Lo que sí sé es que cuando compro una chaqueta de Inglaterra, yo me quedo con la chaqueta e Inglaterra con el dinero, mientras que si la compro en Estados Unidos, yo me quedo con la chaqueta y Estados Unidos con el dinero".

¿Qué estamos en la CEE? ¿Qué formamos parte de la "Globalización"? Vale, pero las naranjas de Valencia, el aceite de Andalucía, el plátano de Canarias, el marisco de Galicia, la ternera de Ávila, los pimientos de Padrón y donde se lea "Made in Spain", preferentemente.

Creo que a ésto lo llaman "proteccionismo", aunque parece pasado de moda , de "otros tiempos y otras penurias".
Pero esta palabra viene de "proteger" y, de este verbo, la Real Academia Española dice:

1. tr. Amparar, favorecer, defender.
2.
tr. Resguardar a una persona, animal o cosa de un perjuicio o peligro, poniéndole algo encima, rodeándole, etc.


Me da igual si es políticamente correcto o no, es lo que pienso y lo digo . No es una idea nueva, pero es "algo" que sí podemos hacer dentro de nuestras posibilidades y sabemos que, a otras escalas, funciona.

Proteger lo tuyo y lo nuestro, al mismo tiempo.

¿Cuántas veces no habremos visto, o vivido en carne propia, la experiencia del "hijo pródigo" que marchó a "hacer mundo" y terminó volviendo a casa porque el "mundo se lo comió"?. Hoy está pasando y mucho y ese mundo se llama "paro", "hipotecas", "situaciones especiales".

Y ¿qué hacen sus padres? abrirles las puertas de su casa, echarle un cucharón más de agua a la olla y "apañarse" con lo que tienen dentro de sus "fronteras", decir "ya vendrán tiempos mejores, esto no será para siempre, ya lo verás", a sabiendas que la vuelta nunca es tan fácil como parece y volver a "hacer cuentas" sobre la mesa de la cocina porque "donde comen dos, comen tres", pero hay que saber ingeniárselas.


Hace un par de días llegó a casa la revista del Círculo de Lectores y entre sus páginas descubrí que Leopoldo Abadía, ese señor que nos explicó, tan accesiblemente, lo que eran los "Ninja" y las "subprime", ha publicado un nuevo libro titulado "La hora de los sensatos". No lo he leído, pero en el comentario que hacen de esta obra puede leerse:

"...En sus explicaciones compara siempre la economía nacional o internacional con las cuentas que se hacen en la mesa de la cocina: tanto entra, tanto sale. Muy sencillo. De ahí su éxito."


Mientras leía ésto no he podido parar de sonreir al recordar a mi madre y "sus recetas financieras" (Lecciones Magistrales: la economía de los sobres" y "Lecciones Magistrales II: los sobres y la pesca") , haciendo sus cuentas en la mesa de formica de la cocina, borrando con el dedo y volviendo a calcular para conseguir conciliar "lo que entra con lo que sale", al tiempo que me preguntaba si la venta de mesas de formica aumentará en los próximos meses.

Si a pesar de todo ello, aún eres uno de esos pocos afortunados que todavía puede pensar en viajar y disfrutar de "vacaciones" aunque no tienes destino decidido, decántate por el turismo nacional. Aquí tienes una opción: Ven a Tenerife y disfrútalo. (Hay que "barrer pa' casa" :o) ).


Turismo de Tenerife

P.D.: Yo me quedo haciéndo cálculos sobre si me sale rentable comprar una mesa nueva de formica o si sigo llevando mi contabilidad en excel. ¿Y si es la formica lo que hace que las cuentas cuadren? Hum...creo que le arrendaré a mi madre una esquina de su mesa; trantándose de "perras" mejor no arriesgarse.

10 comentarios:

Katy dijo...

Estoy de acuerdo contigo, en lo de consumir produtos españoles, en recorrer la geográfia española y cómo yo el resto de los que vivimos en esta bella tierra.
Te cuento aunque no sirva de mucho que para muchos españoles (entre los que me incluyo), lo de viajar fue una utopía durante muchos años (y eso que he hecho turismo) porque con un sueldo sacar adelante tres chicos, no lo permitía. No ya viajar, ni salir de cenas y comidas.
Mis primeros viajes fueron cuando terminaron la carreras y el primero fue precisamente a Tenerife, con el colegio a un congreso de Escuela Padres. Y después el tener familia y amigos dispersos por el planeta fue otro motivo de felicidad porque ibas de acogida. Mis hijos que se han casado relativamente hace poco no fueron de viaje de novios a otros continentes. Fueron a Lanzarote. Y no te estoy hablando de mi sola, mis amigas estaban en la misma situación y todo mi entorno. Un sueldo era un sueldo y tres hijos entonces no eran familia numerosa. El trabajar ambas dos en la pareja han podido disfruar de 15 días de vacaciones y por nuestra geografía, y ahora toca pasar de nuevo al apoyo de la familia. Que le vamos hacer, ojalá solo sea eso y no vayan las cosa a peor. Me conformo con que puedan seguir pagando sus hipotecas:)
Un post muy positivo, como siempre y una cabeza muy bien amueblada la tuya. Además todo politicamente correcto y tratado con la delicadeza que te adorna.
Besitos

GLORIA dijo...

