26 de octubre de 2008

Cuando el orgullo se hace nombre: Carlos



Hoy, como desde hace algunos años, he acompañado a mi hijo a una de sus competiciones de kumite de kárate.

Hoy, como todas las demás veces, me ha saltado el estómago mientras él estaba sobre el tatami, atacando o defendiendo.

Hoy, como antes, me he debatido entre verlo a través del visor de la cámara o seguirlo con el ojo.

Hoy, como siempre, he sufrido esos interminables minutos.

Pero hoy, como desde hace 15 años, me he sentido muy orgullosa de ser su madre y de que él sea mi hijo.

Ha ganado su primer puesto, pero lo que más me hace sentirme así es su nobleza.

Ojalá todos los años que la vida me permita estar a su lado pueda sentirme así; agradecida por verlo feliz, logrando sus metas sin salir trasquilado.
Los padres parece que siempre tomamos el papel "del que riñe, del que censura", pero hoy éste es mi reconocimiento "mundial" para mi hijo.
¡Pibito, sigue así! ¡Me tienes contenta!.
Para Carlos...de su madre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Chacha dile al pibito que si invito a un cortado a su mami, no me mire desafiante. Besos y felicidades para el chico. Pedro S.

Anónimo dijo...

Es difícil encontrar tiempo para escribir, es difícil encontrar dentro lo que decir.
Sigues siendo admirable y no has cambiado mucho. Carlos si.
Como alma nocturna que encuentra un camino entre las estrellas, tu deseo de querer y ser querida no merman con el tiempo.
Te animo a que sigas siendo María.

Anónimo dijo...

Que pedazo de madraza y que pedazo de mujer.

Gabriel.

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