30 de septiembre de 2009

Luces de artificio


Cuando regresaba esta noche a casa "tropecé" con una vecina que, un tanto malhumorada, me dijo:

¡Tantas fiestas, tantas fiestas, con la crisis que tenemos!.

Ni siquiera tuve tiempo de reflexionar sobre qué asunto se refería porque el estruendo de los fuegos artificiales me hicieron tomar conciencia del “problema”.

Lo cierto es que llevaba caminando un ratito y no me había percatado de las fiestas que se celebraban en algún barrio de mi capital; ni las luces, ni el ruido habían logrado sacarme de mi rutinario paseo.

Mientras subía las escaleras, la frase que había pronunciado mi vecina volvió a mi : “...con la crisis que tenemos” y me dije “para el caso que les hacemos” . Por supuesto me refería a los fuegos artificiales, porque de la crisis todos tenemos algo que decir.

¿Quién no recuerda cuando niño la atracción que nos producía el ruido y los fulgurantes colores de los fuegos artificiales en las fiestas mayores de nuestros pueblos o ciudades?. Todos nos hemos sentido atraídos por esa luz colorida, de súbita aparición y débil permanencia. Palmeras de colores centelleantes que parecían hacerse dueñas del firmamento y que nos hacían girar la cabeza allá donde estuviéramos y elevar la mirada hacia lo alto, boquiabiertos y sorprendidos hasta que la traca final ponía el broche ruidoso al show lumínico.

El momento apoteósico de cualquier fiesta grande concluía con, un mayor o menor, espectáculo pirotécnico, según el municipio, la importancia del festejo y, como no, la dotación económica de la Comisión de Fiestas.

En el resto de eventos festivos, sólo los cohetes o voladores hacían su aparición, anunciando con su explosión y rastro de pólvora que las celebraciones habían empezado, lo mismo en la cabecera de la procesión del santo festejado, como en el comienzo y desenlace de la elección de la reina de las fiestas.

Hoy en día hay más variedad, pero también más cantidad y a no ser que unos ojos nuevos, recién estrenados, los vean por primera vez, ya no nos causan tanta admiración como antes, porque en cada rincón, cada barrio, cada evento, ya sea la despedida de un gran crucero o la inauguración de una plaza, hay fuegos de artificio y la traca final sólo consigue hacernos subir el volumen del televisor.

A fuerza de llenar el cielo de luces de colores, hemos terminado por no mirar hacia arriba.

Desconozco el precio de una sesión pirotécnica “discreta”, pero no es extraño que personas humildes, como mi vecina, se pregunten si con los tiempos que corren, donde tantas necesidades hay, sea tan “forzoso” llenar la bóveda celeste de segundos luminosos y humo para el deleite ¿de quién? en unas fiestas vecinales, cuando con un manojo de voladores hubiera sido más que suficiente.

Son muchísimas las veces que el sentido común choca de frente con los intereses “políticamente” correctos y cuando aquél te dice “aprieta el cinturón”, los otros dicen “una fiesta, un baile, unos fuegos de artificio y serán felices”.

Luces, ruido y humo que se desvanece, nada más, mientras muchos se preguntan si mañana cambiará su suerte.
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27 de septiembre de 2009

Últimos comentarios



La gran mayoría de las veces, tenemos el blog configurado de manera que nos llegue el aviso de un nuevo comentario, de cualquier post, a nuestro correo electrónico. Esta opción se configura dentro de nuestro blog en Configuración --> Comentarios --> Correo electrónico de notificación de comentarios, donde incluimos el email donde queremos que nos llegue el aviso.

Después de un año colgando cosas en mi blog, no dejan de sorprenderme los intereses que llevan a más de uno a entrar en el blog y visitar una entrada concreta, aunque sea de las más antiguas.

Para poder seguir los comentarios que van dejando, aún cuando no se consulte el correo electrónico, es muy útil incluir este elemento HTML-Javascript para que podamos visualizarlos y saber a qué post se refieren, sin tener que darnos un paseo largo por todo nuestro blog.

Yo lo saqué de la magnífica página de
El escaparate de Rosa y sólo puedo verle un pequeño “pero”: no reconoce las “eñes”. Por lo demás, me parece un artilugio de lo más interesante y útil. Ahora paso a describir el proceso para incluirlo en nuestro blog, es sencillo.

