24 de diciembre de 2011


Me gusta pensar que mucha gente pensando "bonito" tiene mucha más fuerza que otra tanta  pensando "feo". Entonces pensemos "bonito":

¡Feliz Navidad para todos!
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26 de octubre de 2011

Un trienio



¡Ya somos multitud!.

Hoy, este blog, cumple TRES AÑOS y su creadora, aquí de cuerpo presente, está muy feliz de poderlo celebrar sin haber caído en las garras del olvido.

Como en cualquier otro aniversario, el momento se presta para  hacer un balance general.

He recibido más de 39 mil visitas en este trienio; el 35% desde España y el resto se reparte, principalmente, entre América y Europa.
En este último año apenas he publicado 22 posts, cifra muy distante de los 72, del primer año, o los 38, del segundo.

Y los artículos más visitados han sido:

Tras todos estos datos tan “numéricos”  hay otra historia, la que me ha acompañado, personalmente, durante este último año.
Ha sido un tanto “raro”; poca inspiración, muchos silencios, algunas ausencias y muchos “tal vez”.
Ocurrió un cambio substancial, “The Change”, y el tiempo lo he distribuido de manera diferente, dedicándole más horas a las cosas que considero más importantes.
Con ello no quiero expresar que este blog no lo sea, lo es y mucho, pero esta nueva situación me ha dado la oportunidad de poder hacer otras cosas que antes me eran imposibles, por cuestión de tiempo, ubicación o, simplemente, cansancio.

La foto que encabeza este post simboliza lo que siento en estos momentos y lo que espero del futuro: buenos deseos, color y luz, un fluir tranquilo y manos abiertas que ofrecen.

Ojalá, en el próximo cumpleaños, pueda festejar, con todos ustedes y conmigo misma, que “estoy en el camino”.

MIL GRACIAS A TODOS.


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14 de octubre de 2011

¿Tía, tienes cuentos nuevos?


¡Cómo me ha gustado esta pregunta de mi sobrino Guillermo!.

Al final, lo he conseguido. ¡Ya soy contadora de cuentos!.

No es lo mismo ser “leedora” que “contadora”. Lo primero lo puede ser cualquiera, con más o menos entonación y gracia, pero lo segundo es harina de otro costal.

El camino ha sido largo, pero ha valido la pena. Primero fui atenta oyente de los cuentos de mi padre; años más tarde, aprendiz con mi hijo y, finalmente, me he graduado con mi sobrino.

Él ha sabido captar la idea de mis cuentos “interactivos”, cada día distintos o repetidos, dependiendo de sus preferencias. Aunque lo más importante es que ya sabe que siempre pueden ser “cuentos nuevos”, porque podemos montar una historia sobre la marcha y deleitarnos con ella hasta que el sueño viene a traernos las palabras “Fin...por hoy”.

Después de muchísimos intentos, ya hemos fijado un patrón válido. Primero elige tema, luego lo vamos desarrollando hasta que llega el momento de “Tía June, cuenta con la mano”.

Que sea él quien haga la elección del tema permite que mantenga el interés en la historia. Al sentirse inmerso, participa aportando personajes, escenarios nuevos o preguntas. Intento que aparezcan datos “reales”, no solo imaginativos, de manera que el cuento se convierta en algo instructivo. Tiene que tener una duración adaptada a sus “ganas de dormir”; de nada serviría montar una historia interminable si tiene a Morfeo asomándose en sus pestañas. Por el contrario, si el sueño se resiste, el cuento puede tener mayor recorrido. Finalmente, hemos optado por el “momento zen” que se compone de caricias relajantes en su espalda y contar despacito y con voz suave del 1 al que se tercie a modo de “tantra”. Por eso Guillermo dice “Cuenta con la mano”.

Tenemos dos tipos de cuentos “en activo”. En unos, nosotros somos sus protagonistas, “aventureros” le digo, y nos paseamos por el mundo y el espacio con distintos medios de transportes en busca de nuestro objetivo. 

El otro tipo de cuento es más tradicional. Una historia con trama y desenlace en la que somos meros espectadores.

Estas dos noches pasadas hemos usado este formato y el tema principal: volcán submarino. ¡Qué originales!, jeje. Las noticias nos bombardean continuamente con los últimos acontecimientos vulcanológicos de la isla de El Hierro, así que hemos llevado la actualidad a la cama.

Algo así parecido a esto.

                                  UN RUGIDO EN EL MAR DE LAS CALMAS  

“En el mar más bonito del mundo, donde habitaban las criaturas marinas más maravillosas del planeta...

-¡Sí, tia June, habían caballitos de mar de colores rosa y amarillo!.

...estaba a punto de acontecer un fenómeno de la Naturaleza; la aparición de un volcán submarino.

-¿Ah, sí?.

-Sí.
Desde hacía varias semanas, los peces habían notado que algo raro ocurría. De pronto, sentían un zumbido extraño, desconocido. Desconcertados, se paraban, dejaban de nadar.