Ay hermana creo que no es la formica es que la viejita sabe más de lo que parece.........
Sabes que por mi trabajo conozco como llevan la economíala mayoría de mis compañeros y es entonces cuando le agradezco tanto a mamá todo eso que nos ha enseñado y lo que le queda por enseñar; Aquello de si tienes 100 guarda 20 y todo eso........
En cuanto al consumo de productos estoy totalmente contigo.Lo hemos hablado muchas veces y es que todo se sería más fácil y más economico al consumir productos locales y de los que no encuentres en tu localidad,como por ejemplo nosotros el aceite español, por supuesto.
Ya sabes que supermercado entró conmucha fuerza en la isla hace unos meses, con una política de precios bajos. Cuando fuí a comprar y vi que el aceite de oliva que tienen es italiano, las conservas de frutas alemanas y las cebollas australianas, el carro se me hizo enorme y se quedó casi vacío. Ni es tan barato ni tengo la necesidad de comerme una cebolla australiana..........y por supuesto que no pienso probar el aceite italiano.
Recuerdas aquel tipo de New York que estuvo un año consumiendo productos locales,sin tele y sin papel higienico entre otras cosas? quizás deberíamos aprender unpoco de él.....
Besos

María Hernández dijo...

Hola Katy:

El próximo mes cumpliré 10 años de mi regreso a "la tierra que me vió nacer" y desde entonces no he vuelto a salir de ella; las pocas veces que he podido "cambiar de residencia" a cuenta de las vacaciones, lo he hecho aquí; también es verdad que ya vivo en un destino turístico ¿para qué ir más lejos?, jeje.
Pero mis padres no supieron lo que era "ir de hotel" hasta el año pasado, cuando por sus Bodas de Oro, les regalamos un fin de semana "todo incluído".
El gran problema es que la mayoría de la gente ha estado viviendo "muy por encima de sus posibilidades", creyendo que podían tenerlo todo, o casi, y ahora tener que contar con los céntimos que se "pierden" en el fondo del bolso o cartera parece muy difícil.
Hay una parte de la población que no sabe ahorrar, nunca lo han hecho, no han tenido la necesidad. Antes si la había: si no tenías para dar "una buena entrada" no había nada que hacer, ni para comprar un coche, una lavadora o un televisor. Hasta hace unos meses, se anunciaban "el crédito fácil", "para lo que quieras". La gente no ha dudado en pagar sus vacaciones a plazos, comprar con tarjetas a tres meses la comida de este mes, endeudarse con plazos e intereses con el beneplácito de los bancos y entidades financieras que a poco que solo tuviéras una nómina te concedían el oro y el moro, sin indagar si ya tenías otros créditos basados en la mísma mísera nómina. Increíble, pero ahí están ahora, ahogados.
Ahora parece que tener que apretarse el cinturón, "hacer tantos sacrificios", es imposible, pero no lo es, como no lo fue antes, tal y como cuentas.
El mal ya está hecho y ahora toca apechugar; cada cual con su propia economía y el Estado con la de todos.
De ahí la necesidad de "proteger" lo poco que nos queda y apostar por lo nuestro. No es falta de solidaridad, ni sálvese quien pueda, es sensatez.
Tus tuppers ya ayudan mucho a los tuyos; y no dudo que aportes otras muchas cosas, se "te nota en la mirada", jeje.
Muchos besos, Katy...pensé que estarías "missing" y me ha alegrado mucho ver tu comentario.

María Hernández dijo...