Nos vamos a nuestra parte de Diseño dentro del blog y elegimos añadir un gadget en la parte que queramos ubicarlo. Normalmente, se coloca en la barra lateral y en una posición cómoda, para que podamos consultarlo sin necesidad de bajar por nuestra página principal. Una vez se nos abra la ventanita de los gadgets elegimos HTLM/Javascript y esperamos a que se nos abra.

Entonces pegamos el siguiente código:

<script style="text/javascript"

src="http://lejaniaimposible.googlepages.com/comentarios.recientes.js"></script>

<script style="text/javascript">

var numcomments = 10;

var showcommentdate = true;

var showposttitle = true;

var numchars = 50;

var standardstyling = true;

</script>

<script src="URL_DEL_BLOG/feeds/comments/default?alt=json-in-script&

callback=showrecentcomments"></script>



Donde dice URL_DEL_BLOG debemos sustituirlo por la dirección de nuestra página.

En la parte superior de la ventana, podemos poner la descripción “Últimos comentarios”, “Han comentado”, “Dijeron”, lo que prefieras.

Antes de guardar podemos “personalizarlo” a nuestro gusto:

numcomments: Aquí se puede modificar el número de comentarios que queremos.
ver.showcommentdate: Si queremos ver la fecha dejaremos true, si no la queremos, false.
showposttitle: Muestra el titulo de la entrada. Elegimos true o false, según queramos verlo o no.
numchars: Para mostrar el número de palabras de cada comentario que queremos ver.

Ahora guardamos los cambios. Ya tenemos listo nuestro gadget de últimos comentarios.

Los comentarios se mostrarán así:





Espero que este pequeño truco les sea de utilidad, a mi me funciona.
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23 de septiembre de 2009

Dª Ignorancia y el pollo de CSI


Una conversación sobre alimentación, entre café y café, terminó siendo ilustrada por los recuerdos de uno de los contertulios, según iba rememorando los momentos de su infancia rural dedicados a “la matanza de cerdos”.

Hoy en día, nosotros, ciudadanos urbanos, tan alejados de cualquier cosa que parezca “natural”, apartaríamos a nuestros niños de esas estampas “tan crueles como inhumanas” que la muerte de algún animal, para nuestro sustento, pueda acarrear. En cambio, para nuestros padres y abuelos, el criar animales para su consumo era tan habitual como conocer y ejecutar las técnicas habituales y necesarias para hacerlos terminar en la olla.

Doble moral” apuntaba otra de las participantes, “me encanta una buena chuleta, pero no soporto el “maltrato” de los animales”.

Y entre ese intercambio de recuerdos, me vinieron a la cabeza dos frases distintas, una de mi padre “los jóvenes de hoy son expertos en cosas que la gente mayor no sabe y nosotros somos veteranos en otras labores en las que los jóvenes son ignorantes” y otra de mi madre “Si hoy, les dejaran en el monte con un cuchillo y poco más, se morirían de hambre porque ni siquiera saben pelar un pollo”.


EL EXTRAÑO CASO DE Dª. IGNORANCIA Y EL POLLO

Creo que ya está demostrado científicamente que el conocimiento de las integrales, fuerzas de rozamiento, gramática inglesa, cuantiosos conocimientos sobre historia universal y dominio del siglo de oro no garantizan que uno esté “preparado” para esta vida.

Apenas llevaba unos meses gestionando mi labor como ama de casa, cuando decidí que una buena herramienta de ahorro sería aprovechar las ofertas que la carnicería del barrio ofrecía. En aquellos momentos, aún seguía consultando a pies juntillas la hoja de cuaderno donde había apuntado “las directrices generales” de cualquier guiso que le había pedido a mi madre antes de partir, pero había olvidado un gran detalle: el despiece de animales, al menos, los más comunes: pollos, conejos, pescados, etc.
(Foto del original)


Armada con más moral que sentido común, le dije a la dependienta: “Póngame un pollo entero”, me preguntó “ ¿Se lo troceo? ” y en un derroche de autosuficiencia contesté “No, no, no se moleste, lo hago yo en casa”. Pero ¡qué bonita es la ignorancia mezclada con la inocencia! pero también ¡qué peligrosa!.