-¿Era un volcán, tía?.

Aún no sabían el motivo de aquellos zumbidos, pero sí, más tarde conocerían que un nuevo volcán estaba a punto de nacer allí, junto a su hogar, su Mar de las Calmas.


Un día, el zumbido dejó paso a un ruido ensordecedor. Todo tembló y las criaturas marinas quedaron , más que paralizadas, petrificadas.

- El volcán estaba rugiendo, tía June.

¿Rugiendo?, sí, esa puede ser la palabra perfecta.
En cuanto se recobraron del susto, todos los peces, desde los más grandes hasta los más pequeños, se reunieron. Los mayores...

- ¿Tiburones y ballenas grandes?.

Bueno, yo me refería a los abuelos y papás de los más pequeños, no de tamaño sino de experiencia.
Como te iba diciendo, los “abuelos” marinos, sin importar la especie a la que pertenecieran, se reunieron y comentaron los hechos.

“Esto no tiene buena pinta”- dijo el gran Mero.

“Desde hace algunos días he notado como se calientan mis patitas al caminar por el fondo”- apuntaba la imponente Langosta Herreña.

“Deberíamos acercarnos donde surgió el ruido y ver qué está pasando”- sentenció la Tembladera.

“Sí, eso haremos. Iremos a echar un vistazo y luego tomaremos las decisiones oportunas”- dijo la Vieja multicolor.


-¿Y no habían delfines?.

No, no estaban en las cercanías. Los delfines se encontraban en mar abierto, saltando y jugueteando entre la espuma de las olas y los rayos del sol, ajenos a todo lo que estaba ocurriendo. Recuerda que este volcán submarino surgirá muy cerca de la costa.

-Ah, vale.

Los “abuelos” dieron las indicaciones oportunas a todos sus grupos. Debían permanecer juntos y en una misma zona por si tuvieran que tomar alguna decisión urgente. Y mientras todos los peces se reunían, los “abuelos” se dirigieron a la zona del “Gran ruido”.

Según se iban acercando notaban como el agua iba tornándose más cálida. Aquello no indicaba nada bueno.

De pronto, allá a lo lejos y gracias a esas aguas tan cristalinas que les permitía ver a pesar de la distancia, contemplaron el maravilloso espectáculo que se estaba produciendo en el fondo del mar.
Grandes burbujas de aire viajaban de abajo a arriba, hacia la superficie, y justo donde antes vivía un gran coral negro, estaba empezando a surgir una sustancia viscosa, de color oscuro, que se derramaba por la superficie del fondo marino.


Es lava, tía!.

Sí, así era.
Los “abuelos” marinos estaban consternados. Nunca habían visto algo parecido. Entonces, el gran Mero dijo:

Mi padre nos relataba que, en una ocasión, un gran calderón le había contado que en uno de sus viajes hacia el norte, hacia la isla de la Palma, había visto algo parecido cayendo al mar. De esto hace muchos años, pero creo que se trata de lo mismo: un volcán”.

¿Un volcán?” – preguntaron a la vez el resto de los expedicionarios.

Sí, sí, un volcán. A veces, la Tierra se abre lanzando su interior hacia fuera, creando nuevos territorios. Así fue siempre y así será. Eso decía mi padre”- continuó explicando el gran Mero – “No se puede hacer nada, excepto alejarse lo antes posible y esperar a que los zumbidos cesen; entonces podremos volver sin peligro para examinar el terreno”.


La Vieja multicolor no tardó en gritar:
¿Y a qué estamos esperando?, ¡vamos, vamos!, avisemos a los nuestros y pongamos rumbo a un lugar más seguro”.

La Tembladera, que estaba acostumbrada a pulular por el fondo, se ofreció para servir de guía hacia un nuevo destino. Su experiencia sería muy útil para que las pequeñas criaturas, como camarones, erizos, estrellas de mar y cualquier otro bichito carente de aletas, pudiera tener la oportunidad de escapar. Ella los guiaría por la mejor de las rutas.

Cuando los “abuelos” marinos regresaron encontraron “un mar de vida”; chicharros, medregales, meros, sargos, gallos azules, viejas,  peces trompeta, tembladeras, pejesverdes, abades, chopas, cangrejos, bicudas, camarones, pulpos, pejeperros, tamboriles, chuchos. ¡No faltaba nadie!.

- Tía June, también estaban las estrellas de mar.

¡Claro que sí!, estaban todos.
Sin dilación, los “abuelos” contaron lo que habían visto y lo que tendrían que hacer, cuanto antes mejor.
Rápidamente se organizaron por grupos; unos irían explorando el camino, otros guiando a los más pequeños, etc.
Un gran río de criaturas fue tomando forma y alejándose del que hasta ahora había sido su hogar. Dos preguntas encabezaban aquel cortejo: “¿Dónde vamos?¿Cuándo podremos regresar?”.
Nadie tenía una respuesta certera. El tiempo, solo el tiempo, tenía la llave de su futuro.

