Por más evolucionados que sean los electrodomésticos hoy en día, algunos continúan necesitando que alguien les dicte el tiempo que van a tener que estar en marcha.
En este grupo se encuentran los hornos, incluidos los de última generación que, a pesar de su carro extraíble, autolimpieza pirolítica y toda clase de excelencias tecnológicas, necesitan de una mano experta que les indique la función tiempo.
Todos sabemos que la variable tiempo de horneado es tan relativa como lo es el grosor del pollo o del hojaldre, del número de kilos de chuletas o unidades de bollitos y estos ingredientes casi nunca coinciden, exactamente, con las indicaciones de la receta que estamos cocinando.
Por lo tanto, la expresión “tiempo aproximado” es la que normalmente nos encontramos tanto en las revistas de cocina, como en los programas de televisión especializados en este tema, o en las recetas que se adjuntan, gratuitamente, en el diario de los domingos. Para no arriesgarse, la traducción correcta sería:
“Depende: depende de tu horno, depende de los solomillos, depende del pan, depende...”.
No hay nada más relativo que el tiempo de hornear porque si fuera tan exacto no nos pasaríamos todos esos minutos intentando escrutar desde el cristal si el plato se está cocinando tal como se espera, ni pensando si ese humo sospechoso será normal cuando aún faltan veinte minutos para acabar, o ¿por qué terminamos abriendo para cerciorarnos que todo va bien, perdiendo, cada vez, entre 25 y 50 grados de temperatura, retrasando el proceso que ya nos parecía lento?.
Cuando necesito centrar mi atención, preocuparme en exceso, dudar hasta lo más profundo, horneo una pizza. Si consigo armonizar todos estos factores “depende” y aún así termina siendo mi cena, siento que seré capaz de volver al día siguiente a la oficina y acabar en tiempo y a tiempo todos los asuntos pendientes, sin salir, por ello, chamuscada, porque la vida diaria es como tu horno, repleta de “dependes” y tienes que controlar tu “tiempo de hornear”.
5 comentarios:
UY!!!! hermana ahora me dejas preocupada, ya sabes que me encanta hornear; carne, pescado, verdura, pizzas, pan, bizcochos, flanes, galletas,..... Seré una depende-adicta? jejejeje.
Besos
No mujer...lo "tuyo" con tu horno ya ha llegado a ser una relación estable, con solidez y robustidad, jajaja y como sigas siendo adicta a la cocina, quienes vamos a acabar robustos del todo seremos nosotros, tus catadores oficiales.
Pero ahora en serio ¿a qué a ti el estar pendiente del horno mientras el pastel sube y sube te relaja?...Pues éso, mientras entretienes tu mente con la cocina, te olvidas del resto de problemas, al menos, por un ratito. Llegar a armonizar todos los "depende" de una receta, hace que el resto de tus preocupaciones bajen un punto de nivel.
Besitos.
¡¡Anda, qué tremenda relación!! me ha encantado.
Por cierto, por si estás interesada, existen ahora, los increíbles robots de cocina (¿?) que cuestan sólo 1000 euritos de nada.
¡¡Mañana mismo te regalo uno por guapa!! ;)
Jajaja, Mar ... pues verás, ya tengo un articulito llamado "un robot en mi cocina", jajaja, cualquier día lo cuelgo y verás.
Besitos, niña.
Hola niñas, hace unos cuatro años, por Navidad, mi hermana Alicia trajo un cordero..., bueno, realmente no se loque era, solo se que estuvo en el horno algo mas de seis horas..., aquello me traumatizó, cuando lo sirvieron su sabor no estaba en proporcion al tiempo de horneado, a la energia consumida, a la atencion dedicada. Prohibí energicamente que se repitiesen esas practicas culinarias (prohibicion que nadie cumplió, obviamente) y desde entonces no concibo un alimento que necesite mas de 15 minutos de preparación..., bueno, si alguien lo hace por mi, si.
Saluditos a todas.
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