Al regresar esta tarde a casa, tras el reparto de regalos y la comida familiar en este día de Reyes, no he podido evitar ir fijándome en los contenedores de basura.
Tal vez esta noche sea una de esas “noches malditas” para el servicio de recogida de basuras de todos los municipios de este país. Cajas y más cajas de cartón, toneladas de papel de regalo, enseres que han sido sustituidos por otros nuevos o, al menos, eso era lo que ocurría en el pasado: contenedores sobrepasados en contenido que acababa por acumularse en su alrededor como auténticas montañas de “material envolvente”.
Puede ser que aún fuera temprano, o puede ser que este barrio ya no es lo que era y quien antes fue niño y recibía con ilusión a sus majestades orientales ya ha volado hacia otros confines y sus “deseos cumplidos” ya no generan basura local. Pero también puede ser que la crisis haya afectado a dichos deseos, pero alivie a los empleados municipales de tanto desecho “encartonado”.
Lo que está claro es que, sus majestades, este año han sido más “orientales” que nunca, a la vista de cómo estaban, estos últimos días, todos los establecimientos que bajo la firma “Made in China” se han asentado en nuestras ciudades.
Aún así, el incremento de basura colapsará los contenedores de aquí a la noche, porque nadie se ha podido resistir a la magia del regalo, del papel colorido y la cinta adhesiva.
Y pensando en estas cosas, he recordado una noticia que daban los reporteros de TVE el pasado día 3 de Enero, llamada “Los ladrones de basura”.
En este caso, el reportaje está rodado en Madrid, pero podría estar ocurriendo en cualquiera de nuestras ciudades. Una “empresa fantasma” se encarga de pasear un camión de cierto tonelaje por la ciudad, a la busca y captura de papel. Ya no es el típico cartonero que todos hemos conocido, en esta ocasión buscan papel de oficina del que a diario tiramos toneladas. Según cuenta el responsable de una planta de reciclaje, que no sólo ofrece su servicio de recogida sino que compra papel al peso, “es muy difícil saber de donde viene ese papel”. Por otro lado, un abogado comenta que estos piratas de la basura “es gente que está haciendo dinero con ello y que lo está tomando de un propietario que es el ayuntamiento en este caso, por lo cual se puede clasificar como hurto”. Fruto de esta actividad, cada noche, podrían obtener unos 540 euros. Según el ayuntamiento se han puesto 21 multas en los últimos meses por este motivo.
Ver este reportaje me hizo cavilar respecto al tema de los residuos que, ya de por sí, es algo que siempre me ha preocupado.
Nunca me he planteado si mi ayuntamiento saca algún beneficio de la basura que, tal y como dice el reportaje, una vez colocada en el contenedor pertenece al consistorio. Y si no fuera así ¿por qué razones no se puede?. Desconozco, sinceramente, qué ocurre con nuestros desechos una vez se los lleva el servicio de recogida. Me gusta pensar que, ya que me preocupo de separar mis basuras, al menos vayan al sitio más adecuado para su tratamiento, aunque me temo que no sea así al 100%. Me sé la teoría, pero la práctica es otro cantar.
Si un conductor y dos operarios pueden conseguir hacer 540 euros en una noche, ¿cuánto no podría hacer un servicio especializado y generalizado en estos menesteres como lo tiene cada ayuntamiento? ¿Existen ingresos por este motivo? ¿Permiten las leyes que los municipios puedan obtener beneficios por la venta de su basura para el reciclado?. No lo sé, pero estaría bien ¿no?. Y no sólo por los ingresos que podría generar, sino por la “recuperación” de materia prima que ello supone, dándole una vuelta de tuerca a la acumulación de residuos, asunto tan preocupante en estos tiempos.
Por el servicio de recogida de basuras, cada vivienda paga una cuota variable según el municipio donde se encuentre. En todo caso, si en lugar de una vivienda es una empresa, tenga el tamaño que tenga y da igual si sólo genera una bolsa llena de papeles a la semana, el consistorio incrementa dicha cuota por tratarse de una actividad empresarial. Imagino, porque tampoco lo sé, que el conjunto de dichas cuotas será suficiente como para financiar dicho servicio. Dado que en la mayoría de los casos y, sobre todo, en localidades a partir de cierto número de habitantes, este servicio no lo presta el propio ayuntamiento, sino que es realizado por empresas contratadas a través de concurso (se supone), el “montante final” dependerá de la oferta que haya presentado el mejor postor. Por tanto, la partida presupuestaria que se haya dispuesto para este servicio, es incluso probable que, resulte “positiva” para las arcas municipales, al realizarse dicho servicio por menos dinero del que, en principio, se habría calculado.