Peor perspectiva les quedaba a aquellos que no podían moverse: corales, algas, anémonas, esponjas. Ellos tenían que quedarse y afrontar lo que se les venían encima, aún a costa de su desaparición.

Pasaron muchas lunas, demasiadas, hasta que el lejano murmullo del volcán dejó de oírse. Fue entonces cuando los “abuelos” marinos volvieron a reunirse y organizaron las nuevas exploraciones.

- Sólo es una Luna, tía June, pero sale todas las noches.

Cierto, pero ¿a qué cada día parece distinta?, unas veces más redondita, otras más pequeña, ¿verdad?.

-.

Las primeras en salir a hacer el reconocimiento de zona serían las tembladeras. Eran muy rápidas y podían ir y volver en poco tiempo.
Si sus averiguaciones resultaban positivas, otro grupo, formado por los ejemplares más experimentados de las especies más fuertes, pondría rumbo hacia el “nuevo territorio”.

Tuvieron mucha suerte, las noticias que llegaron no podían ser mejores; la temperatura del agua había descendido, ya no se veían burbujas, la lava había dejado de salir y donde antes hubo un campo de algas, hoy había una montaña altísima de curvas redondeadas.

Animados por las buenas nuevas, los “abuelos” marinos concluyeron que era el momento de volver. Contentos y emocionados, todos los que un día tuvieron que partir se prepararon, ansiosos, para regresar.

Esta vez, el ambiente era casi festivo, todos estaban felices y las millas recorridas fueron como un alegre paseo entre amigos.

Al acercarse al lugar indicado, no cabían en su asombro. ¡Tremenda montaña!.Tal vez impresionaba más de la cuenta, porque todo a su alrededor estaba yermo. No había ni rastro del campo de algas, ni se veía el colorido paisaje que brindaban los corales, ni tan siquiera una diminuta anémona. Nada, todo estaba desierto.

Perplejos, esperaron a escuchar lo que los “abuelos” marinos tendrían que decir.

Bien, muchachos – dijo el gran Mero - ¡Hemos vuelto a casa!. Ahora tendremos que volver a organizarnos, cada cual con su grupo. Algunos tendrán que buscar nuevas zonas para refugiarse, otros tendrán que aprender a manejarse sobre el nuevo terreno, pero tenemos que esforzarnos para volver a ser lo que fuimos, un mar precioso plagado de preciosas criaturas”.

¡Síiiiiiii, síiiiii!- gritaron todos a la vez.

Esperen, esperen” – anunció la Vieja multicolor. “Lo primero que tenemos que hacer es darnos una vueltecita para conocer la montaña nueva ¿qué les parece?”.

Los pequeños estaban entusiasmados; así, a lo lejos, aquella enorme estructura de lava solidificada se les antojaba misteriosa y llena de posibilidades.

Según fueron acercándose y perdiendo el miedo, descubrieron que su superficie era lisa y redondeada, lo que junto a las corrientes marinas, la convertían en un enorme parque recreativo.

-No, tía June...En un parque acuático.

Efectivamente, Guillermo, nunca mejor dicho. Aquella nueva montaña podía ser un parque acuático maravilloso.

Antes que el gran grupo se separara, la imponente Langosta Herreña pidió que le prestaran atención.

Ejem, ¿se me oye bien? – dijo mientras movía sus bigotes. “Queridos amigos marinos, la Naturaleza es impredecible y siempre estaremos expuestos a ella; es nuestro sino. Aún así, siempre está dispuesta a hacer concesiones y dádivas  y esta nueva montaña es  un buen ejemplo de ello. Si bien un día nos aterró su formación, hoy tenemos que verla como una nueva oportunidad. Algún día, de estos terrenos yermos, brotará la vida y a la Vida siempre  hay que regalarle una sonrisa. Eso es todo. Ahora...a vivir” – sentenció mientras hacía una reverencia.




- Tía June.- dijo Guillermo con voz somnolienta.

Dime.

- Ahora vamos a contar peces. Cuenta con la mano- exclamó mientras dejaba su espalda al aire, dando por finiquitado el cuento de hoy.

Vale. Contaremos peces. Un pez, dos peces.....veinte, veintiuno....cuarenta.

NOTA: Este cuento se lo dedico a un buen amigo, Josep Julián, estupendo contador de historias. ¡A vivir...y a contar!.

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20 de septiembre de 2011

El tiempo es oro

Oro no tengo, pero de tiempo voy sobrada así que nada mejor que invertirlo, si no en oro, en ahorro. 

Como estoy en paro, los euros escasean; no crean Uds. que solo el FMI, el BCE y el IBEX son los del descalabro económico.

Insistentemente se escucha decir que hay que fomentar el consumo porque es la fuente de todas las soluciones y yo, como muchos españoles y otros europeos, digo “¿Consumir? Lo justito e indispensable, pero no por capricho, sino porque no hay para más, al contrario, cada día, hay para menos y sin esperanzas a corto plazo”.

