3 de marzo de 2009

Lecciones magistrales: "la economía de los sobres"


Abro la puerta, silbo anunciando mi llegada y una voz, al final del pasillo, me responde. Encamino mis pasos hacia ella y allí la veo, con el lápiz en la mano, los tickets del supermercado en la otra, a punto de comenzar a hacer sus balances sobre el tablero blanco melaminado que utiliza como mesa de corte para sus arreglos de costura.
Hasta hace poco, su pizarra mágica era la mesa azul de formica que, con más de cuarenta años, aún reina en la cocina. Sobre esa superficie, la vi muchas veces, demasiadas, haciendo cuentas, borrando con el dedo sus cálculos y volviéndolos a hacer, apilando montoncitos de monedas contadas o colocando los billetes en sobres separados.
Ella dice que “siempre vivió en crisis”. Es su forma de sintetizar lo que significa administrar lo mejor posible los ingresos de la familia, sobre todo, cuando éstos nunca fueron espléndidos.
Su nacimiento, en 1941, la convirtió en “niña de la postguerra” española haciendo que en su infancia conociera las cartillas de racionamiento, el estraperlo y la escasez económica. Creció y aprendió el “oficio” gracias a otra de las grandes de la economía: mi abuela. De su madre, siempre habla con devoción, sobre todo, cuando nos relata todas las peripecias que realizaba para que “las penas, que eran llovidas, fueran menos”. Aquellos fueron unos tiempos muy difíciles, donde todo escaseaba y había que agudizar el ingenio para cubrir las necesidades, trabajar de sol a sol y donde el arte de reciclar no era una opción, sino una realidad. Una estampa similar puede verse hoy en día en otras partes del mundo.

No pudo ir al colegio, porque, entre otras cosas, no se veía necesario para una niña rural pero, de este pasado de carencias, aprendió todo lo necesario para intentar evitarnos penurias futuras. No es que tenga la receta del milagro del pan y los peces, sino toda la sabiduría que el paso por la vida y sus circunstancias van dejando tras sí junto a incansables horas de trabajo.

Sus reglas para evitar el caos económico son básicas, pero efectivas:

-Nunca gastar lo que aún no se tiene. Dilapidar un sueldo que no se ha cobrado, solo lleva al descalabro.
-No adquirir deudas que no sean estrictamente necesarias.
-Pensar que los imprevistos siempre son más previsibles de lo que se cree. Todo el mundo enferma, todo se avería, todo se rompe...alguna vez.
-Lo que se destina para un uso, jamás hay que gastarlo en otra cosa pensandoya lo repondré”.
-Planificar con tiempo los gastos futuros y priorizarlos por orden de necesidad.
-Intentar ahorrar cada mes, de manera, que se puedan afrontar algunos proyectos a largo plazo, sin éstos provoquen un quebranto en la economía familiar.
-Pero sobre todo, trabajar. Nadie tocará en tu puerta para traerte dinero, hay que salir a buscarlo.

Con todas estas premisas no es extraño que, los días de cobro (antes en efectivo), la viéramos sumando y restando sobre su mesa azul, separando el dinero del transporte mensual, los importes de los recibos de la casa, la luz, el agua, el teléfono, etc., calculando con cuánto contaba para la compra de alimentos, los gastos de las “niñas”, los famosos imprevistos, en definitiva, poniendo en práctica la “economía de los sobres”; éste para los recibos, éste para el transporte, éste para la comida, éste....éste para lo que ha sobrado.

Una vez le escuché decir a una amiga cubana que su madre era “económica”, término empleado para lo que conocemos como economista. Recuerdo que al oirlo pensé directamente en mi madre.

A pocos días de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el 8 de Marzo, quiero dedicarle este post a mi madre por todo el trabajo, esfuerzo, dedicación, sacrificio y voluntad que ha puesto a lo largo de todos estos años, y sigue poniendo aún estando jubilada, por todo lo que hemos aprendido de ella para que nuestra vida, la mía y la de mis hermanas, haya sido inmensamente más fácil de lo que jamás pudo imaginar en su niñez.

A mi madre, con todo mi amor y respeto, por haber sido y ser una MUJER con todas sus letras.

9 comentarios:

GLORIA dijo...

De ese reparto de sobres,yo recuerdo ver el montón de billetes de 100 pesetas y sentir que éramos muy ricos, sobre todo porque unos de esos billetes era para mí. Eso sí, duraba en mis manos medio minuto; me lo entregaba mamá, yo lo cogía, lo miraba y se lo volvía dar y pá la cartilla.............
De esa MUJER con todas sus letras, todas nosotras, sus hijas, hemos aprendido la "economía de los sobres" y muchas cosas más, pues siempre tuvo tiempo para enseñarnos, un poco de costura, de bordado, de punto, de cocina, a guardar las cintas con las que viene la ropa para colgar en las perchas, las cremalleras, los botones y todo lo que estando en buen estado, pueda servir para arreglar otra cosa o para los carnavales. También nos a enseñado y demostrado que siempre está ahí vigilando sin entrometerse en nuestras vidas, a la espera que le demostremos que necesitamos ayuda.
Gracias hermana, por escribir estas cosas tan bonitas sobre mamá y sobre todo GRACIAS MAMÁ POR SER COMO ERES.

Anónimo dijo...

