25 de noviembre de 2008

25 de Noviembre de 2008



25 de Noviembre:
19:00 hrs. Concentración en la Plaza de la Candelaria (Santa Cruz de Tenerife)


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Pitillos si, tabaco no

Se ha visto en la Tv, un spot de cierta bebida de cola, donde bajo la frase “Soy un chaval de verdad, ésta es la mejor edad”, se nos muestra, en segundos, muchos aspectos cotidianos de lo que fue la década de los 80’s.

Para quienes “estuvimos allí”, puede resultarnos anecdótico, incluso gracioso, o consigue ocasionarnos una depresión de caballo al hacernos conscientes que, como dice el tango, “20 años no es nada”.

Personalmente, no tengo muy claro cómo, dónde y cuando se esfumaron, porque todo ha ido tan deprisa que mis incipientes “patitas de pollo” han pasado, en un kikirikí, a ser verdaderas “patas de gallo” y yo sin enterarme.

De lo que sí estoy segura es que, tal y como dice dicho spot: “Fuiste pionera en llevar pantalón pitillo”.

La moda lleva intrínseco un comportamiento cíclico y cada dos décadas, algo de lo que fue, vuelve, adaptándose a los tiempos, pero, en esencia, es lo mismo. En los 60’s, también se usaron los pantalones ajustados, pero unir “pantalón tejano + pitillo” fue algo propio de los 80’s. Cada veinte años regresan, sólo que, en la actualidad, lo han hecho con lycra incorporada, por lo que la gran odisea de llevarlos ceñidísimos a los tobillos no tiene complejidad, porque estiran.

En los 80’s, intentar meter el pie dentro de un tejano, ajustado hasta el límite y que no estiraba en absoluto, tenía algunos riesgos: de tanto alargar el empeine del pie, para hacerlo entrar, podías acabar con distensión muscular o bien, de tanto empujar, las costuras cedían y terminabas con un pantalón descosido, cuando no, roto. En definitiva, había que sudar lo suyo para ganarse el orgullo de llevar el tejano más “entubado” de todo el instituto y, por supuesto, a la vez, renunciar a la posibilidad de rascarte en vivo, si por casualidad te picaba un mosquito, o tener prisa y querer calzarte antes de vestirte.

Creo que en recuerdo a esa dosis de sufrimiento, asociado al uso de vaqueros “entubados”, todos aquellos que hoy “estamos en la mejor edad”, pero ya vigilando nuestra salud, deberíamos alzar la voz para gritar:
“ Pitillos, Siiii, Tabaco, Noooo”
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21 de noviembre de 2008

Cuando el corazón llora...


El día 20 de Noviembre es, hasta hoy y durante muchos años más, una fecha recordada, aprendida o escuchada por millones de personas en este país y también fuera de sus fronteras. No creo que haga falta mencionar el motivo, pero..

¿Y A MÍ QUÉ?

A mi me recuerda otro 20 de Noviembre, otra muerte, otro final, otro dolor....del alma.

Ayer, nadie de mi alrededor notó que cada vez que escuchaba la fecha, o un comentario al respecto o una alusión a los años que habían pasado desde... mis ojos se empañaban y mi alma se encogía. Hace 11 años perdí un trocito de mi vida; sólo un trocito porque aún era pequeño, pero que de haber podido SER se hubiera transformado en una gran parte de mi existencia, como lo es mi primer hijo, como lo son TODOS los hijos.

A veces, cuando siento ese vacío, ese “nada”, pienso en aquello que nos enseñaron en el colegio: “La materia ni se crea, ni se destruye, solo se TRANSFORMA” y me dejo llevar hasta donde mi razón desrazona. “¿y si esa “materia” que fue mía pudiera aún guardar el recuerdo del ruido que producía mi corazón al latir?” ¿sería posible?”. Ese zumbido y una enorme tristeza son el único legado que pude darle.

Cada 20 de Noviembre, en algún momento del día o de la noche, hay lágrimas que se derraman de mis ojos, serenas, pausadas, como un arroyo apagado. Llora el corazón de una madre: por lo que no pudo ser, por lo que hubiera podido ser, por lo que compartimos en silencio, por aquellas esperanzas que se frustraron, por todas esas cosas que nunca más podrá tener, sentir, soñar, por todos los miedos, por tantas dudas, por MI.

Creo que siempre recordaré el 20 de Noviembre, pero no como el resto de los españoles, sino como una mujer que entre dolores perdió una esperanza. Solo durante unas horas me permito abatirme....un poquito.

Mañana será otro día y volverá a lucir el sol sobre mi cabeza (o tal vez no, porque está lloviendo) y volveré a sonreír. Tengo más esperanzas, más sueños y, sobre todo, tengo un hijo al que adoro, porque no es sólo un trocito de materia, ...es mi Trocito de Cielo.
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16 de noviembre de 2008

Adiós monedero, ¡Hola cartera!