Así que he sacado mis dotes de “recicladora” y las he puesto al servicio de mi “república independiente”: mi casa.

Como aún no he dado con la fórmula magistral para producir en mi cocina oro, billetes,  petróleo, acciones de farmacéuticas o cualquier cosa que huela a “cash” fresco, he decidido que, ya que no puedo producirlo, al menos no voy a gastar lo poco que va entrando. Y hoy lo he “bordado”.

Empecé esta mañana dedicada a la “aeronáutica espacial”, recomponiendo el cohete que le había regalado a mi sobrino y haciendo otro para un compañero de su cole. Materiales de primera, oiga: un tubo de cartón de servilletas, papel de aluminio, logos de la Nasa, mucha cinta adhesiva, algunos complementos e imaginación.

A la hora de comer: refresco casero. Agua fresquita, un limón recién exprimido, un poco de azúcar y a disfrutar de bebida natural, sin colorantes, conservantes y vaya a saber cuantas cosas más.

A primera hora de la tarde, continué con mi sesión de “low cost”.

Pelar, trocear y guardar en el congelador un estupendo trozo de calabaza que me tocó en el reparto que se hizo de una fabulosa pieza “donada” por un  familiar, que ha vuelto a labrar la tierra después de engrosar las listas del paro.

Luego me dediqué a una actividad de “coste cero”. En la tarde del viernes pasado, tras terminar de hornear la cena, aproveché el calor residual para tostar el pan sobrante de la semana. Hoy tocaba rallarlo, a mano. Resultado: una bolsa estupenda de pan rallado sin gasto energético alguno. 


 
Después, troceé cuatro piezas de jabón casero, hecho hace un par de meses con aceite reciclado de mi cocina. Lo puse en una olla al fuego con agua y después de remover un ratito, he conseguido tres litros de jabón líquido para lavar la ropa y un dispensador pequeño para cuando tenga que frotar algunas piezas.


 
Cómo aún tenía ganas de seguir “ahorrando”, he preparado gomina casera para un par de semanas por lo menos. Agua, semillas de linaza, un poco de romero, unos minutos hirviendo y vuolá, lista para ser usada por la familia.

Por supuesto, todos los recipientes usados para estos menesteres son reciclados, faltaría más.

Para terminar, he regado los cuatro tomateros que tengo sembrados en el balcón.

Y así, a lo tonto, que me pongo a sumar y se me ha dado bien el día. Tengo un montón de cosas y he gastado muy poquito. Pero si además pienso en todos los químicos, combustibles, materiales y desechos que he evitado, la cuenta se dispara.


Tal vez alguien piense “Si todos hiciéramos lo mismo, las empresas quebrarían ¿no?” y, a lo mejor, no les faltaría razón, pero mi economía ya está maltrecha y ahora solo me queda salir adelante con mis medios. No hay plan de rescate para mi hogar; ni nadie inyecta dinero en mis cuentas; ni me rebajan impuestos; ni hay préstamos ICO, aunque, eso sí, cuando el euro consiguió que una lata de refresco pasara de 100 pesetas a 1 euro, en un abrir y cerrar de ojos, no hizo la misma magia con los sueldos, a los que sí se les aplicó, a rajatabla, el cambio estipulado: 100 pesetas = 0.60 euros. ¿Hacemos el cálculo de cuánto dinerito dejamos de tener “disponible” por semejante atropello?. Y ya va para una década de pérdida de poder adquisitivo.

Por tanto, el techo de deuda de esta mi “república independiente” lo pongo yo; no me hacen falta decretos, ni leyes, ni agencias calificadoras, solo sentido común: nunca los gastos deben superar los ingresos y si hay menos ingresos, se gasta menos y punto.

Nadie, ni el gato del Tato, va a venir a decirme: “Oiga, señora, tiene que consumir más”, porque va a tener una respuesta inmediata “¿Dónde está mi contrato?”.

Así que, hasta que la situación no cambie y el “objeto de mi deseo” no se materialice en contrato laboral, queda instaurado el “estado de alarma”,  que será prorrogable según se vayan dando las circunstancias. Tendrá prioridad de uso el arsenal disponible para las actuaciones de “reciclado” y “mínima inversión”. Cualquier otra intervención que suponga un cargo extra a las arcas del estado, tendrá que disponer de la autorización pertinente avalada por la Presidencia. En caso de extrema urgencia, se podrán usar los céntimos que guardamos en el botecito de la cocina.

Firmado,

La Presidenta.
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7 de septiembre de 2011

Mayoría de edad


Ahora si, ya se puede decir que "oficialmente" soy una madre con mayoría de edad, o lo que es lo mismo, Carlos ha cumplido 18 años.

Es posible que si hubiera dedicado estos años a estudiar, hubiera podido tener tres carreras. De lo que no estoy tan segura es si hubiera aprendido más que siendo madre. ¡Todo es tan relativo!.