Y con el pollo entero en la bolsa llegué a mi casa. ¡Qué subidón! ¡Qué nervios! ¡Qué… qué….. ¿qué tengo que hacer ahora?.

Sobre la fría encimera de granito, yacía el cadáver de un pollo que parecía mirar como diciendo “ Acaso ¿te hice mal? ”.

Al fondo, la música de un western televisivo de cadena local ponía la banda sonora a un acto “inhumano”, pero muy normal entre pollos, tanto que si vinieran con instrucciones se podría leer en letras grandes “VACIAR Y DESPIEZAR ANTES DE COCINAR”.

A un lado, ese “maravilloso” juego de cuchillos con su mamotreco de madera que alguien siempre acababa regalando a unos recién casados y que nunca cortan como aparentan.



Enfrente, YO, con toda mi ignorancia en plena efervescencia y tantas dudas que una más hubiera provocado un desbordamiento cerebral.

No será tan difícil, digo yo, la chica de la carnicería le mete dos hachazos y lo deja listo en dos segundos”. Mientras, el pollo conseguía ponerme aún más nerviosa con su “mirada perdida”, hasta tal punto que le cambié la cabeza de posición para que dejara de condenarme. Intentaba recordar como lo habría hecho mi madre. “Me cachis, tendría que haberme fijado más en lugar de hacer ascos y alejarme del pollo hasta el momento de servirlo en la mesa. ¡Hum, qué rico le quedaba siempre!.

Era una cuestión personal, un asunto entre el pollo y yo. No podía dejarme vencer, así que cogí el machete del juego de cuchillos y .... ¡ zass !, adiós cabeza y patas que era lo más fácil y lo que tenía más claro.

Aquello más que una sesión culinaria se convirtió en una mezcla de acto carnicero y autopsia aviar, solo me faltó coger una muestra para hacerle el ADN, pero hubiera resultado excesivo.

Al final, el pollo acabó triturado en su totalidad dándole sólo la oportunidad de acabar en un guiso o una paella. No se diferenciaba lo que era pechuga, ni muslo, ni alitas, todo era un amasijo de pollo y parte de la culpa era del juego de cuchillos; los usé todos, pero cortaban igual de mal.; el resto mía, por meterme en berenjenales ajenos.

Escondí mi inexperiencia en el arte de despiezar un ave tras una buena cocción y una salsa que quitaba el sentido, pero estuvimos comiendo pollo tres días.

Pero no me di por vencida. Cuando ya nos habíamos olvidado de tanto pollo en salsa, cogí valor, me fui de nuevo a la carnicería, dije “Quiero un pollo entero” y cuando me preguntó la carnicera “ ¿Se lo troceo? ” le dije: “Si, por favor, pero puedes hacerlo despacio y me lo explicas, yo no sé y en lugar de despiezarlo, hago hamburguesas”.

Muy amablemente, aquella mujer me dedicó los siguientes minutos, al tiempo que me ilustraba, paso a paso, los cortes necesarios para sacarle el mejor provecho al plumífero.


No quiero ni imaginarme lo que hubiera pasado de tener que “matar” al pollo; aún hoy estaría corriendo tras él, dejando que muriera por causas naturales, porque hay que reconocer que existen “artes” que no dominamos, aunque creamos que somos unos artistas y el primer paso para subsanarlo es aceptar que Dª Ignorancia somos todos, en más o menos medida.
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22 de septiembre de 2009

Llegó el otoño


Hoy llega el otoño y el verano se despide de nosotros hasta el año que viene.

¿Qué nos deparará el destino para entonces? Quien puede saberlo, porque un año, según se mire,
"puede ser toda una vida o un soplo de segundos".

Hace un año también comenzó la aventura de mi blog y no sabía, en aquellos momentos, que se convertiría en parte cotidiana de mis días. Aquí regreso a diario para ver a los "amigos blogueros", para publicar mis cosas, para ver desde donde me visitan, para leer los comentarios, para aprender de otros.

Ha sido un período distinto, un nuevo hábito incorporado, un espacio nuevo donde plasmar mis tribulaciones y desvaríos.

