4 de agosto de 2011

Homeschooling veraniego


Sin duda alguna, lo mejor de este verano está resultando ser  mi  “homeschooling” particular.

Pero para que esto esté siendo posible, las “circunstancias” han tenido a bien alinearse de la forma correcta, en el momento preciso y en el lugar idóneo.

Es decir, estoy “en paro”,  siempre tengo ganas de aprender y compartir, tengo con quien hacerlo y, sobre todo, disfruto como una javata.

Sin desmerecer ni un ápice lo que tengo en casa, puedo prometer, y prometo, que la existencia de mis dos sobrinos pequeños, y maravillosos, está colmándome de alegría, risas y “juventud”.

Guillermo (antes conocido como “mi peloto”, hoy  “el niño de mis ojos”) se está haciendo mayor a una velocidad de vértigo, pero con sus tres años y medio está en el momento ideal para volverme loca, pero sin tener que consumir  medicación alguna.


Ángela, la pequeña, con sus casi 11 meses, me tiene conquistada de pies a cabeza. Es la “niña” de la casa y la familia, la guinda que nos faltaba y por la que babeamos al unísono; ella, por sus dientes y nosotros sólo por mirarla.


Cada mañana, durante el mes de Julio, he acompañado a Guillermo a su primer curso de iniciación de natación. Su abuelo y yo, hemos sobrevivido a las insolaciones de puro milagro y, a veces, gracias también a la intervención de mi sempiterno paraguas “de fondo de bolso”. Eso sí, verlo progresar desde el uso de manguitos, pasando por el “churro” hasta los lanzamientos kamikazes a la piscina sin necesidad de “elementos flotatorios” ha sido espectacular. Lo mejor de todo, la alegría, las ganas y esa eterna sonrisa que siempre acompaña a mi “delfín”, por muy fría que estuviera el agua.


Entre idas y vueltas a la piscina, también hemos jugado a “se dice así”. Me divierte mucho constatar la lógica aplastante con la que los niños comienzan a crear vocabulario. Utilizan la raíz de las palabras y crean a partir de ahí de manera lógica, aunque se no ajuste a la realidad. Por ejemplo, los verbos. La irregularidad de ciertas formas verbales se les escapan.
Verbo: Poner = “Yo poní”.
Verbo: Hundir = “Me hondé”. La piscina está honda, es lógico que te hondes.

No es una cualidad sólo de Guillermo, una amiga suya le dice a su madre: “Mamá, voy a “bicicletear con mi bicicleta”. Lógico: bicicleta = bicicletear.

El uso de los géneros también se hace un poco complicado. Cuando decimos “niños” en general, señalando un grupo de criaturas, él apostilla “niños y niñas”, haciendo una clara diferencia.
Para él, yo soy “jovan” y no joven. Es su manera de expresar el femenino. A mi me encanta, sobre todo, porque hasta hace nada, según sus ojitos y mi fecha de nacimiento, era “vieja”, pero debe ser que estar a su lado ha conseguido borrarme años, porque ahora soy “jovan” y me gusta, jaja.

Un día llegó a casa de los abuelos un folleto “con dibujos” de la compañía de gas, sobre seguridad. Él me preguntó sobre qué era aquello y le estuve explicando que significaban los dibujos. En uno de ellos se veía una “bombona” (botella de gas) tumbada con un aspa roja encima. Le expliqué que aquello significaba que las bombonas no debían tumbarse. Al día siguiente, mientras estábamos en la calle me dijo “Mira, tía, un camión con “tumbonas”.
                       
En las sobremesas jugamos a “¿qué canción estoy tarareando?” y no falla ni una, claro que soy una máquina dándole el tonillo justo al tararear la canción de “Doraemon, el gato cósmico”.  No es fácil, no crean, porque hay que tener cierto conocimiento en materia musical infantil; no le vale que le tararee cualquier cosa, tiene que ser del repertorio adecuado, es decir, cualquier sintonía de su tema favorito: los dibujos animados. Menos mal que aún ponen “el pájaro loco” porque, a veces, me veo sin recursos.