Aunque espero poder seguir muchísimos años más estudiando "Cómo ser madre y no morir en el intento", soy consciente que cada día que se suma es un apunte menos que tomar, una clase menos a la que acudir y menos exámenes que superar hasta terminar siendo solo "oyente".
Atrás quedaron aquellos primeros cursos sin posibilidad de escapar al recreo ni una sola hora; aquellas prácticas agotadoras; todas aquellas materias que te sonaban a chino.

Eso sí, cuando me inscribí en "esta carrera" ya sabía que iba a ser para toda la vida, lo que no imaginaba era que el contenido fuera tan extenso y tan versátil. Lo que se dice "nada aburridito".

No seré yo quien diga si voy aprobando o suspendiendo y tampoco hay boletines, ni diplomas, que lo atestigüen. Solo queda que "alguien" quiera dar, por ti, sus "referencias"

Hoy voy a celebrar esta mayoría de edad con un vídeo que, en su momento, me emocionó. 

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19 de agosto de 2011

Se busca...


Uno de los significados de “trabajo”, según la Real Academia Española, es “Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital”.

Esfuerzo, producción, riqueza, capital... ¡Entendido y aceptado!.

El viernes pasado tenía fecha para renovar mi demanda de empleo. Cuando estaba en las cercanías de mi oficina del Servicio Canario de Empleo, vi lo siguiente: un hombre joven, de unos treinta años, se paseaba entre los coches que esperaban el cambio de semáforo con un cartel sobre cartón donde rezaba, con letras grandes, claras y muy elocuentes: BUSCO TRABAJO.

Lo primero que me vino a la cabeza fue ¡Caramba, a esto si se le puede llamar búsqueda activa de empleo!. Pero lo segundo fue ¡Qué mal lo estará pasando!. Mientras veía a lo lejos el grupo de personas que permanecía en el exterior de la oficina de empleo, me consolaba a mi misma pensando “aún te queda paro, aunque el próximo mes ya cobrarás solo el 60%”.

Llegar a la puerta de la oficina, no gusta, no te acostumbras, al menos, es así para mi. Entras, te encuentras a un guardia de seguridad, en esta ocasión muy amable, hacia a quien  me dirigí para solicitarle información. Me indicó donde tenía que pasar y cuando me tocó turno, me acerqué y entregué mi demanda.

 “Tiene que volver el 11 de noviembre, señora”. - me dijo la empleada.

“Perdone, ¿podría hacerle otra consulta?. A unos primos míos, del norte de la isla, los han derivado a esta oficina para solicitar información sobre las campañas en el extranjero. ¿Sería Ud. tan amable de indicarme cómo han de concertar la cita para evitar que hagan el viaje en balde?”. – pregunté.

“¿Campañas en el extranjero?. Ahora mismo no hay nada, tiene que entrar en la página web y mirar directamente, eso sí, tendrá que saber inglés porque de otro modo no entenderá nada.”. - me replicó con un tono bastante agrio.

“Ya, pero verá, es que de su oficina de empleo los han enviado a hablar con “Doña Fulanita”  y  solo necesito saber cómo se puede concertar la cita”. - insistí.

“Está de vacaciones. Hasta septiembre: NADA”. - replicó, como contrariada por mi insistencia.

No sé si al ver mi cara de póquer, o si se acordó de repente, el caso es que se giró, buscó entre papeles y me entregó un folleto de EURES (el portal europeo de la movilidad profesional), donde figuraba algo de información, las páginas web relacionadas y los datos de contacto del consejero de la provincia.

“Aquí tiene, que llamen en septiembre y ella verá si puede o no puede atenderlos, pero sin idiomas, no creo. Ingenieros, si están pidiendo, pero ¿en la agricultura? No. Ahora no hay campañas”.  - me dijo.

Cogí el folleto, levanté la vista, la miré y le dediqué una sonrisa mientras le decía: 
“Muchas gracias, ha sido Ud. muy amable”. Con educación, por supuesto, porque si me llega a salir la vena de barrio, le hubiera recomendado un poco más de fibra y un poco menos de vinagre en el desayuno.

Luego pensé, a saber la cantidad de gente, de qué maneras y modos tendrán que atender, diariamente, estos empleados. Pero ni todos somos iguales, ni tan distintos, digo yo. Tal y como están las cosas, nadie queda exento, de por vida, de terminar “al otro lado de la mesa”, de este lado, del que no gusta.

Dado el éxito obtenido, o sea, ninguno, me propuse sondear la red en busca de alguna oferta de trabajo para mis primos. Ellos, aunque agricultores de “nacimiento”, dedicaron gran parte de su trayectoria laboral al mundo de la construcción. Por tanto, son de aquellos que cayeron primero, de los que ya no cobran nada, de los que están cansados de ir de un lado al otro buscando “lo que sea”.

En algunos portales de empleo aparecían algunas ofertas, pero a las que solo se puede acceder dándose de alta, incluyendo el currículum, etc. Tal vez, algún hijo o sobrino esté lo suficientemente entrenado para sumergirse en el 2.0 y poder optar a esta nueva vía de “oferta y demanda”. Recopilé algunos datos para hacérselos llegar.