Con tantos meses de uso, tantas visitas logradas (más de 10.000, gracias), tantos y tantos cliks, se me hacía necesario, cuando no apetecible, cambiar de vestiduras y aventurarme a la tarea de "reinventar" mi blog, dándole una nueva imagen.

Para ello he necesitado la "ayuda" de páginas dedicadas a los trucos para Blogger como
El escaparate de Rosa o El balcón de Jaime donde he podido encontrar solución a las dudas que se me planteaban por el camino.

Gracias a todos los visitantes, algunos asiduos, que a lo largo de todo un año han hecho que este espacio sea un lugar donde siempre me apetece volver y quedarme (a veces, más de la cuenta).

Aún me quedan algunos ajustes que realizar y es posible que "algo" no funcione como debería, pero hoy era el día D y la hora H para saludar al otoño como se merece, como un "periodo nuevo con un sin fin de posibilidades".

Un saludo para todos.

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3 de septiembre de 2009

Somos según comemos


El cardiólogo Valentí Fuster, dentro del marco del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología que se ha celebrado este martes en Barcelona, ha alertado que la enfermedad cardiovascular es una epidemia que seguirá progresando porque la obesidad infantil ha aumentado un 35% en la última década.

¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
El sedentarismo y los malos hábitos alimenticios, que en las últimas décadas hemos adoptado como “estilo de vida”, nos pueden acarrear, con mucha probabilidad, patologías como diabetes, hipertensión y tasas elevadas de colesterol, desde edades tempranas.

¿QUÉ COMEMOS?
Mariano Lozano, un español residente en EEUU, desde su blog , describe la “cultura del exceso” que afecta a la población estadounidense, pero que bien podría hacerse extensivo al conjunto de países que se han unido al carro de la “sobrealimentación”.


¿QUÉ NOS SOBRA?
El Dr. Jorge de Paula nos orienta sobre un término a tener en consideración: el síndrome metabólico (SM). Este concepto moderno permite identificar a personas con riesgo elevado de desarrollar diabetes, hipertensión, dislipemia y enfermedades vasculares, aún cuando se
“sienten sanas”.

¿QUÉ NOS FALTA?

Concienciación y prevención.

En España, afecta al 8-16% de los niños de entre seis y siete años. Entre la población adulta, un 20% padece obesidad, que mata a 18.000 personas al año en el país. Además, un 30% de los adultos tiene sobrepeso.

Según palabras de Dr. Fuster
“nunca es demasiado tarde para empezar a cuidarse, ... y nunca demasiado pronto”.

Pero sí podemos empezar pronto con nuestros hijos, desde su nacimiento, con la lactancia materna.

Según la AEPED (Asociación Española de Pediatría) “La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante los primeros meses de la vida. Protege al niño frente a muchas enfermedades tales como catarros, bronquiolitis, neumonía, diarreas, otitis, meningitis, infecciones de orina, enterocolitis necrotizante o síndrome de muerte súbita del lactante, mientras el bebé está siendo amamantado; pero también le protege de enfermedades futuras como asma, alergia, obesidad,
enfermedades inmunitarias como la diabetes, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa y arterioesclerosis o infarto de miocardio en la edad adulta y favorece el desarrollo intelectual”.

Además, según los últimos estudios realizados por Early Nutrition Academy (ENA), y dentro del Programa de Obesidad Infantil de la UE, los bebés alimentados con leche materna tienen menos probabilidades de ser obesos durante su infancia que aquellos alimentados con fórmulas maternizadas.

Si bien, como padres, debemos inculcar, desde casa, buenos hábitos alimenticios, el fomento de una alimentación saludable en los colegios y una buena práctica en los comedores escolares, en niños de entre 3 y 7 años, sería determinante para modelar una correcta conducta futura.

Existen programas como
Thao Salud Infantil cuyo objetivo es inculcar en los niños y sus familias las motivaciones positivas de los comportamientos saludables, para que éstos los asuman de forma permanente.

Los niveles de obesidad infantil son alarmantes y sus consecuencias en la salud de nuestros niños son “visibles” desde edades tempranas, Según un estudio presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología hasta 50% de esos niños podrían estar sufriendo ateroesclerosis -la acumulación de placas de grasa en las arterias.