No sé ustedes que pensarán, pero yo estoy “viendo el negocio”: cobro de cuotas por vivienda o empresa, contratación “a la baja” de dicho servicio, venta de residuos a empresas privadas para su reciclaje = DINERITO a favor, negocio redondo.
Seguramente no debe ser tan fácil como lo he planteado, pero no me importaría que un buen día nuestros ayuntamientos se conviertan en los “armadores” de este buque del reciclado y reciclaje y que nuestras basuras, al menos, permitieran financiar un modelo más eficiente para su tratamiento, aliviando a nuestro planeta de tanto “peso muerto”.
De momento, a título particular, no está de más ir reduciendo ese impacto malévolo desde nuestro mundo individual; siempre podemos “reutilizar” muchas de las cosas que tiramos sin pestañear siquiera: papel, envases plásticos, cartón, bolsas. Yo lo intento y me lo pasó genial “inventando” nuevos usos, sólo es cuestión de querer hacerlo.
Y tú, ¿has probado a intentarlo?
Tal vez esta noche sea una de esas “noches malditas” para el servicio de recogida de basuras de todos los municipios de este país. Cajas y más cajas de cartón, toneladas de papel de regalo, enseres que han sido sustituidos por otros nuevos o, al menos, eso era lo que ocurría en el pasado: contenedores sobrepasados en contenido que acababa por acumularse en su alrededor como auténticas montañas de “material envolvente”.
Puede ser que aún fuera temprano, o puede ser que este barrio ya no es lo que era y quien antes fue niño y recibía con ilusión a sus majestades orientales ya ha volado hacia otros confines y sus “deseos cumplidos” ya no generan basura local. Pero también puede ser que la crisis haya afectado a dichos deseos, pero alivie a los empleados municipales de tanto desecho “encartonado”.
Lo que está claro es que, sus majestades, este año han sido más “orientales” que nunca, a la vista de cómo estaban, estos últimos días, todos los establecimientos que bajo la firma “Made in China” se han asentado en nuestras ciudades.
Aún así, el incremento de basura colapsará los contenedores de aquí a la noche, porque nadie se ha podido resistir a la magia del regalo, del papel colorido y la cinta adhesiva.
Y pensando en estas cosas, he recordado una noticia que daban los reporteros de TVE el pasado día 3 de Enero, llamada “Los ladrones de basura”.
En este caso, el reportaje está rodado en Madrid, pero podría estar ocurriendo en cualquiera de nuestras ciudades. Una “empresa fantasma” se encarga de pasear un camión de cierto tonelaje por la ciudad, a la busca y captura de papel. Ya no es el típico cartonero que todos hemos conocido, en esta ocasión buscan papel de oficina del que a diario tiramos toneladas. Según cuenta el responsable de una planta de reciclaje, que no sólo ofrece su servicio de recogida sino que compra papel al peso, “es muy difícil saber de donde viene ese papel”. Por otro lado, un abogado comenta que estos piratas de la basura “es gente que está haciendo dinero con ello y que lo está tomando de un propietario que es el ayuntamiento en este caso, por lo cual se puede clasificar como hurto”. Fruto de esta actividad, cada noche, podrían obtener unos 540 euros. Según el ayuntamiento se han puesto 21 multas en los últimos meses por este motivo.
Ver este reportaje me hizo cavilar respecto al tema de los residuos que, ya de por sí, es algo que siempre me ha preocupado.
Nunca me he planteado si mi ayuntamiento saca algún beneficio de la basura que, tal y como dice el reportaje, una vez colocada en el contenedor pertenece al consistorio. Y si no fuera así ¿por qué razones no se puede?. Desconozco, sinceramente, qué ocurre con nuestros desechos una vez se los lleva el servicio de recogida. Me gusta pensar que, ya que me preocupo de separar mis basuras, al menos vayan al sitio más adecuado para su tratamiento, aunque me temo que no sea así al 100%. Me sé la teoría, pero la práctica es otro cantar.
Si un conductor y dos operarios pueden conseguir hacer 540 euros en una noche, ¿cuánto no podría hacer un servicio especializado y generalizado en estos menesteres como lo tiene cada ayuntamiento? ¿Existen ingresos por este motivo? ¿Permiten las leyes que los municipios puedan obtener beneficios por la venta de su basura para el reciclado?. No lo sé, pero estaría bien ¿no?. Y no sólo por los ingresos que podría generar, sino por la “recuperación” de materia prima que ello supone, dándole una vuelta de tuerca a la acumulación de residuos, asunto tan preocupante en estos tiempos.