Ojalá tengan suerte, la necesitan, con mayúscula.

Pero leyendo y buscando, encontré un anuncio, una demanda, que me tambaleó de mala manera. La reproduzco, eliminando las “señas”.

CHICO ESTUDIANTE
Olaa. Me llamo Xxx, soy de xxxx, tengo 18 años y busco trabajar, en la zona de xxxx y de xxxx, preferiblemente en esta última. Uno con un sueldo remuderado y ponderado en relación con dicho empleo. Poseo Titulo De Graduado Escolar(ESO), conocimiento y manejo medio de Adobe Photoshop CS4-5 y De Informatica en general(también medio). Contactarme por Email Si Quieres Hacerme una Pre-Entrevista. PD: No acepto trabajos que afecten a mi integridad ética ni tampoco tolero la Preeminencia. saludos

Excepto las equis, no he retocado nada, lo prometo, pero vamos a diseccionar el texto.

Olaa: sin h y vamos a pensar que pulsó dos veces la a, sin querer.

En la zona de xxxx y de xxxx: nombre de localidades sin mayúscula, dos veces.

Uno: se referirá al trabajo.

remuderado y ponderado en relación con dicho empleo: Además de la falta de ortografía, tiene mucha pinta de ser “copy & paste”.

Título De Graduado Escolar (ESO): por la edad, debe ser ESO, pero le gustó más lo del título y  colocar mayúsculas en cada una de las palabras, ¿dará caché?.

conocimiento y manejo medio de Adobe Photoshop CS4-5: Muy útil para retocar fotos, ¡gran herramienta!.

De Informatica en general(también medio):  en el otro “medio” debe de estar lo relacionado con el corrector ortográfico; falta tilde y sobran mayúsculas.

Contactarme por Email Si Quieres Hacerme una Pre-Entrevista: Difícilmente el contacto podrá ser de otra manera si no se especifica otra vía en el anuncio. Uso del “tuteo” anticipadamente, incluso antes de una “Pre-Entrevista”. ¿Esto qué es?. Otra vez, abuso indiscriminado y erróneo de mayúsculas.

PD: No acepto trabajos que afecten a mi integridad ética: ¿Hay algo que deba saberse?, ¿Excesiva sensibilidad?, ¿Problemas con el cabello?, ¿Qué ocurre, chaval?.

ni tampoco tolero la Preeminencia: ¿Seguro de querer usar esa palabra?.  Privilegio, exención, ventaja o preferencia que goza alguien respecto de otra persona por razón o mérito especial”. Por el “tono del anuncio”, tal vez la palabra a usar fuera ¿Prepotencia?.

saludos: Minúscula tras un punto.

Volvamos al encabezado:

CHICO ESTUDIANTE: No es para tomárselo a mal, pero como “estudiante” no se ha lucido mucho o aún le queda mucho camino por recorrer. Aún así, el Título de Graduado Escolar no le calza; los que si lo tenemos, pasamos buena parte del tiempo invertido en ello, corrigiendo ortografía, haciendo dictados y adquiriendo vocabulario. Sólo es mi opinión, por supuesto.

Si en lugar de buscar trabajo, me encontrara en situación de contratar a alguien, desde luego con un anuncio así lo que pensaría sería:


“No está muy dispuesto a moverse; de una localidad a la otra no hay más que un paso. Sueldo remuderado y ponderado ¿pero sabe lo que está diciendo?. Por sus conocimientos, da la impresión que sabe subir sus fotos al Tuenti y chatear muy bien ¡Justo lo que no necesito!. ¿Una Pre-Entrevista?, ¿Para qué?. Ya lo deja todo claro en pocas palabras. ¿Integridad ética?, ¿Preeminencia?. Demasiados peros para trabajar. Pasemos al siguiente.”

Después de todo, con adversarios así, aún no pierdo la esperanza, al fin y al cabo....

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4 de agosto de 2011

Homeschooling veraniego


Sin duda alguna, lo mejor de este verano está resultando ser  mi  “homeschooling” particular.

Pero para que esto esté siendo posible, las “circunstancias” han tenido a bien alinearse de la forma correcta, en el momento preciso y en el lugar idóneo.

Es decir, estoy “en paro”,  siempre tengo ganas de aprender y compartir, tengo con quien hacerlo y, sobre todo, disfruto como una javata.

Sin desmerecer ni un ápice lo que tengo en casa, puedo prometer, y prometo, que la existencia de mis dos sobrinos pequeños, y maravillosos, está colmándome de alegría, risas y “juventud”.

Guillermo (antes conocido como “mi peloto”, hoy  “el niño de mis ojos”) se está haciendo mayor a una velocidad de vértigo, pero con sus tres años y medio está en el momento ideal para volverme loca, pero sin tener que consumir  medicación alguna.