Por las noches, antes de dormirse, toca “Cuéntame un cuento” y hemos optado por hacer creaciones interactivas. Yo le pregunto el tema y él da la pauta. Luego, sobre la marcha, vamos recreando juntos una historia; lo mismo nos toca ir en submarino para observar la fauna marina que un hada nos pinta la casa con los colores de la primavera.  Tras muchas aventuras, contar estrellas es un bálsamo para dormir; alrededor de las 100 prefiere dejarse llevar por Morfeo y dejar los juegos para mañana. A veces, hasta yo sucumbo al suave guineo de mi propio contar y cuando vuelvo en mí no estoy segura si me he saltado de la número 80 a la 85 sin pasar por las demás. 


Hace unos días, le construí un avión con materiales reciclados: cartón, tapones, recortes de revistas. Ver sus ojos de incredulidad al ir reconociendo los materiales no tiene precio.


Le encanta venir a mi casa, por eso, este mes que ya no hay piscina, a media mañana voy a recogerlo a casa de los abuelos y nos venimos a hacer cositas juntos. Por el camino, jugamos a “rojo y azul”, que no es otra cosa que ir saltando de loceta en loceta del color elegido. También hay una parte del recorrido donde ejercitamos el equilibrio; él se sube a los muritos de los jardines y yo intento que no se caiga. Hablamos de árboles, bichitos y cosas “del mundo mundial”, como “un día yo fui al Loro Parque y vi leones marinos”.  Todo muy divertido, ¿a que sí?.

Ya en casa, hay dos cosas que siempre hace: coger unas pesas de su primo Carlos para "hacer ejercicio" y, un poco más tarde, descalzarse para "darse un masajito en los pies" con los rodillos de madera, imagino que para descansar de tanto ejercicio.

También hemos colaborado en un  proyecto “conjunto” para la celebración del primer cumpleaños de su hermana, pero como es “secreto” no lo puedo desvelar. Eso sí, sin su ayuda me hubiera resultado más que difícil, monótono, jeje.

Él también piensa ya en su propio cumpleaños, que será en diciembre.  Nunca es demasiado pronto para tener claro la temática de la celebración: “Caballeros y dragones”. Eso sí, quiere que su madre le haga una tarta con un castillo, un bosque, una princesa, un caballero y una bruja “mala”. ¡Suerte que no soy repostera!, jeje.  Ahora, también nos ha informado, a sus tías, que tenemos que disfrazarnos de “blancanieves”, aunque hemos intentado que nos rebaje la condena a simples “brujas buenas”. Ya se verá, estamos en plenas negociaciones.

Hoy hemos vuelto a casa y al llegar al rellano de mi piso me preguntó por el número que señala la planta. Le dije que era el 3 y entonces se fijó en las letras que hay en cada una de las puertas. Le conté que la de mi puerta era la “D” de dedos; él me señaló la otra y dijo “esa es igual”, pero no, era la “B” de besos, le dije, y ésa es la “A” le indiqué señalándole la otra puerta y sin darme ni un segundo me contestó: “La A de abrazos”. ¡Síiiiiii, del que te voy a dar!”.

Para compensar el esfuerzo realizado en la ejecución del proyecto “secreto” para el cumple de Ángela, hoy hemos estado haciendo un castillo. A Guillermo le encanta usar el pegamento de barra, por lo que se me ocurrió una manera estupenda de hacerle el gustillo: papelitos para “colorear” el castillo.  Apenas llevábamos completados los árboles y arbustos cuando me dijo: “Tía June, tengo una idea mejor, ¡estoy muy cansado!, yo veo los dibujos y tú lo haces”. Jajaja, que listillo, pero qué encantador.

Tía June” soy yo, pero la historia de todos mis nombres será el tema de un próximo post.

Al final, esta tarde, he terminado, yo solita, el castillo, porque para mañana tenemos otro plan y no es cuestión de ir dejando las cosas a medias. Se lo he llevado para que se lo regalara a su madre y cuando nos encontramos con ella, camino de su casa, a pesar de mis advertencias, le dijo al grito pelado: “Mamá, tengo una sorpresa para ti, es un secreto....ES UN CASTILLO”, jajaja. 