Hace algún tiempo, mi hermana menor, me invitó que la acompañase a un gran centro comercial, de firma reconocida en todo el país, con la intención de comprar una cartera. Le recomendé que podía hacer lo mismo en otro establecimiento y ahorrarse unos euros, pero ella insistió en ir al lugar que había elegido.

Por el camino me fue contando que a lo largo de su vida profesional había tenido que tratar a muchas señoras de “alto standing” y que una cosa siempre llamaba, poderosamente, su atención; todas ellas portaban grandes carteras, repletas de tarjetas de crédito, débito y de distinta índole, cada cual más llamativa, que no dudaban en mostrar cada vez que iban a deleitarse con el pago de sus facturas, aunque el dinero en efectivo escaseara, a simple vista.

Intentaba con todas mis fuerzas centrarme y comprender qué era lo que mi hermana trataba de mostrarme, pero seguía sin encontrar relación entre todas esas mujeres de carteras descomunales y el empeño de mi consanguínea en gastarse una pasta gansa en comprar una de ellas.

Al ver mi cara de jaque, me expuso, de la mejor forma que pudo, lo que estaba pensando:

“ Hermana... he reflexionado al respecto y creo, de verdad, que un cambio de mentalidad abre muchas puertas y, a veces, por simple comodidad las mantenemos cerradas. ¿Has mirado bien lo que cabe en tu monedero? ¿Tu documentación? ¿Una tarjeta de crédito? ¿Monedas? ¿Algún que otro billete? . Prácticamente, nada. Es verdad, parece práctico, pero estoy convencida que un espacio tan reducido no puede “atraer” muchas riquezas. Hoy voy a cambiar mi ridículo monedero por una cartera, grande, bonita, con muchos departamentos que me permitan ordenar y “soñar” otros cambios. Hoy es la cartera, pero mañana será mi forma de ver la vida, porque creo que mantener una idea de abundancia, en todos los aspectos de mi ser, me ayudará a sacar todo el potencial que llevo dentro. La cartera sólo será una llamada de atención diaria para perseverar en mis sueños.”

¡¡¡¡ Caray con mi hermanita!!! Está claro que uno siempre puede aprender, hasta de una hermana menor.

Voy a confesar que ha pasado algún tiempo desde esa visita al centro comercial, pero, de igual manera, aseguro que ella tenía razón; un cambio de pensamientos es el mejor de los impulsos; mirar al mundo de manera positiva, pensar que todo es posible, mantener viva la ilusión y la capacidad de soñar.

En cuanto acabe estas letras, me voy a comprar una cartera... y la llenaré de SUEÑOS.
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11 de noviembre de 2008

La relatividad




Hoy he vuelto a poner los pies en el gimnasio después de casi un año de ausencia. Estoy muerta, más que muerta, exhausta.

En realidad no es que me exceda en ejercicio, que va. Lo que me deja para el arrastre es seguir las estadísticas del tiempo, distancia y calorías consumidas mientras camino hacia ninguna parte o pedaleo a ningún sitio. ¡Qué desagradables son esos números!.

Y aquí es donde entra la relatividad. ¿Cómo es posible que tarde dos segundos en zamparme una magdalena y tenga que sufrir 20 minutos de marcha para hacer desaparecer 85 tristes calorías?.

No es que me pase el día mirando cuántas calorías engullo, pero tengo una manía (varias, pero ahora solo interesa una de ellas); me entretengo en leer toda la información que aparece en los paquetes de lo que sea mientras como. Y claro, a poco que hagas la cuenta, unas galletitas de nada suman una barbaridad de calorías y, si encima, calculas cuantos kilómetros tienes que andar para hacerlas desaparecer, acabas con una indigestión severa.

Mañana será peor aún, porque iré a la piscina y allí no hay numeritos, sólo metros y metros de agua clorada y, otra vez, la relatividad. ¿Por qué 25 metros andando parecen poco y cuando tienes que vértelas con el bañador puesto se transforman en “distancia olímpica”?.

De momento voy a darme una vuelta por la cocina a ver si repongo “el tipo”, porque con tantos cálculos, tanta relatividad y tanto ejercicio me han entrado ganitas de comer.
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9 de noviembre de 2008