Ángela, la pequeña, con sus casi 11 meses, me tiene conquistada de pies a cabeza. Es la “niña” de la casa y la familia, la guinda que nos faltaba y por la que babeamos al unísono; ella, por sus dientes y nosotros sólo por mirarla.


Cada mañana, durante el mes de Julio, he acompañado a Guillermo a su primer curso de iniciación de natación. Su abuelo y yo, hemos sobrevivido a las insolaciones de puro milagro y, a veces, gracias también a la intervención de mi sempiterno paraguas “de fondo de bolso”. Eso sí, verlo progresar desde el uso de manguitos, pasando por el “churro” hasta los lanzamientos kamikazes a la piscina sin necesidad de “elementos flotatorios” ha sido espectacular. Lo mejor de todo, la alegría, las ganas y esa eterna sonrisa que siempre acompaña a mi “delfín”, por muy fría que estuviera el agua.


Entre idas y vueltas a la piscina, también hemos jugado a “se dice así”. Me divierte mucho constatar la lógica aplastante con la que los niños comienzan a crear vocabulario. Utilizan la raíz de las palabras y crean a partir de ahí de manera lógica, aunque se no ajuste a la realidad. Por ejemplo, los verbos. La irregularidad de ciertas formas verbales se les escapan.
Verbo: Poner = “Yo poní”.
Verbo: Hundir = “Me hondé”. La piscina está honda, es lógico que te hondes.

No es una cualidad sólo de Guillermo, una amiga suya le dice a su madre: “Mamá, voy a “bicicletear con mi bicicleta”. Lógico: bicicleta = bicicletear.

El uso de los géneros también se hace un poco complicado. Cuando decimos “niños” en general, señalando un grupo de criaturas, él apostilla “niños y niñas”, haciendo una clara diferencia.
Para él, yo soy “jovan” y no joven. Es su manera de expresar el femenino. A mi me encanta, sobre todo, porque hasta hace nada, según sus ojitos y mi fecha de nacimiento, era “vieja”, pero debe ser que estar a su lado ha conseguido borrarme años, porque ahora soy “jovan” y me gusta, jaja.

Un día llegó a casa de los abuelos un folleto “con dibujos” de la compañía de gas, sobre seguridad. Él me preguntó sobre qué era aquello y le estuve explicando que significaban los dibujos. En uno de ellos se veía una “bombona” (botella de gas) tumbada con un aspa roja encima. Le expliqué que aquello significaba que las bombonas no debían tumbarse. Al día siguiente, mientras estábamos en la calle me dijo “Mira, tía, un camión con “tumbonas”.
                       
En las sobremesas jugamos a “¿qué canción estoy tarareando?” y no falla ni una, claro que soy una máquina dándole el tonillo justo al tararear la canción de “Doraemon, el gato cósmico”.  No es fácil, no crean, porque hay que tener cierto conocimiento en materia musical infantil; no le vale que le tararee cualquier cosa, tiene que ser del repertorio adecuado, es decir, cualquier sintonía de su tema favorito: los dibujos animados. Menos mal que aún ponen “el pájaro loco” porque, a veces, me veo sin recursos.

Por las noches, antes de dormirse, toca “Cuéntame un cuento” y hemos optado por hacer creaciones interactivas. Yo le pregunto el tema y él da la pauta. Luego, sobre la marcha, vamos recreando juntos una historia; lo mismo nos toca ir en submarino para observar la fauna marina que un hada nos pinta la casa con los colores de la primavera.  Tras muchas aventuras, contar estrellas es un bálsamo para dormir; alrededor de las 100 prefiere dejarse llevar por Morfeo y dejar los juegos para mañana. A veces, hasta yo sucumbo al suave guineo de mi propio contar y cuando vuelvo en mí no estoy segura si me he saltado de la número 80 a la 85 sin pasar por las demás. 


Hace unos días, le construí un avión con materiales reciclados: cartón, tapones, recortes de revistas. Ver sus ojos de incredulidad al ir reconociendo los materiales no tiene precio.


Le encanta venir a mi casa, por eso, este mes que ya no hay piscina, a media mañana voy a recogerlo a casa de los abuelos y nos venimos a hacer cositas juntos. Por el camino, jugamos a “rojo y azul”, que no es otra cosa que ir saltando de loceta en loceta del color elegido. También hay una parte del recorrido donde ejercitamos el equilibrio; él se sube a los muritos de los jardines y yo intento que no se caiga. Hablamos de árboles, bichitos y cosas “del mundo mundial”, como “un día yo fui al Loro Parque y vi leones marinos”.  Todo muy divertido, ¿a que sí?.

Ya en casa, hay dos cosas que siempre hace: coger unas pesas de su primo Carlos para "hacer ejercicio" y, un poco más tarde, descalzarse para "darse un masajito en los pies" con los rodillos de madera, imagino que para descansar de tanto ejercicio.

También hemos colaborado en un  proyecto “conjunto” para la celebración del primer cumpleaños de su hermana, pero como es “secreto” no lo puedo desvelar. Eso sí, sin su ayuda me hubiera resultado más que difícil, monótono, jeje.