Hola hermana:
Nunca tuvimos "vacaciones" fuera de casa hasta que nos hicimos mayores y ya por nuestra cuenta, como tampoco tuvimos coche hasta ¿1986?, pero los MBA de nuestra madre, tanto en teoría como en prácticas, nos ayudarán toda la vida.
En cuanto a esas "cadenas" y comercios "low cost" de los que tanto han proliferado estos últimos años, no hay duda del daño que han hecho y del que todos somos responsables, porque en el fondo sabíamos que la calidad no era su principal característica, pero aún así "hemos picado" y repetido y con ello muchas empresas españolas han buscado la misma fórmula, en el mismo sitio, de manera que ahora, por ejemplo, vas a una zapatería "nacional" y lo menos que te llevas es un zapato español. Algunas lo hicieron por el beneficio, pero otras por necesidad a la hora de poder competir. ¿Podremos volver a llamar gato al gato y a la liebre, liebre?.
En cuanto a la experiencia del americano que citas, no deja de ser, cuando menos, "impactante", aunque, precisamente, su proyecto se llama "No Impact Man". Este señor se llama Colin Beavan y junto a su mujer e hijo estuvieron un año intentando vivir con "impacto cero" sobre el medioambiente.
Este es el enlace a un reportaje que publicó El País, el pasado mes de septiembre, por si a alguien le pueda interesar:

http://www.elpais.com/articulo/portada/Superheroe/verde/elpepusoceps/20090920elpepspor_3/Tes

Y ésta es la dirección de su blog (en inglés):

http://noimpactman.typepad.com/blog/

A lo mejor llegar hasta los extremos a los que llegó es "demasiado duro" para la existencia que llevamos actualmente, pero desde luego hay cosas que uno debería replantearse.
Creo que se le puede aplicar muy bien esa frase de "No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita".
¿Necesitamos tantas cosas o nos han creado esa necesidad?

Ayer "descubrí" en Google Libros, que la revista Life está digitalizada desde 1953 hasta 1972. Echando una ojeada a alguna de las primeras, lo que más llama la atención es la cantidad de anuncios de coches, aspiradoras, comida enlatada, televisores, cigarrillos, cervezas, lencería, pañuelos desechables, café, bebidas alcohólicas, pero, sobre todo, lo que "venden" es un estilo de vida: el consumismo. Y hasta tal punto, que la última página siempre está dedicada a cigarrillos. "Be happy - Go Lucky", dice una marca concreta.

http://books.google.es/books?id=p0YEAAAAMBAJ&printsec=frontcover&lr=&rview=1#v=onepage&q&f=false

60 años son muchos años, mucha "comedera de coco", mucho negocio. ¿Podremos ver de otra forma?. Ojalá que sí.

Besos, hermana...y tú a seguir con tu huerta ecológica ¡Tremendos bubangos!, jejeje.

Katy dijo...

Jo María me ha encantado tu cometario a mi comintario:) Genial y mejor explicado imposible. Claro que es estás en un destino turístico, pero eso da igual. Era como cuando mi padre de emigrante vendia caramelos. Los tenía todos pero yo queria el de la competencia:) Lo cierto y clave esta en que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y no puede ser. Siempre han habido Farones y plebe. Una cosa es el deseo de mejor y trabajar y otra la de derrochar. He vistos cosas alucinantes, de gente que se ha compradoo un piso nuevo y tirar abajo los azulejos 2nuevos2porque no les gustaba el color. Y ahora la culpa es del sistema. Y los que hemos ahorrado con esfurzo y a base de privaciones, es que tenemos suerte. Que le vamos a hacer.
He cerrado los blogs para descansar pero leerte a ti es un descanso :)
Besos guapetona y date un bañito en esa bella isla que adoro.

Economía Sencilla dijo...

¡Hola!!

Lo del proteccionismo puede ser perjudicial para todos si todos lo aplican, ahora, si sólo lo hiciésemos en España, nos iría bien (para eso valen las devaluaciones de moneda, por ejemplo, que ahora no podemos hacer). Pero no quiero meterme en profundidades económicas... :-o

Yo, como creo que ya hemos comentado en algún post tuyo, suelo fijarme si los pimientos son de Navarra o de El Bierzo, o vienen de China o Perú, por ejemplo (alguna vez se me cuela :-(

No cuesta mucho, y siempre apoyas a los de "la tierra".

Por otra parte, las enseñanzas de tu madre, como ya contaste alguna vez, al igual que las de Leopoldo Abadía, puro sentido común, inteligencia aplicada que muchas personas -demasiadas- aun con grandes ingresos, no saben hacer, y gastan más que tienen, hasta que la situación explota, o se les corta su fuente de ingresos, y entonces... vienen las lamentaciones.

Un abrazo
Pablo Rodríguez

María Hernández dijo...

Hola de nuevo, Katy:

"Querer el caramelo distinto", no está mal si te lo puedes permitir, lo malo es comprarlo a crédito, zampártelo y luego cuando se te ha olvidado su dulce sabor, ver lo amargo que es tener que pagar el triple por "un simple caramelo" que de haber tenido "efectivo" no hubiera pasado de mera anécdota.