Por el servicio de recogida de basuras, cada vivienda paga una cuota variable según el municipio donde se encuentre. En todo caso, si en lugar de una vivienda es una empresa, tenga el tamaño que tenga y da igual si sólo genera una bolsa llena de papeles a la semana, el consistorio incrementa dicha cuota por tratarse de una actividad empresarial. Imagino, porque tampoco lo sé, que el conjunto de dichas cuotas será suficiente como para financiar dicho servicio. Dado que en la mayoría de los casos y, sobre todo, en localidades a partir de cierto número de habitantes, este servicio no lo presta el propio ayuntamiento, sino que es realizado por empresas contratadas a través de concurso (se supone), el “montante final” dependerá de la oferta que haya presentado el mejor postor. Por tanto, la partida presupuestaria que se haya dispuesto para este servicio, es incluso probable que, resulte “positiva” para las arcas municipales, al realizarse dicho servicio por menos dinero del que, en principio, se habría calculado.
No sé ustedes que pensarán, pero yo estoy “viendo el negocio”: cobro de cuotas por vivienda o empresa, contratación “a la baja” de dicho servicio, venta de residuos a empresas privadas para su reciclaje = DINERITO a favor, negocio redondo.
Seguramente no debe ser tan fácil como lo he planteado, pero no me importaría que un buen día nuestros ayuntamientos se conviertan en los “armadores” de este buque del reciclado y reciclaje y que nuestras basuras, al menos, permitieran financiar un modelo más eficiente para su tratamiento, aliviando a nuestro planeta de tanto “peso muerto”.
De momento, a título particular, no está de más ir reduciendo ese impacto malévolo desde nuestro mundo individual; siempre podemos “reutilizar” muchas de las cosas que tiramos sin pestañear siquiera: papel, envases plásticos, cartón, bolsas. Yo lo intento y me lo pasó genial “inventando” nuevos usos, sólo es cuestión de querer hacerlo.
Y tú, ¿has probado a intentarlo?
8 comentarios:
Hola María:
Me ha encantado el post. Nunca lo había visto así, pero creo que se podría organizar un negocio tal y como dices. Yo, con el tema del reciclado, tengo muchas dudas, porque aunque separes, las personas que recogen en los pisos tienden a juntar todo, aunque tu lo hayas separado.
Pero, si, seguro que se puede hacer mucho, pero que mucho más.
Un beso
Hola Fernando:
Hay una frase que mi madre usa y que le escuchó decir a una gran mujer que tuvo por vecina que dice así:
"Es más importante saber NO ensuciar, que saber limpiar"
Y yo creo que viene de maravilla para este tema.
Ayer mismo, aluciné al comprobar que los pollos que había comprado mi madre para preparar la comida, venían en unas bandejas de plástico, casi rígido, que podrían servir para cualquier cosa y, en cambio, se supone que irán directos a la basura.
¿Ésto no es de locos? ¿a Dios rogando y con el mazo dando? Tanto hablar, tanta cumbre, tanta sostenibilidad y cada día aumentan los productos envasados, que generan una cantidad ingente de residuos y ¿encima los compramos?.
Nos venden la moto de retirar las bolsas de los comercios para evitar la contaminación y ¿aumentan los envases?.
Estamos locos o ¿qué?.
En fín, comentarte que las susodichas bandejas "porta-pollos" han acabado siendo el recipiente ideal para otros menesteres ¿a la basura?, ni soñarlo sin sacarle mejor provecho.
Un beso.
Hola, María:
de nuevo en marcha, jejeje.
Hay dos cosas que me gustan de ti y que expones en este artículo: la primera es la conciencia social, por la que ya eres conocida. La segunda, que también pertenece a la primera, los ejemplos para aprovechar las cosas sacándoles el máximo partido.
Carlos tiene una excelente maestra en la vida.
un fuerte abrazo.
Hola Germán:
Síiiiii, de nuevo en marcha y espero poder "compatibilizarlo" mejor, ahora que ya han acabado las fiestas y "los regalos".
Gracias por tu comentario que me anima a seguir usando "mi estilo narrativo y cuentístico" para mostrar lo que quiero decir.
En cuanto a lo de ser maestra...ejem, ya sabes que "nadie es profeta en su tierra", pero digo yo que de tanto "predicar" algo bueno llegará a traspasar sus tímpanos, jeje, al menos, para que cuando reconozca el "peligro" se le encienda la lucecita, como nos decía mi madre. Y es que los padres, Germán, debemos ser auténticos predicadores, pero no sólo de palabra, sino de ejemplo, como ya habrás podido comprobar en tu experiencia. Y no es fácil, no siempre, porque también nos equivocamos. En fin, por intentarlo que no quede, no?, jeje.
Un beso.