Él también piensa ya en su propio cumpleaños, que será en diciembre.  Nunca es demasiado pronto para tener claro la temática de la celebración: “Caballeros y dragones”. Eso sí, quiere que su madre le haga una tarta con un castillo, un bosque, una princesa, un caballero y una bruja “mala”. ¡Suerte que no soy repostera!, jeje.  Ahora, también nos ha informado, a sus tías, que tenemos que disfrazarnos de “blancanieves”, aunque hemos intentado que nos rebaje la condena a simples “brujas buenas”. Ya se verá, estamos en plenas negociaciones.

Hoy hemos vuelto a casa y al llegar al rellano de mi piso me preguntó por el número que señala la planta. Le dije que era el 3 y entonces se fijó en las letras que hay en cada una de las puertas. Le conté que la de mi puerta era la “D” de dedos; él me señaló la otra y dijo “esa es igual”, pero no, era la “B” de besos, le dije, y ésa es la “A” le indiqué señalándole la otra puerta y sin darme ni un segundo me contestó: “La A de abrazos”. ¡Síiiiiii, del que te voy a dar!”.

Para compensar el esfuerzo realizado en la ejecución del proyecto “secreto” para el cumple de Ángela, hoy hemos estado haciendo un castillo. A Guillermo le encanta usar el pegamento de barra, por lo que se me ocurrió una manera estupenda de hacerle el gustillo: papelitos para “colorear” el castillo.  Apenas llevábamos completados los árboles y arbustos cuando me dijo: “Tía June, tengo una idea mejor, ¡estoy muy cansado!, yo veo los dibujos y tú lo haces”. Jajaja, que listillo, pero qué encantador.

Tía June” soy yo, pero la historia de todos mis nombres será el tema de un próximo post.

Al final, esta tarde, he terminado, yo solita, el castillo, porque para mañana tenemos otro plan y no es cuestión de ir dejando las cosas a medias. Se lo he llevado para que se lo regalara a su madre y cuando nos encontramos con ella, camino de su casa, a pesar de mis advertencias, le dijo al grito pelado: “Mamá, tengo una sorpresa para ti, es un secreto....ES UN CASTILLO”, jajaja. 


De Guillermo puedo hablar y no parar, pero también está Ángela, su hermanita. Aún no habla, pero estamos en ello. Sabe hacer como nadie el gruñido de un ¿dinosaurio?; es increíble como de un ser tan pequeño puede salir tremendo estruendo y tan gracioso. Aunque aún no sabe expresar con palabras lo que quiere, sabe perfectamente hacerse entender.
Es muy observadora, de carácter fuerte, pero risueña a más y no poder. Cuando ríe a carcajadas se nos abre el cielo.
Siente delirio por su abuelo y él por ella. Juntos, él en su silla y ella en su cochecito, “cantan” a la sombra de la terraza. El abuelo le canta coplas y ella ha aprendido a “seguirle el ritmo” con su “tata tá”. Deberíamos inmortalizar esos momentos.

Ya simula besos, chasquidos con su boca que nos hacen sonreír. Claro que también hace lo mismo cuando come, en señal de “me gusta”.  Y le gusta todo, jamás le ha hecho ascos a nada y es capaz de probar cualquier cosa que le acerques a la boca;  primero con cierta precaución, pero siempre termina por darle su visto bueno. Yo la llamo “black hole”, porque cosa comestible que cae en su boca, desaparece.

Si la tengo en brazos y le digo “tilín, tilín”, mueve sus manitas y las acerca a mis pendientes. Le encantan todos los complementos y no se le escapa ni uno, ya sean zarcillos, broches o collares. Espero que también le guste usarlos, porque solo estoy esperando a que le crezca su lindo cabello rubio para llenarla de lazos, diademas y pinzas decoradas; para eso soy artesana y artista y ella nuestra única niña, jeje.

Por cuestiones de salud, mi hermana mayor está compartiendo esta semana con nosotros; como amantes de los buenos documentales, nos hacemos llamar las “elefantas o macacas”. Cómo éstas, en sus manadas, somos las “féminas mayores”, las tías, las que nos remiramos en los vástagos de nuestra hermana menor, con los ojos de la experiencia, la risa que nos regala su inocencia y el amor hacia “lo nuestro”.  Cuando algún comentario de Guillermo o algún nuevo logro de Ángela nos asalta, nos miramos con  complicidad, con la sonrisa ladeada, disfrutando del momento y del hecho de ser tías. Simplemente, maravilloso.

Aún tengo por delante un mes repleto de “homeschooling” veraniego; todos aprendemos cosas nuevas “en casa”, en familia, pero sobre todo ...

¡DISFRUTAMOS! y es gratis.

P.D. Las fotos de los niños las he tomado "prestadas" del blog de su madre "mamadameteta"; seguro que no se enfada ¿verdad, hermanita?.



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