16 de noviembre de 2008

Adiós monedero, ¡Hola cartera!


Hace algún tiempo, mi hermana menor, me invitó que la acompañase a un gran centro comercial, de firma reconocida en todo el país, con la intención de comprar una cartera. Le recomendé que podía hacer lo mismo en otro establecimiento y ahorrarse unos euros, pero ella insistió en ir al lugar que había elegido.

Por el camino me fue contando que a lo largo de su vida profesional había tenido que tratar a muchas señoras de “alto standing” y que una cosa siempre llamaba, poderosamente, su atención; todas ellas portaban grandes carteras, repletas de tarjetas de crédito, débito y de distinta índole, cada cual más llamativa, que no dudaban en mostrar cada vez que iban a deleitarse con el pago de sus facturas, aunque el dinero en efectivo escaseara, a simple vista.

Intentaba con todas mis fuerzas centrarme y comprender qué era lo que mi hermana trataba de mostrarme, pero seguía sin encontrar relación entre todas esas mujeres de carteras descomunales y el empeño de mi consanguínea en gastarse una pasta gansa en comprar una de ellas.

Al ver mi cara de jaque, me expuso, de la mejor forma que pudo, lo que estaba pensando:

“ Hermana... he reflexionado al respecto y creo, de verdad, que un cambio de mentalidad abre muchas puertas y, a veces, por simple comodidad las mantenemos cerradas. ¿Has mirado bien lo que cabe en tu monedero? ¿Tu documentación? ¿Una tarjeta de crédito? ¿Monedas? ¿Algún que otro billete? . Prácticamente, nada. Es verdad, parece práctico, pero estoy convencida que un espacio tan reducido no puede “atraer” muchas riquezas. Hoy voy a cambiar mi ridículo monedero por una cartera, grande, bonita, con muchos departamentos que me permitan ordenar y “soñar” otros cambios. Hoy es la cartera, pero mañana será mi forma de ver la vida, porque creo que mantener una idea de abundancia, en todos los aspectos de mi ser, me ayudará a sacar todo el potencial que llevo dentro. La cartera sólo será una llamada de atención diaria para perseverar en mis sueños.”

¡¡¡¡ Caray con mi hermanita!!! Está claro que uno siempre puede aprender, hasta de una hermana menor.

Voy a confesar que ha pasado algún tiempo desde esa visita al centro comercial, pero, de igual manera, aseguro que ella tenía razón; un cambio de pensamientos es el mejor de los impulsos; mirar al mundo de manera positiva, pensar que todo es posible, mantener viva la ilusión y la capacidad de soñar.

En cuanto acabe estas letras, me voy a comprar una cartera... y la llenaré de SUEÑOS.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Este finde no me voy a comprar una cartera, mejor una mochila :-)

Bromas aparte, tienes toda la razón. Un cambio de actitud (a positivo) es una de las fuerzas más poderosas que existen. Detalles como el de la cartera, nos recuerdan constantemente nuestra meta.
No es un tema trivial, porque la mayoría de las veces lo olvidamos.

Luis

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