Katy, hay un refrán, un tanto falto de sutileza, pero tan acertado y, sobre todo, "gráfico", que merece perder un poco de decoro para mencionarlo:
"Te has tirado el pedo más alto que el culo"
a lo que habría que agregar "y ahora síguele el rastro por ver si lo encuentras".

En fin, amiga, agárrense que vienen baches.

Besos, Katy y vente a "descansar" cuando y cuanto quieras; ésta es tu casa.

María Hernández dijo...

¡Hola Pablo!

No sé si lo sabes, pero la primera parte de la frase que cito en el blog, adjudicada a Lincoln, y que "suprimí" a propósito, decía:
"Yo no sé gran cosa de aranceles...."

Y lo suprimí porque mi "idea de protección" no es tan radical. No hablo de penalizar las importaciones a base de aranceles. No digo que se "prohíba" la entrada de productos extrajeros, porque, sin algunos, nuestra propia industria no podría funcionar, sino consumir más "los de dentro" y tener que importar sólo lo necesario y no al revés, como estamos haciendo últimamente.

Mi "protección" es más de andar por casa; de evitar que el tendero de la esquina quiebre, de llevar a mi mesa productos que sé que están tratados de acuerdo a nuestras leyes y nuestros controles, de intentar que aquel agricultor no abandone sus tierras fértiles a cambio del cemento estéril comprando sus productos frescos "y del país" (así decimos los canarios cuando algo es de nuestra zona; en parte de Andalucía se dice: "del terreno").

Ésto lo podemos hacer; a veces, solo se trata de andar unos metros más allá, a la "tienda de Pepito", de no conformarnos con lo que "nos ponen", sino decidir sobre lo que queremos comprar y en qué condiciones y que no nos duelan los pies por buscar las mejores fórmulas, porque aquí, quien más y quien menos, nos hemos "acomodado" a lo facilito, al mínimo esfuerzo.

Y a lo mejor puede parecer que nuestras decisiones no sirven para nada, "pobres diablos, si apenas llegan a fin de mes", pero nos equivocamos. Nos necesitan, necesitan nuestro consumo, nuestras preferencias, nuestro "dinero", pero la forma de moverlo y hacia donde es cosa nuestra. Y los necesitamos, porque sin ellos, sin los que "generan" los productos, no tendríamos trabajo y sin él nos faltaría el dinero para poder consumir.

Nos guste o no, les guste o no, esto es "cosa de dos". Me necesitas, te necesito.

Ejemplo: Tres millones de hogares deciden al mismo tiempo y durante un periodo de tres meses comprar, "exclusivamente", sardinas en lata de procedencia "española". Las demás siguen estando en el mercado, pero quienes verán como aumenta su demanda serán, principalmente, las conserveras gallegas. ¿El consumo de 3 millones de hogares durante 3 meses seguidos? ¡Donde hay que firmar!.

Adiós al BMW comprado, directamente, en Alemania, procedente de la flota de ejecutivos de una compañía y bienvenido el SEAT manufacturado en Martorell.

Tú y yo somos el último eslabón de la cadena, el consumidor final, el que termina pagando "TODO" el producto. Somos importantes, actuemos con cabeza.

Por cierto, parece que "el sentido común" es el único de los sentidos que no nos viene de fábrica; hay que trabajarlo, pensarlo y meditarlo, pero sobre todo, saber aplicarlo.

Un beso, Pablo y a seguir mirando el etiquetado, jeje.

Josep Julián dijo...

Hola María:
He leído atentamente tanto tu entrada como los comentarios y he de decir que esta vez no estoy de acuerdo. El proteccionismo económico siempre ha sido una forma de empobrecimiento y nunca de lo contrario. Durante el franquismo fuimos durante muchos años proteccionistas, autárquicos, y nos quedamos con un atraso del que tardamos décadas en recuperarnos.
No podemos consumir sólo productos de aquí por muchas razones. Una, que a menudo son más caros; dos, porque si todos hicieran lo mismo, las naranjas valencianas y los plátanos canarios se quedarían sin vender en su mayoría y lo que más necesitamos en estos momentos es exportar y tres, porque se perderían puestos de trabajo (muchos más de los que se crearían) sobre todo en el sector de la distribución alimentaria.
Sí comparto lo de haber vivido como país muy por encima de nuestras posibilidades y lo de la bondad de hacer sobres para distribuir nuestros gastos a partir de lo que se ingresa. Ojalá lo hubiérmos hecho antes, mucho antes.
Entiendo tu inquietud y la de muchos comentaristas, no es para menos, pero las soluciones, me temo, no pasan por aquí.
Un abrazo.

Katy dijo...

Hola María estoy aún de vacaciones pero me paso a dejarte mi abrazo veraniego. Que sigas disfrutando de estos días tu también, y parece evidente que lo estás haciendo :)

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