La Organización Mundial de la Salud calcula que para el año 2015 habrá en el mundo 2.300 millones de adultos con sobrepeso y obesidad.

Para empezar a revertir los efectos de la obesidad en la población, tanto en niños como en adultos, es necesario adoptar hábitos saludables tanto en la dieta, como en la actividad física.

“Nunca es demasiado tarde para cuidarse”....

¿Cuándo empezamos?
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1 de septiembre de 2009

Brotes Verdes


Que “nunca llueve a gusto de todos” es algo que, lejos de ser un apunte más del refranero popular, aceptamos como parte inherente a la propia vida.

Mientras, en Los Ángeles (EEUU) un incendio ha arrasado, hasta el momento, unas 46.000 hectáreas de matorral y amenaza con destruir 12.000 edificaciones , México se prepara para recibir al huracán Jimena y en Sichuan (China) más de 118.000 residentes han sido evacuados y 5.900 viviendas se han derrumbado tras las inundaciones y los desprendimientos de tierras provocados por las fuertes lluvias torrenciales de los últimos días.

¿Fenómenos naturales? No todos.

En la selva amazónica, el pulmón de la Tierra, la mano del hombre se está esforzando, a pasos agigantados, para destruir lo que la Naturaleza construyó durante miles de años. Para ello no dudan en “burlar” los sistemas de vigilancia por satélite que intentan controlar qué zonas están siendo expoliadas.

Pero la deforestación es un mal que se reparte por toda la superficie del mundo, dejando un futuro incierto tras su estela de destrucción. Según la organización
Greenpeace “el planeta pierde anualmente más de 14 millones de hectáreas de bosques. Más de 5 millones de km2 de bosques tropicales han sido talados entre 1960 y 1995, una superficie equivalente a diez veces España”.




Y entre tanta vorágine destructiva aparecen proyectos, casi individuales, que nos pueden parecer utópicos o no, pero en los que algunas personas han sembrado “sus semillas” para el cambio; no un cambio climático hacia lo negativo, sino hacia la Naturaleza.

En Alzira (Valencia), vive Juan Antón, un valenciano que ha creado su propio
“bosque de alimentos” en lo que en su día fue un huerto de naranjos, pero no satisfecho con su propio bosque ha financiado la creación de otro, en el Congo, con el dinero que ha ahorrado dejando de fumar.







Las bases de esta vuelta de tuerca se encuentran en la llamada Permacultura, cuya definición es “término genérico para la aplicación de éticas y principios de diseño universales en planeación, desarrollo, mantenimiento, organización y la preservación de hábitat apto de sostener la vida en el futuro”.

A mediados de los años 70, dos australianos,
Bill Mollison y David Holmgren, comenzaron a desarrollar los planteamientos para crear y utilizar sistemas agrícolas estables como forma de contrarrestar los perjuicios que el uso de los métodos agroindustriales, implantados tras la Segunda Guerra mundial, estaban ocasionando: drástica reducción de la biodiversidad, destrucción de toneladas de suelo de paisajes fértiles, envenenamiento de la tierra y el agua, etc.

Mientras, en otra parte del mundo, en
Isla de Shikoku en Japón meridional, Masanobu Fukuoka, agricultor y microbiólogo, dedicó gran parte de su larga vida, a la “agricultura natural”. Su principal interés fue encontrar un método para que, sin agotar los recursos de la Tierra, se pudieran producir alimentos de calidad en abundancia. Los principios su fórmula se basan en la filosofía del no-hacer (Wu-Wei), o intervenir lo mínimo posible en los procesos naturales para lograr que la fuerza propia de la Naturaleza potencie los resultados en condiciones óptimas de salud y vitalidad.




En su libro “La revolución de una brizna de paja” se concentra la síntesis de método Fukuoka . Se puede descargar aquí

Para leer una entrevista hecha a Masanobu Fukuoka seguir este
enlace

Es posible que “nunca llueva al gusto de todos”, pero es que la lluvia es parte de la Naturaleza que ya estaba aquí antes que nosotros y eso si es inherente a la VIDA.
Seamos brotes verdes para ella y no un rosario de espinas.
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