Cuando leo lo que escribes, con esa intimidad y esa fuerza, no puedo dejar de pensar en los versos del "Ulises" de Tennyson:
"Aún no es tarde para buscar un mundo más nuevo.
Desatracad y sentados en buen orden amansad
Las estruendosas olas; pues mantengo el propósito
De navegar hasta más allá del ocaso, y de donde
Se hunden las estrellas de occidente, hasta que muera.
Puede que nos traguen los abismos; puede
que toquemos al fin las Islas Afortunadas y veamos
al grande Aquiles, a quien conocimos. Aunque
mucho se ha gastado mucho queda aún; y si bien
no tenemos ahora aquella fuerza que en los viejos tiempos
movía tierra y cielo, somos lo que somos:
corazones heroicos de parejo temple, debilitados
por el tiempo y el destino, mas fuertes en voluntad
para esforzarse, buscar, encontrar y no rendirse."

Gracias por tus regalos.

María Hernández dijo...

Si tuviera que usar solo una palabra para señalar lo que nuestra madre nos ha enseñado sería "autonomía".
De sus manos hemos aprendido todo lo que sabe hacer, que es mucho y variado, pero también nos dió la oportunidad que ella no tuvo, la que siempre le acongoja, la que le hace decir "el día que me muera, si me hicieran la autopsia, sólo encontrarán ganas de aprender". Buscó los medios y extrapoló sus ganas para que el mundo de las letras se nos abriera.
Creo que no la hemos defraudado: la vida nos puede dar limones, pero en lugar de agriarnos, hacemos limonada con su receta.

Lo tengo muy claro...tenemos unos padres fenomenales. No sé si lograré algo parecido.

Anónimo dijo...

Muy lindo este homenaje. No sólo disfrutas de una excelente madre -la que en un sobre también guardó el dinero para las sábanas- sino que tú también demuestras ser un hija agradecida...y en vida. Tú también eres una gran MUJER, con sus cinco maravillosas letras. Cinco letras nada más, como las tiene tu nombre. Cinco letras cariñosas que no olvidaré jamás. Y que hoy, otra vez, pronuncio, María, ¡mi María!, mi dulce nombre de mujer. PEDRO SOCORRO

Antonio Hernández Mendo dijo...

Gracias por tu literatura. Es un oasis entre tanta sequedad.

Pedro Bonache dijo...

Hola Maria..., de nuevo encuentro puntos comunes en tu relato respecto a mis padres. Mi madre salió de su pueblo y la enviaron a Valencia "a servir", a los trece años, a los once ya habia estado en otra casa, en aquella epoca ella también pegaba los cupones en las "cartillas de racionamiento". Años despues, ya casada y habiendo parido a mis cuatro hermanas y a mi mismo, continuaba haciendo economias, como la tuya. La recuerdo muchas tardes, cuando llegaba del colegio, con un montón de patrones de la revista "Burda", sobre la mesa del comedor.Cosia ropa para todas mis hermanas, ropa de casa,servilletas, cortinas..., con gusto y saber hacer..., en fin, mujeres valientes, con empuje, con voluntad..., que ahora se han ganado su descanso.
Un saludo Maria.

Anónimo dijo...

La verdad es que tu madre es un ejemplo para todos nosotros. Como bien dices para ella no existe la crisis porque siempre la ha vivido.
Todos los días aprendo algo nuevo de tus padres.
Son luces en un mundo de sombras.

Luis

Roman García dijo...

Gracias por tu empujón -fortuito y carente de intención- hacia las palabras... las he vuelto a recuperar... con dolor... a borbotones... trastavilleando... por fin, otra vez. Gracias.

María Hernández dijo...

Para "el otro anónimo":
Precioso poema y así es la vida, un navegar constante. Por suerte, nosotros si encontramos a las Islas Afortunadas, porque vivimos en ellas, pero ¿quién sabe si para siempre?. Gracias por tus comentarios "el otro anónimo".

Para Pedro Socorro:
Gracias, sobre todo, en nombre de mi madre. Mi suerte es tener un nombre tan conocido que me llueven las canciones, como ésa que citas y que muchas tunas cantan en sus rondas entre panderetas y capas. Gracias, hasta ahora los únicos tunos en directo que conozco son los "higos picos" de la tierra, jejeje.

Para Psicología del Deporte:
Gracias a ti por leerme. Si hubiera querido escribir por y para mi, lo hubiese hecho en unos folios para guardar. Hacerlo desde aqui me permite compartir con el que quiera venir. Gracias por agregarme a tu blog.

Para bicipalo:
Tremenda la vida que tuvieron que llevar y, aún así, hay en el mundo peores existencias. Y nos quejamos...¡qué flojos somos!. Ahora que llegamos a una edad donde algún que otro desgaste se nos hace evidente, es cuando empezamos a valorar todo lo que hicieron ellos a pesar de sus "dolores". Gracias por venir.

Para Luis:
Sin duda son fuente de inspiración y a mi me alegra que a ti te lo parezcan, jeje. Gracias también por dejar tu granito.

Para Román García:
Espero que ese empujón del que hablas y que "supuestamente" te di, no sea el que te haya causado ese dolor, jeje.
Muy agradecida quedo al saber que "mis palabras" te han ayudado en "algo". Gracias a ti por agregarme a tu blog.

Saludos para TODOS...

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