De Guillermo puedo hablar y no parar, pero también está Ángela, su hermanita. Aún no habla, pero estamos en ello. Sabe hacer como nadie el gruñido de un ¿dinosaurio?; es increíble como de un ser tan pequeño puede salir tremendo estruendo y tan gracioso. Aunque aún no sabe expresar con palabras lo que quiere, sabe perfectamente hacerse entender.
Es muy observadora, de carácter fuerte, pero risueña a más y no poder. Cuando ríe a carcajadas se nos abre el cielo.
Siente delirio por su abuelo y él por ella. Juntos, él en su silla y ella en su cochecito, “cantan” a la sombra de la terraza. El abuelo le canta coplas y ella ha aprendido a “seguirle el ritmo” con su “tata tá”. Deberíamos inmortalizar esos momentos.

Ya simula besos, chasquidos con su boca que nos hacen sonreír. Claro que también hace lo mismo cuando come, en señal de “me gusta”.  Y le gusta todo, jamás le ha hecho ascos a nada y es capaz de probar cualquier cosa que le acerques a la boca;  primero con cierta precaución, pero siempre termina por darle su visto bueno. Yo la llamo “black hole”, porque cosa comestible que cae en su boca, desaparece.

Si la tengo en brazos y le digo “tilín, tilín”, mueve sus manitas y las acerca a mis pendientes. Le encantan todos los complementos y no se le escapa ni uno, ya sean zarcillos, broches o collares. Espero que también le guste usarlos, porque solo estoy esperando a que le crezca su lindo cabello rubio para llenarla de lazos, diademas y pinzas decoradas; para eso soy artesana y artista y ella nuestra única niña, jeje.

Por cuestiones de salud, mi hermana mayor está compartiendo esta semana con nosotros; como amantes de los buenos documentales, nos hacemos llamar las “elefantas o macacas”. Cómo éstas, en sus manadas, somos las “féminas mayores”, las tías, las que nos remiramos en los vástagos de nuestra hermana menor, con los ojos de la experiencia, la risa que nos regala su inocencia y el amor hacia “lo nuestro”.  Cuando algún comentario de Guillermo o algún nuevo logro de Ángela nos asalta, nos miramos con  complicidad, con la sonrisa ladeada, disfrutando del momento y del hecho de ser tías. Simplemente, maravilloso.

Aún tengo por delante un mes repleto de “homeschooling” veraniego; todos aprendemos cosas nuevas “en casa”, en familia, pero sobre todo ...

¡DISFRUTAMOS! y es gratis.

P.D. Las fotos de los niños las he tomado "prestadas" del blog de su madre "mamadameteta"; seguro que no se enfada ¿verdad, hermanita?.



2 comentarios:

GLORIA dijo...

Claro que no me enfado, bueno un poquito sí que me has hecho llorar..jajajaja
Tú sabes que mis niños disfrutan mucho de sus tías y yo de verlos disfrutar.
Ya esa camiseta que te regalamos para tu cumpleaños vaticinaba un año cargadito de cuidados, compañía y aprendizaje, porque de los niños aprendemos todos.
En cuanto a las elefantas o macacas, pues depende del momento y de las "monerías" que les estén haciendo parecen más una cosa u otra.
Agradezo mucho a mis hijos que estén aquí y ahora, pues creo que era el momento justo para todos. Son dos seres excepcionales, llenos de luz. Y es cierto que Guillermo crece muy muy rapido oero es maravilloso ver todo ese proceso....
Gracias por estar ahí,
Besos

Anónimo dijo...

"Tía June, un día yo fui al Loro Parque y vi leonessss marinossss".

Jajaja, esas son las frases que me encantan, me parto de risa. Como aquel día que dije "ya volvió la arena a Maspalomas" y me respondió "más palomas y más tigres".
Es lo que tú dices: pura lógica ;-)

Firmado.
El tío "Ruiz"

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