23 de junio de 2011

KissMaker Power


Me gusta pensar que, cuando nacemos, venimos equipados de fábrica con un artilugio de alta tecnología natural, al que podríamos llamar ABCD (Acumulador de Besos: contador y dispensador) o, si preferimos algo más comercial, “KissMaker Power”.

Este equipamiento de serie se pone en marcha tan pronto como uno recala, a ser posible, en los brazos de su madre tras el nacimiento, pero interacciona muy bien con otras personas del entorno (padre, hermanos, abuelos, tíos, etc., etc.).

Como es totalmente nuevo viene “vacío”, por lo que durante los primeros meses de vida se mantendrá en estado “cargando”. Serán necesarios muchos besos, tanto maternos como del resto de la familia, para que un buen día se pueda observar que lo hemos “conectado” correctamente: su cara de satisfacción y sus risas, mientras “te lo comes a besos”, serán la confirmación de que “el controlador funciona correctamente”.

Aún pasarán algunos meses más hasta empiece a imitar a sus parientes en modo “dispensador”, bien con los tradicionales “besos volados”, bien con esos pequeños, pero sonoros, besos a golpe de labio.

Es altamente recomendable reforzar estas dos manifestaciones besuquiles. La mejor forma de enseñar a besar es besando y derrochando afectos, porque aunque creamos que el “acumulador” está “full”, como toda batería se va descargando y se hace necesario el mantenimiento continuo, en forma de ejemplo.

Pueden existir dos períodos críticos en el que este “dispensador” parece dejar de funcionar, pero no hay que alarmarse, son ciclos  “stand by” necesarios y ampliamente referenciados en la literatura oral de las familias: entre los 5 y 7 años y durante la pubertad y primera adolescencia. Aún así, sin llegar a ser agobiantes, hay que procurar continuar con el mantenimiento de carga. De no hacerlo se corre el riesgo de que “el efecto memoria” del acumulador de besos, solo recuerde sus niveles mínimos y olvide que existe esta forma de expresión.

No creo que haga falta explicar por qué son tan importantes los besos para el buen desarrollo de los niños, pero tal vez si hacer una reflexión sobre otra vertiente que tiene el tema.

Cuando el “acumulador” de besos alcanza el modo “full” es porque ha llegado la hora de enseñar a otros lo aprendido, “dispensando” besos.

Con el paso de los años, cuando nuestros hijos o nietos se convierten en adultos, el valor de uno de sus besos se multiplica exponencialmente. Se convierte en el contacto representativo del amor, del cariño, del “me importas".

A una persona acostumbrada a ser receptora de besos no le costará expresar así sus afectos.
A una persona acostumbrada a ser emisora de besos, le “encantará” recibirlos y corresponderlos.

Como dato curioso, cuando una persona consigue llegar al estado “full”, las personas que hicieron posible este momento, desde su puesta en marcha, han llegado al estado “contador” de besos.

¿Qué quiere decir esto?. Seguramente, muchos habremos reparado en los besos que nuestras abuelas nos prodigaban: una batería de besos cortos a modo de metralleta envueltos en un abrazo disuasorio de escapada.

¿Te has preguntado el por qué?. Tal vez, ellas ya sabían que estaban en modo “contador” y no perdían la oportunidad de “apuntarse un tanto, dos o diez” en cuanto tenían ocasión. ¿Cuántos besos más le quedarían para ofrecerte?.

A las madres les pasa casi lo mismo, aunque ellas (y me incluyo) usan menos la repetición acelerada, pero lo acompañan de un “¡Hijo mío!” mientras atraen hacia sí, al ser de sus entrañas.

Que levante la mano quien alguna vez, en estas situaciones, no ha pensado ¡Qué pesada!.
Personalmente, no me cuesta nada regalar mis besos a las “personitas” de mi alrededor. He sido una madre muy besucona, pero también una hija, una hermana y una tía y no me arrepiento de ello, al contrario, creo que me ha colmado de “gracia”.

Cuando tu “KissMaker Power” se ha activado correctamente, se le ha hecho el mantenimiento adecuado y ha alcanzado sus máximas posibilidades, es muy difícil que el sistema se corrompa, de manera que tendrás que hacer uso de él hasta el fin de tus días. 

Y siendo así la cosa, es mejor aprovechar las oportunidades que se presenten para poner en marcha tu “dispensador”, tanto para activar nuevos dispositivos, como para mantener los existentes o para colaborar en aumentar el contador de quienes hicieron posible que hoy tu “KissMaker Power” sea un equipamiento de primera clase.

Que la vida nunca te muestre que ya es demasiado tarde, porque los únicos besos inútiles son los que nunca se dieron.

4 comentarios:

Felipe Tajafuerte dijo...

¡Joder, que buena entrada! Te felicito. Te envío un "producto" de mi dispensador

Katy dijo...

Hola María me quedo con esta frase:
De joivencita fui muy cariñosa y besucona pero la vida me ido enseñando que no se pueden prodigar los besos, los he sustituido por cercanía, gratidud, palabras agradecidas.
He vuelto a mis raíces ahora con los nietos, a ellos les encantan los achuchones y los besos y los doy a cientos hasta que llegue el momento de guardarlos de nuevo
Me quedo con tus palabras:
"los únicos besos inútiles son los que nunca se dieron". Por cierto un beso mvirtual y enhorabuena por este post:)

María Hernández dijo...

Hola Felipe:

Da por bien recibido tu "producto"; lo sumo a mi "contador".
Gracias.

María Hernández dijo...

Hola Katy:
Imagino que lo de "no prodigar" en besos, te refieres a que hay cosas que no deben perder su valor de "tanto usarlas", como aquella canción.
Pero como hablo de los besos a las personas que quieres, no creo que pierdan el valor. Otra cosa sería estampar besos a diestro y siniestro como quien coge un autobus.
Tus nietos estarán encantandos de los besos de su abuela, es natural. Y tus hijos también, aunque no sé muy bien la razón, uno pierde esa cercanía con la edad y entre unos que no se dejan, y las otras que no queremos molestar, perdemos muchos besos. Luego cuando uno falta, porque la vida es así, empiezan las lamentaciones ¡Ay, si pudiera besar a mi madre!, ¡Ay, si pudiera abrazarte, hijo mío! y aparecen las besos inútiles, los que no se dieron.
Yo, por si acaso, doy todos los que me apetecen y si un día me apetece uno en especial, LO PIDO, con esas palabras:
!Anda, dame un besito, que LO NECESITO!" y vuolá... deseo concedido.
A veces, no hay que esperar a que suene la flauta...también hay que saber pedir, reconocer nuestras necesidades y expresarlas. Lo demás no son adivinos.

Yo también te envío un besito virtual, recién salido del dispensador, jeje.

Related Posts with Thumbnails