Un turrón, porque sí


Apenas he dejado atrás las toallas y los bronceadores y, sin darme cuenta, al pasear entre los pasillos del supermercado, me encuentro con la estantería de los turrones, como si de un calendario de adviento se tratara. ¡Qué barbaridad! ¡ Ya llegó la Navidad!, pero ¿qué pasó con los meses, se encogieron?. En realidad, no, y aunque sean doce, para los centros comerciales se reducen a: “Verano”, “Navidad” y “la terrible cuesta hasta el verano siguiente”.
Vuelvo en mí tras tanta cavilación y me concentro en repasar las novedades de este año. Cada vez son más frecuentes los turrones y pralinés de “new age”, tan exóticos, tan apetecibles, tan ... ¿son de verdad? : praliné de piña, de café, bombón de licor, arroz con leche, trufas con nata, naranja y así hasta cansarte. Lo cierto es que me dan ganas de comprarlos todos y entonces pienso en la cruda realidad; llegará el día de Reyes y mil turrones a medio degustar.
Cuando era niña eso no pasaba. En primer lugar, porque sólo se consumían el turrón de Jijona, el de Alicante y el de Yema, porque siempre hay un pariente que lo prefiere, y en segundo, porque había que ver quien era el espabilado que le metía mano a los trozos de turrón que quedaban, tras guardar el arbolito y los adornos navideños; el turrón blando, ya estaba demasiado blando y el duro, acababa como derretido tras tantos días de fiesta. Eso sí, la ausencia de otros turrones, se suplía con dulces: truchas y rosquetes y algún que otro licor, todos ellos caseros.
Hoy en día, estos dulces navideños también se pueden comprar, pero han perdido la parte divertida de la elaboración casera. Desde luego, lo recuerdo como todo un acontecimiento, desde la tremenda duda “ la trucha ¿de batata o cabello de ángel?” hasta la maestría de “enroscar” el rosquete para que luego no se abriera al freírlo.
A los niños nos dejaban participar, pero también nos causaba una terrible desesperación, cuando tras verlos elaborados, una voz se alzaba entre la harina, la manteca y la levadura y decía: “Hasta que no se enfríen, no se pueden comer, que te duele la barriga”. ¿Cuánto hay que esperar?, ¿cuántos eternos minutos tardan en estar “comestibles”? ¿por qué no puedo comer un rosquete caliente y cuando protesto porque la sopa está hirviendo me regañan? .... qué ganas tengo de ser mayor.
Y entonces, cuando ya te sentías incomprendida del todo y te sumías en la pequeñez de tu estatura, una mano maternal te acercaba el “rosquete”, ese rosquete, el ansiado rosquete... y la vida volvía a ser maravillosa.

Lo tengo decidido, ya soy mayor, voy a comprar un turrón de tiramisú y voy a festejar que, por fin, ¡Ha llegado la Navidad!.
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4 de noviembre de 2008

Crisis en la Bolsa...de Papá Noel y los de Oriente




Tal y como anda el “parquet” económico, no es difícil adivinar que, este año, Papá Noel y los Reyes Magos van a tenerlo complicado a la hora de hacer su trabajo.

A Papá Noel tener radicada su empresa en el Polo Norte le ha perjudicado muchísimo a causa del precio del barril de crudo. El recargo por combustible ha venido ha incrementar las tarifas de su servicio de mensajería urgente “El 24 es nuestra fecha”, haciéndolo poco recomendable para un regalito de compromiso. Además, hay rumores muy preocupantes acerca de un ERE que quiere presentar la empresa Santa Claus S.L. porque tras las “supuestas” dificultades económicas, que alega el empresario, se puede estar escondiendo un resentimiento patronal hacia Rudolph "el reno" que, recientemente, fue elegido delegado sindical y está intentando iniciar la negociación de un convenio colectivo para Renos Voladores, con el apoyo mayoritario de la plantilla. El temor de una huelga en fechas comprometidas se respira en el ambiente. A su vez, los duendes navideños se han reunido en asamblea porque los resultados de los últimos pedidos no están siendo muy halagüeños y dada la temporalidad de sus contrataciones estudian la posibilidad de que sean considerados “fijos discontinuos” y acabar con los contratos realizados a través de las ETT.

Por otro lado, sus Majestades, los Reyes Magos de Oriente, también están encontrando dificultades para organizar su campaña navideña. Intentan abaratar costes a “costa de lo que sea” y los pajes ya se han quejado de la prolongación de jornada que han tenido que realizar, dadas las escasas contrataciones que se han efectuado para cubrir las vacantes. Además, el gremio de Transporte por Carretera les ha advertido de la necesidad de cumplir con las disposiciones vigentes en cuanto a descanso de los conductores y buen mantenimiento de los tacógrafos, sin olvidar que la legislación sobre la retirada de puntos perjudica a los empleados que ponen a disposición de la empresa su carné de conducir sin que hayan sido reconocidos como “conductores” en su categoría profesional.

Está claro, cuando la economía se nos hace cuesta arriba lo que menos nos debe preocupar son los regalos que “no podemos hacer” y mucho menos, “los que no debemos hacer”. Un detalle, un poquito de imaginación, otro poco de dedicación y mucho amor son los ingredientes necesarios para hacer que nuestro regalo sea, verdaderamente, bueno y barato, sin olvidar incluir un deseo:

SALUD y TRABAJO para todos.
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3 de noviembre de 2008

¡¡ FELICIDADES !!


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