P.D.: Que bueno que solo haya sido un tema muscular. SAbes? a punto estuve de comprarme un chisme de esos chinos que se mueven con el viento. Tengo dos en casa, pero no chinos, chinos...Tal vez lo compre, ahora que Carlos me regaló un pequeño jardín zen, jaja, no sé si será para que me "relaje" un poco, jajaja.
Hola María:
He alucinado como tú con esto de los embalajes amontonados que en otro tiempo hubiéramos revendido los chavales para sacarnos unos buenos cuartos y que ahora ya ves cómo acaban.
Es verdad también que eso del reciclaje es una milonga o si no lo es, al menos es como un juego de magia porque si buena parte de las cosas que consumidas vienen de China ya me dirás si se molestarán en comprar barcos de pasta de papel reciclado que seguro que les cuesta mucho más dinero que talar bosques chinos. En fin, que esa es una más de las cositas de la globalización aunque en clave más local ya sabemos por Italia el enorme negocio que supone la gestión de residuos.
Coinicido también con Germán en tus dos características, así que venga leña al mono y con esa capacidad didáctica que te caracteriza.
Un abrazo.
Hola Maria..., hablamos de residuos, de basura, de enseres que se supone que ya no sirven. Muchas mañanas, cuando voy a toamrme el segundo café a eso de siete y media de la mañana me cruzo con uno de esos "cartoneros" que recogen papel y carton. Este hombre lo hace con semblante serío, con la mirada atenta y concentrada..., impregnado de una dignidad y diligencia que me estremece, que me hace reflexionar sobre mi mismo y sobre su futuro. imagino que ahora compite contra la inmigracion y contra esos otros que recorren la ciudad con ese camion que nombras. Yo tambien escuché esa noticia y sinceramente, esos hipoteticos 540 euros me suenan demasiado benevolos y fáciles..., de ser así la ciudad estaría repleta de camiones de esos. Otro caso es el cobre, ahí si que hay negocio clandestino y lucrativo.
Es curioso Maria, vivimos unos tiempos en los que incluso te pueden denunciar por tomar basura de un basurero, quizás, antes de multar a estas personas, deberiamos hacer ver a esos ayuntamientos pomposos y carroñeros
que son ellos y sus incompetencias son los que provocan la pobreza y la tremenda desigualdad social que se avecina.
Un saludo Maria..., y a seguir escribiendo y creando princesas Pirbulinas.....
Hola Josep J.:
Pues no te falta razón con lo de que "los embalajes" nos llegan de otros confines, pero sería una medida más que inteligente reciclar a nivel local (me refiero a los países importadores) y utilizar ese material reciclado para la producción interior. Al menos, conseguiríamos no talar nuestros bosques y evitar tener que comprar "barcos extranjeros" llenos de pasta de papel, porque que yo sepa en España también fabricamos cartón y embalajes. Y quien habla de papel, habla de plásticos y otros materiales que se pueden reciclar.
Al igual que comentas en tu artículo de hoy sobre el cambio de modelo de gestión, creo que todos sabemos que hay que cambiar el modo en que generamos residuos, aunque no sepamos exactamente por donde empezar. Será cuestión de aprendizaje y, sobre todo, "apertura de mente" de los que fabrican, venden, compramos y recogen dichos residuos.
Un abrazo.
Hola Pedro:
Ser "cartonero" es tan digno como ser "director". La dignidad no es algo que se logre con el puesto, es una actitud personal y una elección de vida. Como bien sabes, hay "trajes" y corbatas que de dignidad saben tanto como de chino.
No es digno robar o dilinquir, pero si tengo que elegir entre un "ladrón de cartones municipales" y un "ladrón de dinero público", sin duda alguna elijo al cartonero.
Las personas dignas lo son con independencia de los trajes que usen y de la calidad del algodón con el que fueron elaborados.
Como siempre, el refranero español está ahí para resumir en pocas palabras lo que todos pensamos:
"El hábito no hace al monje" o "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda".
Yo ya estoy cansada de las rotondas y de los cambios de bordillos cada año, imagino que tras lo que escribiste sobre las obras en tus aceras estarás de acuerdo conmigo.
Preferiría que se plantearan otras "mejoras" y que entre ellas estuviera la posibilidad de una gestión "inteligente" de los residuos. Y si dicha gestión generara beneficios municipales mucho mejor aún. Y si encima el "cartonero" consigue dejar de ser "ladrón" para convertirse en "empleado del reciclado", entonces ya sería la bomba.
Lo único malo de todo ésto es que se le abran los ojos a los "inteligentes" de siempre y quieran aprovechar el filón para su "disfrute personal". Porque haberlos, haylos... a montones.
Un beso, Pedro.
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